Eleven

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– ¿Por qué no puedes besarme, Yoohyeon? – cuestionó Chaeyoung con un nudo en su garganta

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– ¿Por qué no puedes besarme, Yoohyeon? – cuestionó Chaeyoung con un nudo en su garganta

La pelinegra abrió los ojos, sorprendida por la repentina pregunta; no habían hablado del tema desde aquella vez en donde terminaron abrazadas y con sus corazones muy acelerados.

– Ya te lo dije, Chaeyoung – respondió Mina, tomando una profunda
respiración – No puedo.

Chaeyoung negó con la cabeza, levantándose de su cama para cerrar la puerta. A pesar de que quería gritar con todas sus fuerzas, tenía que susurrar, porque nadie, especialmente su madre, debía enterarse que habla con su ángel. Incluso sonaba ridículo. Si alguien descubría su pequeño secreto la iban a tratar de loca.

– ¡Esa no es una respuesta! – exclamó la humana, dolida – ¿Qué es eso que hace que no podamos estar juntas cuando sabes que es todo lo que ambas queremos?

La mayor agitó su cabeza y una mueca de impotencia creció en su rostro. Sentía que le dolía físicamente la tristeza de su pequeña, pero, por más que quisiera, no podía hacer nada.

– Es complicado.

Intentó alcanzar a Chaeyoung, pero ella corrió su cuerpo para evitar ser tocada. Era notable lo herida que estaba, y esa fue la peor imagen que Mina hubiera visto en toda su vida.

– Por favor, entiéndeme, no puedo decírtelo – pidió, casi suplicando.

Chaeyoung suspiró, parpadeando con rapidez para que no se escapara ninguna de las lágrimas que le picaban los ojos.

– Puedes – dijo la rubia. Su voz se cortaba y sus manos temblaban del coraje ante la situación – Simplemente no quieres decirlo – escupió con rabia, mientras fruncía el entrecejo.

Mina sopesó sus opciones; podía contar la verdad y ser castigada de la peor forma posible, o podía callar y perder para siempre el amor de Chaeyoungy, siendo honesta consigo misma, lo último le parecía mil veces más horrible

– Está bien – asintió la ángel, sentándose en la cama en el medio de la habitación. Palmeó a su lado, invitando a su pequeña que la acompañara – Te voy a decir.

 Palmeó a su lado, invitando a su pequeña que la acompañara – Te voy a decir

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Pain || MiChaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora