8:30 p.m.
Narra Danny
Melania parecía afligida tras contarme su historia. Quise comprenderla, pero yo nunca había sentido nada parecido ni de lejos. Mis historias de amor fueron breves y ninguna digna de merecer una historia. Ella tomó su vaso y le dio un trago, esta vez apenas se mojó los labios. Pensé que quizá tomó aquel hábito de beber frente a mí solo para encontrar una forma de poder hablar conmigo de forma relajada.
-Bonita historia. Ya apuntaba maneras desde que os conocisteis-señalé con sarcasmo
La señorita Voulgaris me miró indignada, como si mi comentario estuviese fuera de lugar. Sus ojos brillaron, pude verlo. Pensé que se vendría abajo en cualquier momento, pero de nuevo se mantuvo firme. Era más dura de lo que esperaba.
-¿Es qué no ha escuchado nada?-me recriminó algo ofendida y con la voz temblorosa-Fui yo quién le llevó a ese casino. Yo empecé todo esto. Me habría enamorado de él igualmente, sin importar lo que pasara aquella noche
Defendía a Frank a toda costa. No iba a entregarlo por las buenas.
-Pero nunca se preguntó de dónde había salido él ¿verdad?-pregunté con interés, captando toda la atención de la chica-Un tío le entra en una discoteca, tenéis una racha de suerte y de forma milagrosa ganáis millones en pocos años ¿De verdad todo eso te parece normal?
Supe que mis palabras le hicieron pensar un poco. Lo noté en su expresión y en sus ojos. Tardó varios segundos en analizar mi pregunta. El silencio era el dueño de nuestro entorno ahora mismo.
-Él solo propuso bañarnos en el mar. Nunca quiso que nada de esto pasara-señaló cabizbaja-Si yo no le hubiese insistido para ir a ese casino, él estaría ahora a mi lado y usted no estaría ahí sentado haciéndome preguntas. Puede que esta sea la otra cara de la moneda
-Ninguno de los dos estaría aquí porque esta enorme mansión no existiría
Melania volvió a mirarme con algo de rabia en sus ojos.
-Nos enamoramos y se acabó ¿Qué hay de malo en eso? ¿Es que usted no tiene a quien amargarle la vida?-me recriminó con la voz quebrada pero endurecida
La había enfadado. Empecé justo por el final de mi plan y tenía que tratar de encaminarlo cuanto antes.
-No hay nada de malo. Simplemente yo no creo en esas gilipolleces
-Pues en ese caso, deje de burlarse de mí. Fue usted quien me pidió que le contara mi vida...joder-gruñó ella con rabia
Voulgaris hizo una mueca extraña tras mi comentario, pero era algo normal en ella. Rellené su copa y se la ofrecí de forma amable. Ella me miró un segundo y tomó la copa para luego darle un trago corto. De nuevo la mujer se mantenía pensativa. Parecía estar buscando algo en todos esos años con Frank que ayudara a encajar las piezas de este rompecabezas. Vi como sus manos sujetaban el vaso con menos presión. Se había calmado tras aquel pequeño malentendido.
-Cree que nunca fue sincero conmigo. Es lo que quiere decir ¿verdad?
-Señorita Voulgaris...
-Llámame Melania o Mel, como prefieras, pero deja de dirigirte a mí con tanta formalidad. Me pones de los nervios-señaló ella finalmente
La miré algo sorprendido ante su inesperada petición mientras terminaba mi segunda copa. Yo tenía bastante aguante con el alcohol, pero no sabía hasta qué punto podría aguantar ella. Se hizo el silencio, algo con lo que me costaba lidiar algunas veces. La depuradora de la piscina comenzó a funcionar de la misma forma que lo hicieron la luces, automáticamente. Todo estaba controlado con un temporizador. También se encendieron las luces de varias farolas. Me giré sobre mi asiento de forma disimulada, observando cuántas más cosas hacían su función de forma automática. Escuché como Melania se servía otra copa. Creo que había perdido la cuenta de las que llevaba, aunque las rellenaba como si el alcohol fuese un lujo para ella. Carraspeé para captar de nuevo la atención de la chica.
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Tormenta Griega
Science FictionMelania es una joven que cree tenerlo todo en la vida. Hasta que todo da un giro de 180 grados y lo que era una vida de ensueño se transforma en una aventura donde descubre que la felicidad se encuentra donde menos puedes esperarlo.