Parte 3

3 1 0
                                    


Comisaría 84. 10:30 p.m.

Narra Capitán Gallagher

Pensé que la noche acabaría tranquila, como cualquier otra noche en la comisaría. Terminaba de revisar un caso cuando pude escuchar algo por la radio principal de la comisaria. No pude entender lo que decían, ya que esa radio estaba al otro lado de la puerta de mi despacho.

-Tenemos un código 10-00. Varios agentes caídos. Solicito refuerzos y varias ambulancias

Me levanté de mi sillón cuando vi a toda mi comisaría en revolución. Salí de mi despacho y me dirigí hacia el sargento Lance.

-¿Qué está pasando?-pregunté sin poder ocultar mi curiosidad

-Disparos, capitán. Hay varios agentes heridos y nos notifican que también hay muertos. Nos disponemos a enviar refuerzos

-¡¡Bentley Mulsanne negro con matrícula BGY-3891!! Lo seguimos, pero el cabrón es rápido. Lo perdemos-señalaron de nuevo por radio

El sargento no tardó en volver a su silla y tecleó aquella matrícula en su ordenador. Apenas tardó unos pocos segundos en identificar al conductor.

-Es Frank Sala, capitán-señaló Lance

-Hijo de la gran puta, por fin te tenemos-indiqué con seriedad-Quiero a varias patrullas conmigo. Vamos a hacerle una visita a ese desgraciado

Fui de nuevo a mi despacho y me atavié con un chaleco antibalas y con mi pistola reglamentaria. Ya no era la primera vez que me cruzaba con Sala. La única diferencia es que, esta vez, no iba a dejarlo escapar. Mis chicos y yo salimos de la comisaría y no tardamos en trasladar cuatro coches patrulla hasta la casa de Sala. Íbamos bien armados y protegidos. Si les habían disparado a varios policías, nadie nos aseguraba que no nos disparara a nosotros cuando nos viera aparecer frente a las puertas de su casa.


Residencia de Frank. 11:02 p.m

Narra Melania

Me despertó el sonido de un coche entrando con rapidez a la parte delantera de la casa. El sonido del motor del Bentley era inconfundible. Había caído la noche y los faros alumbraban el interior de la casa a través de las enormes cristaleras. La puerta se abrió de forma brusca y eso me hizo incorporarme mientras el corazón me iba a mil.

-¡Frank!-exclamé sobresaltada

-Cielo, ven conmigo-tomó mi mano y me obligó a seguirlo hasta la segunda planta, donde se encontraba el dormitorio

-Frank ¿Qué estás haciendo? ¿Qué pasa?-inquirí sin dejar de seguirlo a toda prisa

Subí las escaleras casi tropezando con mis propios pies. No podía negar que estaba asustada ante la actuación tan inusual de Frank. Llegamos al dormitorio y Frank soltó mi mano para seguir con recorriendo la habitación de forma casi frenética. Lo seguí con la mirada sin entender qué pasaba. Él iba de un lado a otro, buscando algo. Abrió uno de los cajones de la cómoda y sacó unas esposas, pero estaba claro que no las usaría para lo que solíamos usarlas habitualmente.

-¿Qué estás haciendo?-pregunté algo asustada-¿Dónde están Martyn y Jake?

Frank respondió sin tan siquiera mirarme, pero solo respondió a una parte de mi pregunta.

-Lo que hago es protegerte

Miré confusa y asustada a Frank, sin poder evitar seguirlo con la mirada.

-¿De qué, Frank?-insistí, llorando de pura impotencia-Me estás asustando, por el amor de dios

Él hizo un breve paréntesis en su acelerada labor para mirarme durante un instante. Aquella mirada solo me causó más confusión de la que ya albergaba.

Tormenta GriegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora