20 de julio de 2018.
7:00 p.m. Casa de Melania
Narra Melania
Tuve algunos días para pensar, aunque era exactamente algo que no debía de hacer. Los días y las noches se me hacían eternas sin Frank, pero mantenía la esperanza de que todo saldría bien.
Terminé de ponerme la parte superior del bikini y fui directa al patio trasero, donde se encontraba la piscina. Llevaba una bata de seda doblada en mi antebrazo y la lancé sobre una de las hamacas ante de saltar con decisión al agua. Hice varios largos mientras mi mente divagaba. El capitán Gallagher me aseguró el bienestar de Frank si colaboraba, pero aún no tenía claro si contarle algo sobre ese sitio en el que Frank podía ocultarse.
Llegué a un extremo de la piscina y apoyé mis brazos en el borde para mantenerme a flote mientras mis ojos estaban fijos en las hamacas que había a pocos metros. Me imaginé ahí sentada con Gallagher al igual que la primera vez que entró en mi casa. Pensaba en cómo le sonsacaría información al capitán sin que él sospechara de mí. Todo el mundo tenía un punto débil. El mío era Frank y seguramente aquel poli lo usara contra mí una vez más, pero yo debía ser más lista. Fue el sonido del timbre el que me sacó de mi trance y salí ágilmente del agua para tomar el batín y cubrir mi cuerpo.
7:30 p.m
Narra Danny
Teníamos una semana más para encontrar un rastro que nos llevara a Frank sin que el FBI terminara metiendo las narices en el caso. Mi avance con Melania era lento, demasiado para la presión que me hacía mi superior por recabar datos. Había más agentes en comisaría siguiendo rastros, pero hacer esto era personal y nadie podría hacerlo por mí. Hoy debía dar un segundo paso en firme y seguir asegurando terreno.
Caía la tarde y llegué a la parte delantera de aquella enorme casa para observar la inmensa fachada a través de la luna delantera de mi vehículo. Creo que jamás me acostumbraría a ver semejante casa. Paré el motor de mi Chevrolet y bajé para dirigirme hasta la puerta. Llamé al timbre y me quité las gafas de sol mientras observaba la enorme entrada de piedra blanca.
-Que derroche...-suspiré para mí mismo
La puerta se abrió sin previo aviso. Esperé a alguien del servicio, pero la abrió la propia Melania. Llevaba puesto un sutil batín de seda estampado y estaba empapada. Puede que estuviese disfrutando de un agradable baño en su enorme piscina, con este calor, era lo más sensato. Ella me miró y se hizo a un lado para dejarme pasar. Esperaba más dificultad para acceder a la casa, pero puede que la mujer hubiese pensado en todo lo que le dije hace unos días. Cerró la puerta tras de mí y ella caminó por delante sin decir nada, dirigiéndose al jardín trasero.
Me percaté de la manera en la que caminaba Melania, de forma sugerente pero segura, como si de una modelo de pasarela se tratase. Una sonrisa vino a mis labios mientras la seguía. No podía negar que sabía recibir a la visita, aunque puede que todo esto fuese una estrategia por parte de la mujer para despistarme. No lo iba a conseguir. Yo me detuve cerca de las hamacas, donde charlamos la primera vez, pero ella siguió caminando y se deshizo del batín para dejarlo sobre el borde de la piscina y luego saltar de cabeza al agua. No estaba seguro de esto, pero había dos posibilidades. La primera es que la mujer era más lista de lo que aparentaba y jugaba conmigo, tal y como supuso el comisario Marcus. La segunda, es que fingía no estar preocupada para ver hasta dónde llegaba mi paciencia y sonsacarme más información de la que yo recibía. Fuera como fuese, ella era la clave de todo este asunto. Es algo que tenía muy claro. Ya había lanzado el cebo. Atrapar la presa requería de paciencia y de no tensar demasiado el sedal, eso lograría echar por tierra todo el trabajo.
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Tormenta Griega
Science FictionMelania es una joven que cree tenerlo todo en la vida. Hasta que todo da un giro de 180 grados y lo que era una vida de ensueño se transforma en una aventura donde descubre que la felicidad se encuentra donde menos puedes esperarlo.