~ Capítulo 4 ~

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Te estás tomando tu tiempo antes de volver a la escena del crimen. Sabes perfectamente dónde tienes el desmaquillante, lo que no sabes es cómo encarar a quien te espera en el salón después de llenar tu taza de cosas embarazosas a decir en una hora.

- ¿Necesitas ayuda? - le escuchas preocuparse desde allí

- ¡Perdona, acabo de encontrarlo!

"Está bien, ¡puedes con esto!" te dices a ti misma en el tono de voz más bajo posible.

Cuando llegas donde está él, no sabes ni qué hacer. Porque te recibe con la sonrisa más radiante y a la vez más tímida que jamás te ha dirigido.

Ni siquiera eres capaz de mantener su mirada, y lo más cerca que logras estar de él es a un metro.

- Se que esto es triste pero, vengo a ponerle fin a mi magia - 

De repente, se levanta un poco. Lo justo para acercarse a ti y poder alcanzar tu muñeca izquierda y tirar de ti hacia él.

Piensas que has tropezado y que podrías haberle hecho daño de alguna manera, pero te encuentras perfectamente sentada. Su mano derecha en tu muñeca izquierda, y su otra mano sujetando tu cintura mientras estás literalmente sobre él, con tus rodillas a ambos lados de sus muslos... frente a él.

No, esto no ha sido accidental. Ha tirado de ti y no tienes por qué engañarte con cualquier otra excusa. Todavía sigues mirándole a los ojos, esperando que algo llegue, o escucharle decir lo que sea, pero lo que recibes es esa maldita y preciosa sonrisa suya.

- Esta es mi primera vez limpiando un rostro en esta posición - decides seguir el juego

- Eso es un placer para mi entonces, y me hace muy feliz - dice sin cambiar la sonrisa

Por suerte, tenías el producto y un par de algodones en tu mano derecha bien sujetos cuando caíste sobre él. Procedes entonces a limpiar la sombra de ojos que pusiste sobre él hace tan solo unos minutos, y no sin arrepentirte, porque le sentaba realmente bien...

Te lo tomas con calma, porque nunca antes habías hecho esto con él... en un ambiente tan íntimo. Después de dejar tus cosas una vez terminas con la tarea, no te puedes resistir a aprovechar este momento para recorrer con tus dedos las zonas en las que tiene pecas, que quizá no sean tan visibles como las de su 'hermano' australiano, pero ahí están... y son absurdamente preciosas.

- De verdad que tienes pecas aquí... - sus ojos siguen cerrados, confiando en ti y en tu caricia

- Ajá... pequeñas, y solo visibles para unos pocos

Estás tan absorbida por la situación, que cuando abre sus ojos de golpe ya no te retraes. Esto está pasando de verdad, estás sentada sobre él porque así lo ha querido, así que con confianza, no dudas en deslizar tus dedos hacia abajo hasta llegar a sus labios. Esos preciosos labios en los que no has podido parar de pensar en las últimas horas tras ese encuentro en el backstage, y que ahora vuelves a tener frente a ti.

- ¿Aún recuerdan...? - es como si te lo estuvieses preguntando a ti misma pero a la vez, lo dices en voz alta mirándole a los ojos esperando una respuesta afirmativa

- Lo hacen - ríe, lo que me alegra - Y además tienen algo que añadir -

Sus dos manos están hora en tu cintura. O algo así, porque tu terrible decisión de haberte puesto una sudadera tan amplia justo hoy te está cortando de sentir lo que necesitas sentir en este instante. Pero hay algo más importante ahora mismo tal como muestras en un gesto expectante.

- Solo quieren recordarte A TI. A nadie más - 

No, no está mintiendo. De verdad que no. Y no es solo porque confías en él, sino porque confías en tu instinto y sabes que todas tus inseguridades pasadas respecto a tus interacciones con él no eran más que un mecanismo de autodefensa, por si acaso...

- Escucha,... no soy bueno en esto porque es bastante nuevo para mi, pero algo se activó en mi cuando llegaste a la empresa. No se cuándo pasó exactamente pero de repente, me di cuenta que no dejaba de mirarte, de escucharte hablar con otros mientras deseaba ser uno de ellos porque parecías llevar aquí desde siempre con todo el mundo.

He visto lo directa que eres, y tus ganas de aprender más y ser mejor aquí. Me pareces admirable... - se toma una pausa echando una leve risa hacia sí mismo antes de continuar - Incluso los chicos han notado cómo me estoy comportando últimamente - Sus orejas están apunto de echar vapor.

De todos los escenarios que podrías imaginar, no había lugar para tan completo y bien explicado discurso de Bang Cristopher Chan sobre sus sentimientos hacia ti.

- Por favor para... - dices suplicante

- Oh no, no me digas que la he vuelto a liar...

- Para, porque esto está siendo demasiado para mi en plan, yo soy quien debería estar diciéndote a ti cuánto te admiro. Cuánto quería trabajar contigo. Cuánto quería conocer a Cristopher y no solo a 'Bang Chan',... Yo ya estaba viviendo un sueño habiendo conseguido este sueño y ahora... aquí estoy, con la peor ropa posible en todo el mundo, escuchando una confesión del hombre más perfecto que jamás haya conocido. Es mucho para manejar ahora mismo, ¿sabes? - ya no aguanta más y suelta una carcajada ante semejante giro argumental en tu razonamiento

- ¿Ves? También he visto este sentido del humor tuyo un montón de veces y no puedes imaginar cuánto lo adoro...

Al mismo tiempo que están erojeciendo hasta el último de tus poros, se acerca a ti más que nunca, apretando su agarre en tu espalda con una de sus manos mientras la otra sigue donde estaba.

Tu mano derecha no ha dejado su rostro en todo este rato, como si necesitases tocarlo para asegurar que todo esto está siendo real. Y tu mano izquierda, reposa en la curva de su cuello y clavícula...

Al sentir sus labios sobre los tuyos de nuevo no puedes sentir más gozo que nunca. Esto es algo nuevo, muy diferente a lo que ambos sentísteis esta tarde.

Sus labios son lo más delicioso que nunca hayas probado no solo porque sean gruesos, sino porque REALMENTE sabe cómo usarlos.

Te besa suave, a un ritmo lento girando de un lado a otro, y derritiéndote cuando sientes su sonrisa sobre tus labios entre pequeños besos.

This is my Kingdom come (en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora