Fourteen

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Mina jamás había estado tan aterrada en su vida

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Mina jamás había estado tan aterrada en su vida. Había aparecido en una habitación oscura, de aspecto sucio y sin ninguna salida visible. A los pocos segundos de estar ahí, la encadenaron sin ningún cuidado, lastimándola.

Los ángeles presentes en la habitación se veían molestos, quizás hasta decepcionados. Ella también estaba molesta, pero era por no poder estar más tiempo con Chaeyoung.

Diecisiete años. Sólo diecisiete años pudo estar al lado del amor de su vida, y por solo un año pudo experimentar de primera mano lo que era estar enamorada.

Era injusto.

Se encontraba encogida contra la fría pared, con su cabello negro cayendo sobre su cara sin orden alguno. Entrecerró los ojos cuando un fuerte destello alumbró el cuarto.

Otro ángel estaba ahí. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver las pesadas cadenas de plata en las manos del ángel, y se intentó encoger aún más en su lugar.

Le iban a quitar sus alas.

– No, por favor – rogó. Su garganta se sentía seca y le dolía un poco hablar – No hice nada malo.

El otro ángel sonrió de forma dulce, pero sus ojos eran muy intimidantes.

– Sabes lo que hiciste – recriminó – No sólo creaste una relación con una mortal, sino que también le contaste secretos que jamas debería haber sabido sobre el cielo – respondió el hombre – Te ganaste esto a pulso.

Dejó salir un sollozo cuando los ángeles que la encadenaron la tomaron de los brazos. Intentó forcejear, pero era inútil; ellos eran mucho más fuertes.

Mina lloraba desolada, incapaz de aceptar su destino. ¿Por qué la castigaban de aquella manera por algo que no estaba mal?

Dejó salir un grito de puro dolor cuando las cadenas de plata fueron colgadas en la base de sus alas. Las apretaron, cortando irremediablemente la piel sensible.

Sentía que moría.

Quiso desmayarse cuando escucho un fuerte ruido de cosas cayendo frente a ella, y su vista se nubló al darse cuenta de que habían lanzado sus alas.

Sin ellas no podría volver a entrar al cielo, ahora era un ángel caído, la deshonra de los ángeles; es como si fuese una criminal.

No sabía qué era lo que seguía, porque no hay registros de lo que sucede con los ángeles caídos. ¿La iban a matar? ¿Iba a ser lanzada al infierno? ¿Se quedaría encerrada en aquella oscura habitación de por vida?

No pudo soportar el dolor en todo su cuerpo y, sin poder evitarlo, se desplomó al suelo.

No pudo soportar el dolor en todo su cuerpo y, sin poder evitarlo, se desplomó al suelo

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Pain || MiChaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora