Pain || MiChaeng

Last

Chaeyoung despertó confundida. Tenía un gran dolor de cabeza y pecho, además de que tenía rastros de lágrimas en su rostro. No entendía por qué estaba así, no recordaba haber peleado con Dahyun el día anterior.

Sin darle mucha importancia, se alistó para la escuela. Ese día iba a entregar un largo ensayo de historia sobre la guerra entre Corea del Sur y Corea del Norte.

Su madre y padre la saludaron en el comedor, desayunó waffles con miel y un vaso de leche. Todo era como siempre, pero, ¿por qué sentía que había hecho algo mal?

Al estar en la escuela, no pudo concentrarse en nada; su cabeza era un lío y se sentía algo triste sin ninguna razón aparente. Por eso, mientras caminaba en los pasillos, no prestó atención, logrando tropezar con una chica de cabello negro y algo corto.

– ¡Oh, diablos! ¡Lo siento mucho! – se disculpó Chaeyoung de inmediato, ayudando a la chica a levantarse.

Cuando cruzaron miradas la pesadez en su pecho dejó de ser tan insoportable, y se dedicó a observar las facciones ajenas, notando una enorme sonrisa y mejillas rojas.

– ¡No pasa nada! – exclamó la chica con una sonrisa nerviosa.

Chaeyoung le respondió la sonrisa, dándose cuenta de que aún la tenía agarrada de las manos. Se separó, con su cara tiñéndose de un rojo brillante.

– Soy Chaeyoung, pero mis amigos me llaman "Chaeng" o "Chae" – se presentó la rubia, ofreciéndole su mano derecha de nuevo.

La pelinegra estrechó su mano, haciendo una leve reverencia.

– Me llamo Mina, y la verdad es que yo no tengo apodos – sonrió con timidez. Y Chaeyoung deseaba ver esa sonrisa por el resto de su vida.

– Muy bien – la menor sostuvo la mano de la chica, sin ánimos de querer soltarla nunca más – Desde ahora te llamaré Minari.

Quizás Mina había dejado de ser un ángel, pero el cielo le había otorgado una segunda oportunidad de poder cuidar a Chaeyoung como se debía. Quizás sus alas habían sido cortadas y era un ángel caído, pero ahora podía estar junto al amor de su vida y poder amarla como siempre deseó hacerlo. Partiendo desde cero, iba a ser difícil, no se recordaban en lo absoluto, pero ambas sentían una conexión inexplicable, porque algo estaba claro y es que...

Las almas gemelas, debían que estar juntas.

FIN.