TRES

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A veces el trabajo era un completa pesadilla. Rouge había confirmado aquello diversas ocasiones, pero en ese momento se encontraba contando los tragos que había ingerido la noche anterior en busca de contradecir a Knuckles quien insistía en que no tendría fuerzas para levantarse de la cama por la mañana y faltaría al trabajo. Tal vez debió hacerle caso.
Recordaba vagamente al grupo de amigos y unos cuantos bailes y comentarios ridículos, lo normal.

Además, ¿Quién no tomaría uno que otro trago en una fiesta?

Se encontraba caminando tranquilamente por los pasillos de las instalaciones de G.U.N, orgullosa de haber ocultado las ojeras bajo sus ojos con algo de maquillaje.
Su jefe le había pedido sus últimos reportes de la semana, así que le tocaba acudir a la oficina y esperar un rato, momento que siempre se le hacía eterno. Estresante.

Una vez se encontró frente a la puerta se inclino para tocar, aunque antes de tener contacto con esta, se abrió dejando ver a alguien de quien no había sabido desde hace ya unas semanas.

Rouge sonrió en grande. —Shadow.

El erizo azabache tenía una expresión agotada, las ojeras bajo sus ojos más que evidentes, con pintas de no haber dormido en días. Le brindo un cansado asentimiento de cabeza y se hizo a un lado para dejarla ingresar a la oficina, Rouge ladeo la cabeza.

—Cariño, te ves terrible. No has descansado.

—La última misión fue muy larga, no tuve tiempo.

—Deberías preocuparte más por tu salud. A propósito, ¿Qué estas haciendo aquí? No sabía que volverías.

—Es temporal, estaré una semana por aquí y me iré otra vez.

Rouge suspiro y lo miró con pena.

Obviamente Shadow no quería irse, había estado moviéndose de un lado a otro sin descanso durante más de un año debido a las misiones duras impuestas por el jefe, pero aquello no pasaría de no ser por su culpa.
Shadow era quien solicitaba las misiones lejos, obviamente con la idea de no ver a nadie de la ciudad tan seguido, o más bien nunca. Aún no comprendía del todo su actitud con respecto al tema.

Si tanto decía no importarle verlo, ¿Qué necesidad había de huir así?
De cortar comunicación incluso con ella con tal de no saber nada de su círculo.

Shadow no estaba bien, incluso después de tantos años se le notaba igual de miserable, como si la noche lluviosa en la que lo encontró en su puerta con los guantes manchados de sangre y llorando a punto de morirse de una hipotermia estuviera frente a sus ojos de nuevo. Como si la herida siguiera abierta, lejos de cicatrizar.

—De acuerdo. — dijo, en medio de un suspiro —Voy a entregar esto al jefe, ¿estarás en la oficina?

—Sí, nos vemos. —y con la misma con la que dijo aquello siguió su camino por el pasillo por el que ella venia; una mueca de tristeza surco sus labios.

Estaba feliz de verlo después de mucho tiempo, pero, ¿así?

Su jefe hablo con ella lo de siempre con respecto a sus reportes y toco el tema de Shadow, informando que compartirían oficina toda esa semana como siempre; extrañamente le hizo saber el estado tan demacrado con el que llegó, casi como diciéndole que buscará que descansará. Llevaba una expresión más seria que de costumbre.

Papá, ¿Quién es Shadow? [Shadonic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora