Parte 2

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11:20 a.m.

Narra Melania

Desperté tarde y me giré de forma pesada sobre la cama mientras buscaba a Frank con mi mano. Abrí un poco mis ojos al no notarle allí y me puse boca arriba para abrir mis ojos por completo y luego observar la hora en mi teléfono móvil. Había también un mensaje de voz.

-"Cielo, he salido a cobrar el cheque. Los chicos vienen conmigo, así que no te preocupes. Por cierto, llegaré para el almuerzo-noté su sonrisa mientras el chico hablaba al otro lado del teléfono-Te quiero, Mel"

Adoraba cuando me llamaba así. Era el diminutivo que él me había puesto con respecto a mi nombre completo, Melania. Me levanté, me di una ducha rápida y bajé a la cocina para encontrarme a la asistenta recogiendo nuestra ropa del día anterior. Era algo común que eso pasara, pero ya me había acostumbrado y no me importaba en absoluto. Además, quería que todos en aquella casa supieran que Frank era solo mío.

-Señorita Voulgaris ¿quiere desayunar?-preguntó la mujer

-Sí, por favor. Café solo y tostada con aguacate

La mujer afirmó con la cabeza y se llevó la ropa antes de ponerse con el desayuno. Miré al exterior de la casa. Hacía un día radiante. La vida nos sonreía a mí y a Frank. Nada podía salirnos mal.

Manhattan. 11:35 a.m

Narra Frank

Salí a primera hora de la mañana para cobrar aquel cheque y dejar el dinero asegurado en mi poder. Conmigo venían Martyn y Jake, mis más fieles guardaespaldas. Al salir del banco en el que guardaban parte de mi dinero, caminé hasta el coche seguido de mis chicos. Martyn no tardó en acercarse a mi más de lo habitual y decirme algo que solo yo pue oír.

-Señor, nos llevan siguiendo unos minutos. ¿Procedemos?

-¿Cuántos nos siguen?

-Al menos seis. Creemos que son hombres de Matteo De Luca

Apreté la mandíbula de forma inconsciente tras oír aquel nombre.

-Veamos que quieren. Subamos al coche y vayamos a un sitio menos concurrido-señalé de forma tranquila

Matteo De Luca. Perteneciente a la mafia de la Camorra. Esos tíos tenían ojos y oídos en todas partes y la única forma de dejarlos sordos y ciegos, era untándolos con dinero y haciendo algunos favores a su causa. Ya no era la primera vez que hacía algún favor a De Luca para que me dejara en paz, principalmente porque Melania no conocía ninguna de estas cosas y mi cometido era que jamás lo hiciese. Si yo caía, jamás la arrastraría conmigo.

Los favores a De Luca no eran favores cualesquiera, no. Eran favores delicados que ponían en riesgo la integridad física del que los cumplía. Era obvio que Matteo hacía eso para guardar el tipo, sin embargo, pagaba muy bien a quienes hacían ese trabajo por él y sabían mantener el pico cerrado. Si Matteo intuía que le delatabas o sospechaba que no completabas el trabajo, el castigo empezaba por una mano rota y podía acabar en la peor muerte imaginable. Todo dependía del grado de traición que él se oliera.

Residencia de Frank

3:20 p.m

Narra Melania

Miré mis redes sociales e incluso leí parte de un libro que empecé hace algunas semanas atrás. Mis ojos fueron de nuevo al reloj sobre la enorme chimenea y empezaba a hacerse más tarde de lo habitual. Esperé a Frank, me prometió estar aquí para comer juntos, pero el tiempo pasaba y él aún no regresaba. El servicio se había retirado hace una hora porque yo se lo indiqué. Saqué el teléfono y llamé a Frank varias veces, pero no hubo respuesta. Había mandado a las chicas del servicio a casa, por lo que ya estaba sola en casa y sin le sensación de estar siendo observada indirectamente. Lancé el móvil a un lado del sofá y me levanté para servirme algo de la comida que nos había dejado preparada la asistenta. Metí el plato en el microondas y me perdí un poco en mis pensamientos. El sonido del aparato tras finalizar el tiempo me trajo de vuelta a la realidad. Tomé unos cubiertos y volví al sofá. Comí un poco y dejé el plato sobre la mesita baja mientras me tumbaba de medio lado y volvía a observar el móvil.

-¿Dónde demonios te metes, Frank?-murmuré para mí misma

Intenté distraerme viendo un poco la televisión, pero lo único que logré fue quedarme dormida.

10:30 p.m

Narra Frank

La reunión con De Luca se alargó mucho más de lo esperado. Me vi obligado a hacerle algunos favores antes de volver a casa, rompiendo mi promesa de pasar la tarde con Mel. Estuve tan ocupado que ni siquiera pude atender sus mensajes ni llamadas. Seguro que estaba preocupada, pero ella entendía que, ciertos días, las cosas no iban como debían.

-Ya sabes cuál es tu trabajo, Frank-señaló el hombre de Matteo

Mis chicos y yo nos alertamos cuando vimos las luces de los coches de policía en la lejanía. Los hombres de Matteo tenían su propio protocolo de seguridad y salieron del sitio por una puerta lateral.

-¡¡Hijos de puta!!-exclamé enfurecido

Mis chicos desenfundaron sus armas y se pusieron rápidamente a la defensiva.

-Señor, llévese el coche, nosotros despistaremos a la policía-indicó Jake

-No. No os pago para eso. Por el amor de dios-dije algo desesperado

-Señor, si no sale ya de aquí le cogerán y la señorita Voulgaris acabará detenida e interrogada. Le sugiero que se vaya, nosotros sabemos cómo actuar-insistió Jake-Nos entrenaron para este tipo de situaciones. Todo irá bien

-¡Mierda!

Salí por la puerta trasera, donde estaba aparcado mi coche junto a dos más de los hombres de De Luca. Subí en el Bentley y varios disparos dieron de lleno en el capó del coche. Al menos seis policías salieron de la nada alzando sus armas. Saqué mi revolver de la guantera y disparé sin apuntar, solo quería asustarlos, pero fue entonces cuando Jake y Martyn dispararon a quemarropa. Mataron a varios policías y entonces lo supe. Debía salir cagando leches y poner a salvo a Melania. Ahora no solo me acusarían de trabajar para una mafia, también del asesinato de varios agentes.

Salí de allí marcha atrás mientras veía morir a mis chicos acribillados a tiros. Sentí una rabia incontrolable y golpeé con fuerza el volante mientras soltaba un grito de pura rabia e impotencia.

Me buscaban porque los hijos de puta de la Camorra me la jugaron. De Luca daba instrucciones, pero jamás se manchaba las manos. Martyn y Jake me dieron tiempo para huir, pero a cambio, se vieron obligados a desafiar a la policía de Nueva York y, a consecuencia, a entregar sus vidas. Hubo disparos, sangre y muertos. Pude huir, pero De Luca pagaría lo que les hizo a mis chicos. Ahora mi prioridad era Melania. Debía llegar a casa lo más rápido posible para hacer algo que llevaba temiendo desde que empecé mis negocios con la Camorra.

Tormenta GriegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora