Thirteen

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– No debería estar diciéndote esto, pero probablemente vaya a pasar por el mismo destino de todos esos ángeles – dijo Mina luego de un momento de silencio

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– No debería estar diciéndote esto, pero probablemente vaya a pasar por el mismo destino de todos esos ángeles – dijo Mina luego de un momento de silencio.

Odiaba la mueca de tristeza en los bonitos ojos de Chaeyoung, detestaba que sus palabras fueran las causantes de las lágrimas ajenas, y no podía soportar la presión en su pecho al imaginar un mundo sin ella. Quizás debería hacerse la idea de que no volvería a verla nunca, porque si de algo estaba segura, era de que la iban a castigar, le quitarían sus alas, la desterrarían y no volvería a ver a su Chaeyoung.

– ¡No! – exclamó la rubia con un tono agitado – ¡No te pueden
hacer eso! – Mina sólo se encogió de hombros, negando lentamente con su cabeza.

– No puedo hacer nada para evitarlo – murmuró.

Chaeyoung negó rápidamente. Con lágrimas en los ojos, se inclinó de manera brusca hacia su ángel, juntando sus labios en un beso triste, desolado y asustado.

– No me puedes dejar sola, ¿qué voy a hacer sin ti? – lloriqueó la humana, acunando el rostro de Mina entre sus manos – Te necesito conmigo.

Mina intentó limpiar las lágrimas que corrían sin parar por las mejillas de Chaeyoung, todo sin lograr que las mismas dejaran de caer.

– Te amo, Chaeyoung – pronunció Mina con el corazón acelerado.

Había soñado decirle esas palabras a su humana desde hace bastante tiempo, y hubiera deseado que fuera en mejores circunstancias, pero tenía que decírselo, porque sería su última oportunidad antes de irse para siempre.

– Siempre te he amado y siempre lo haré. Por favor no lo olvides nunca.

Ahora ambas eran un mar de lágrimas. Mina volvió a besarla, pero esta vez se encargó de que fuera un beso suave, porque quería trasmitirle todo su amor a través de ese gesto; quería que supiera que ella era su vida entera y, que sin importar nada, estaba feliz de haber sido su ángel de la guarda.

– Yo también te amo – contestó Chaeyoung en un susurro al separarse para tomar aire – Por favor, no te vayas. Te amo demasiado – imploró.

Mina dejó un último beso en las mejillas sonrojadas de la rubia, quien de la nada se sintió con muchas ganas de dormir. Cerró sus ojos, con la nariz enterrada en el cuello de la chica, dejando que todo se pusiera negro a su alrededor, cayendo en un sueño profundo.

Todo sin notar que la ángel a su lado se desvanecía.

Todo sin notar que la ángel a su lado se desvanecía

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Pain || MiChaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora