12:30
Narra Melania
Alguien se acercó a paso ligero por el largo pasillo y prendió las luces de la habitación sin titubeos. De nuevo agaché la cabeza y apretaba mis párpados para tratar de adaptarme al brillo de la estancia. Tras unos segundos, ladeé la cabeza para observar al tipo que había llegado como un huracán.
-Pero qué...-señaló el que parecía ser el capitán de la brigada
El tipo al mando era alto y corpulento. Algo más de metro ochenta del altura, hombros anchos y brazos fuertes. La piel de su cara, ligeramente bronceada, estaba parcialmente cubierta con una barba negra espesa y tupida. Bien recortada. Su pelo era frondoso y tan oscuro como una noche sin luna. Aquellas cejas oscuras y gruesas, inexpresivas ahora, le daban un aspecto aún más rudo a todo su rostro. De los hombros de su camisa colgaban los galardones típicos de un capitán. Por como venía ataviado, supe que había salido a toda prisa de la comisaría cuando sus hombres se dirigían aquí. No sabía con exactitud que había hecho Frank, pero que el mismo capitán de la policía estuviese aquí ya era razón de peso para temer.
-Está esposada al radiador, capitán. Está herida y parece que le han dado un buen golpe
Agaché de nuevo la cabeza, evitando el contacto visual. El capitán de la policía se acercó a mí y se acuclilló justo delante de mí para luego sujetar mi mentón con firmeza y obligarme a mirarlo a la cara. Los ojos verdes de aquel tío me observaron con detenimiento. Noté como su atención iba a la sangre que brotaba de la brecha de mi ceja. Sus dedos se mancharon con dicha sangre al tocar la herida de forma deliberada, pero eso no le hizo soltarme. Su mirada fue al radiador y observó el lugar que usé para golpearme.
-Debió empujarla y se golpeó con el radiador, la sangre está demasiado fresca-señaló el capitán, muy avispado
-Es Melania Voulgaris, capitán. La mujer de Frank Sala
-Sé perfectamente quien es. Puede que ya tengamos todo lo que necesitamos-señaló el capitán-Si la chica está aquí es porque él se ha ido dejando atrás el lastre
Todos en la ciudad me reconocían al verme. No sabía si sentirme alagada o asustada.
-¿La llevo a uno de los coches?-preguntó el joven policía
-No. Llama a una ambulancia, la herida es reciente y necesita atención médica-ordenó el capitán-La quiero en la sala de interrogatorios a primera hora de la mañana. Vamos a hacerle varias preguntas a la señorita Voulgaris cuando haya descansado un poco
El tipo me miró algunos segundos más y me soltó, pero cuando pensé que por fin me dejaría en paz, sujetó mi mano con firmeza y colocó mi dedo pulgar sobre la pantalla de mi teléfono, haciendo que este se desbloqueara al instante.
-Gracias por su colaboración-se burló el capitán
Miré perpleja a aquel tipo, pero no dije nada. En ese móvil no había nada que pudiera desvelar la ubicación de Frank, lo único que podría encontrar eran mensajes no aptos para todos los gustos. Pensé en Frank y si él estaría ahora a salvo. No sé qué cosas harían conmigo para hacerme hablar, pero desconocía verdaderamente por qué Frank había huido de esa forma al igual que desconocía porqué todos estos polis registraban mi casa.
16 de julio de 2019
9:30 de la mañana. Comisaría de policía
Narra Melania
Habían curado mi brecha en la ceja y me sedaron para hacerme dormir casi toda la noche porque mis nervios no me dejaban centrarme en lo que pasaba. No solo querían curarme, también tenerme descansada para estar lúcida. No voy a negar que forcejeé con médicos y enfermeros por igual. Yo no debería estar allí. Hicieron falta cuatro personas para lograr suministrarme el fármaco que me dejó dormida en segundos. No soñé nada. Supongo que porque no había nada que soñar en una situación como esta.

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Tormenta Griega
Ficção CientíficaMelania es una joven que cree tenerlo todo en la vida. Hasta que todo da un giro de 180 grados y lo que era una vida de ensueño se transforma en una aventura donde descubre que la felicidad se encuentra donde menos puedes esperarlo.