LIMERENCIA - yoonmin

Capítulo 7.00

—Y entonces estaba pensando en que podríamos hacer una exposición de la primera guerra mundial —decía Jungkook junto al adorable Jimin que marchaba en silencio junto a él—. Podemos hablar de la masacre del 15 de Abril, el "Chemin de Dames". ¿Te parece?

Jimin asintió con una pequeña sonrisa. Jungkook se la devolvió con un sonrojo y al instante apartó la mirada mordiendo su labio con vergüenza.

¿Por qué cada vez era más difícil ocultar lo que sentía por su mejor amigo?

—Bueno —contestó finalmente deteniéndose en la puerta frente a ellos—. Tenemos la casa sola, ¿Quieres pedir algo de comer? No sé si mi mamá cocinó.

Jimin volvió a asentir con una sonrisa adorable. Ambos entraron a la casa y dejaron sus mochilas en la sala y se sentaron frente a frente en el gran tapete.

—Puedo pedir sushi —Jungkook sacó su teléfono—. ¿Quieres?

Jimin asintió de nuevo y ocultó sus manitas debajo de sus piernas mientras observaba el entorno.

—¿Llegaste Jungkook? —preguntó una voz ajena.

—¿Yoongi? —preguntó Jungkook levantando la mirada. Jimin dio un pequeño brinco y sus mejillas se tiñeron de rojo. Rápidamente volteó su cabeza observando al mayor de los Jeon avanzando por el pasillo hacia ellos.

Volvió rápidamente la vista al frente con las mejillas rojas.

—Creí que no estabas —dijo Jungkook.

—Mamá me pidió cuidarlos —El mayor se colocó detrás de Jimin y le mantuvo fija la vista.

El chico tímido lentamente fue volteando hasta quedar cara a cara frente a él. Su ceño se fue frunciendo poco a poco al ver un rasguño en su labio que iba hasta su barbilla. Una línea rojiza bastante visible que, cuando el mayor se percató que el menor lo observaba, rápidamente la tapó y avanzó hacia Jungkook entrando a la cocina.

Jimin lo siguió con la mirada con el ceño más fruncido.
—¿Tienes dinero? —preguntó Yoongi.

—Voy por él. —Jungkook se levantó del tapete—. Espera aquí Jimin.

El menor de los hermanos corrió escaleras arriba dejando a su hermano mayor y a su mejor amigo solos en aquella sala. Jimin regresó la mirada a Yoongi quien ya lo observaba fijamente, sus oscuros ojos muy clavados en él.

—¿Cómo se hizo eso, hyung? —preguntó Jimin desde el suelo.

—¿Esto? —Yoongi señaló su barbilla—. Fue en una pelea hace unos días. Nada grave.

Quizás solo era una extraña coincidencia. Jimin asintió y volvió la vista al tapete hasta escuchar unos pasos cerca de él. Levantó nuevamente la vista viendo a Yoongi junto a él y con una mirada... tétrica.

—¿Yoongi hyung? —preguntó con voz ahogada—. ¿Q-qué pasa?

—¿Estás recibiendo notas de alguien? —preguntó gélido. Jimin pestañeó repetidas veces.

—N-no... ¿p-por qué lo dice? —mintió el menor.

—Jungkook me contó. —Se cruzó de brazos—. No dudes en decirme si necesitas ayuda un día o un lugar donde dormir si no te sientes seguro en tu casa.

Las mejillas de Jimin se tiñeron de rojo. Jungkook bajó las escaleras pero se detuvo en el pasillo al ver a su hermano y a su mejor amigo tan cerca. Retrocedió un poco y se escondió detrás de la pared observando un poco con una sombría mirada.

—G-gracias Yoongi-hyung... —susurró apenado el otro—. N-no dudaré en llamarle si eso pasa.

—Bien. —El nombrado esbozó una gatuna sonrisa—. ¿Y Jimin?

—¿S-sí?

—¿Te gusta mi hermano? —preguntó ladeando la cabeza.

—¿Jungkook? —Jungkook sintió su latir más rápido y pesado, un nudo en su garganta impidiéndole respirar bien. Jimin se mantuvo callado unos segundos antes de comenzar a reír—. ¿Qué cosas dice hyung? —preguntó Jimin con un sonrojo—. Jungkook es mi mejor amigo, un hermano para mí. No me gusta, ¡No! ¡Nunca! —rió un poco más—. ¿De dónde saca tales barbaridades?

Los ojos de Jungkook se habían empapado en lágrimas.

—Simple curiosidad supongo. —Yoongi sonrió un poco—. ¿Amas a alguien?

—M-me gusta alguien hyung, pero no es Jungkook. No le diré. —Jimin negó con la cabeza—. Aunque me insista.

—No te preocupes. —Yoongi sonrió de nuevo—. Suerte con su exposición. Estaré arriba, por cualquier cosa.

Jimin asintió y regresó la vista al tapete. Yoongi avanzó al pasillo y se detuvo en las escaleras observando a su hermano menor pegado en la pared mordiendo su mano en un fallido intento de callar sus sollozos. El menor observó a su hermano con lágrimas y el cuerpo temblando.

—Si te sirve algo, Jungkook —comenzó con una cruel sonrisa el mayor—. No serás el único con el corazón roto hoy día.

Soltó una carcajada sombría y subió las escaleras dejándolo solo.

Algo lejos de allí, un chico se encontraba sentado en la banca del parque con unas margaritas y chocolate amargo a la mano, observando de izquierda a derecha con los labios apretados y su garganta cerrada.

Ya eran las cuatro de la tarde. Jung Hoseok comprendió entonces que Jimin no llegaría.