Me senté en el coche sin subir a la oficina y conté hasta diez. Al menos veinte veces. No estaba funcionando. Yo sabía que si entraba en el edificio iba a ir directamente a la oficina de Carter Mahome. Sabía que iba a interrumpir lo que estuviera haciendo y exigir algunas respuestas.
Sabía que iba a romper toda regla tácita sobre cómo una joven miembro de un bufete de abogados debe tratar a uno de los socios principales.
-"¡Maldita sea!"- Mi puño golpeó el volante, y al instante lamente el haberlo hecho. -"Ouch".- Me froté la mano, sintiendo lástima por mí misma.
¿Por qué de repente las cosas tienen que ponerse tan difíciles? Hasta ahora todo había ido muy bien. Mi mundo había comenzado a centrarse en mi casa y en mi vida personal. Era capaz de dejar el trabajo detrás de mí, en la oficina, cuando acababa la jornada. Ahora estaba en un dilema.
Todo en este caso parecía poco ético. Yo estaba involucrada por razones equivocadas, y mi estómago estaba revuelto.
Puse la llave en el encendido y arranque el motor.
No estaba dispuesta a subir las escaleras y hacer el ridículo explotando a la vista de todos. Yo no le daría esa satisfacción a Carter Mahome. Me imagino que encontraría una solución a mi dilema. De alguna manera tenía que creer que sería capaz de hacer las cosas bien.
Fui a Cambridge. No pensé el porqué o cómo, solo conduje hasta allí.
El vecindario de Secretos del Pasado parecía tranquilo, y no tuve ningún problema en encontrar una plaza de aparcamiento justo delante de la tienda.
Sin pensarlo, abrí la puerta del coche y giré mis pies hacía la acera, caminando a paso rápido hacia la puerta de entrada. Agarré el pomo de la puerta y tiré, sorprendiéndome cuando la puerta no se movió.
Dando un paso hacia atrás, mis ojos se fijaron en el cartel de CERRADO a la ventana. Fruncí el ceño, leí los horarios de venta al público de la tienda y lance un juramento en voz baja. Cerraba los domingos y los lunes.
Ahora, ¿qué hacía ? No es que tuviera planes. Pero quería ver a Camila. Estando lamentándome no escuché el chasquido de la cerradura abriéndose ni vi como Camila abría la puerta. Al momento estaba de pie en la puerta, invitándome a pasar al interior. Tenía el pelo suelto una cascada de cabello castaño ondulado caía hasta sus hombros.
Giró sobre sus talones, haciéndome señas para que la siguiera.
Entré, y ella ya estaba detrás del mostrador, hojeando un folleto y mirándolo distraída. Ninguna de nosotras siquiera había dicho hola y me contuve, esperando a que rompiera el silencio. No tuve que esperar mucho tiempo.
-"Aquí".- Ella estaba doblando de nuevo la página y levantándola en el aire para que la viera. No podía dejar de pensar que no parecía sorprendida de verme, como si hubiera estado esperando que yo entrara por esa puerta en cualquier momento. Estaba señalando una fotografía en blanco y negro que no podía captar desde esta distancia.- "Estas podrían ser perfectas."
Entrecerrando los ojos, me acerque a la mala imagen de lo que parecía ser un vieja librería de módulos. Era imposible saber lo que media o lo grande que era basándonos en la imagen, pero parecía ser muy alta, con varias secciones que debían cubrir muchos metros.
Entrecerré los ojos, completamente perdida. No tenía ni idea de lo que estaba hablando.
-"Perfectas para qué?" -Me atreví a preguntar.
Me miró por un momento, luego parpadeó con fuerza.
-"Para tu gran salón."- Su tono daba la cuestión por hecha,mientras sus ojos se posaron de nuevo a la fotografía. -"No puedo estar segura de las dimensiones, pero creo que merece la pena echar un vistazo."
Sus ojos se encontraron con los míos de nuevo, y esta vez reconocí la mirada que había visto en su rostro tantas veces antes. La misma mirada que yo ponía cuando descubría un mueble antiguo que tenía que comprar.
-"¿Cuál es tu presupuesto?"
Yo estaba reteniendo mi sonrisa.
-"No sabía que tenía uno",- le dije, tratando de contener la risa.
Al parecer, no estaba ocultando demasiado bien mi reacción, porque sus ojos recorrieron mi cara y luego parecieron centrarse en los míos. Su sonrisa fue lenta.
-"Hola."- Señaló lentamente con un monosílabo, en voz baja.- "Me alegro de verte."- La forma en que sus ojos brillaban hizo que mi estómago revoloteara.
-"Hola." -Le devolví la sonrisa. -"No pareces sorprendida de verme."
-"Tienes razón." -Sus ojos se posaron en los míos mientras contemplaba su respuesta. -"Sé que probablemente esto suene tonto, pero de alguna manera esperaba que pasases por aquí."- Sus pestañas revolotearon mientras miraba el folleto que sostenía en una mano. "Estaba sentada aquí pensando en ti y en lo bien que pueden quedar estas estanterías en tu casa. Levanté la vista y allí estabas, casi como te recordaba."-Yo no sabía cómo responder. Parecía casi mágica mientras estaba allí, llena de encanto y lanzando un hechizo sobre mí.-"Así que perdona", continuó, al ver que yo no decía nada. -"¿Qué te trae por aquí?"
El cambio en el tono de su voz fue sutil, como si se arrepintiese de lo que acababa de decir.
Yo sólo pude encogerme de hombros.
-"Exactamente no estoy segura ," -admití. -"He tenido un mal día en el trabajo, y tuve que salir de allí . Lo siguiente que supe es que estaba estacionada fuera de tu tienda."
Camila me estudió con cuidado, entrecerrando los ojos por un instante. Pensé en lo que había dicho, en lo que podía significar y en lo que Camila podía pensar por haber querido verla.
Dije lo que pesaba en voz alta
-"Supongo que sólo quería verte."- Mi cara se puso colorada al arriesgarme con esas palabras.
Ella no respondió de inmediato, se tomó un momento, como si de digeriera mis palabras y les encontrara algún significado.
- "Me alegro", -dijo simplemente.-Nos miramos una a otra torpemente hasta que miró el reloj y luego rompió el silencio.- "Así que estás haciendo novillos. Entonces supongo que deberíamos divertirnos."
Su sonrisa me animo.
-"A mí me suena perfecto ."-Casi podía adivinar hacía donde se iba a dirigir la conversación. Asentí con la cabeza hacia el folleto que tenía en la mano. -"¿Tienes algo en mente?"
-"¿Estás preparada para una subasta? Hay una en el Salón de la Legión que empieza a las siete." -De nuevo echó una rápida mirada a su reloj. -"Podríamos pasar por allí y echar un vistazo para ver si hay algo interesante. Estas estanterías pueden quedar perfectas en tu casa; pero,probablemente, primero deberíamos hacer algunas mediciones."
Me eché a reír.
-"¿Quieres que gaste todo mi dinero?."
Sus ojos se agrandaron.
-"No, no, no todo. Lo siento. Debí suponer …"
- "Estoy bromeando",- le interrumpí.-"Simplemente no puedo creer que hayas tenido un segundo pensamiento en esa habitación. Nadie más ha mostrado nunca ningún interés".
-"¿Es una broma? Nada me haría más feliz que ayudarte a rediseñar y decorar la habitación." – Sus ojos se iluminaron con entusiasmo. -"Tengo una imagen visual de lo que haría con ella."
Miró a lo lejos, y me encontré incapaz de controlar mi sonrisa.
-"¿De verdad quieres ayudarme con esto?" -Le pregunté. -"Simplemente no pensaba contratar a nadie para decorarla. Cada vez que miro en esa habitación me siento abrumada."
-"Oh, Lauren. Hay tantas cosas que se pueden hacer en ella. Tengo motones de ideas. Sé que probablemente debería mantenerme al margen, pero simplemente no puede evitarlo."
La idea de tener a Camila en mi hogar, ayudándome a decorarlo, hizo que mi corazón cantara.
-"Me encantaría contar con tu ayuda. Yo ni siquiera sé por dónde empezar."
-"¿En serio?"
-"Pero tendríamos que estar de acuerdo en el pago."
-"Por supuesto que no."
-"Pero va a tomarte mucho tiempo. Seguramente tienes mejores cosas que hacer."
-"No puedo aceptar tu dinero, Lauren."- Puso ambas manos en las caderas. -"Sería un puro placer para mí. Me divierte mucho. Y sería una buena distracción para mí."
Levanté una ceja.
-"Una distracción de qué?"
Ella parecía balbucear.
- "Oh, de la tienda. De las antigüedades. El verano ya casi está aquí, y es nuestra temporada baja."
No le creí ni por un instante, pero decidí dejarlo pasar.
-"Nosotras tenemos que llegar a algún tipo de pago, Camila. Simplemente no me siento bien pensando que vas a hacer tanto trabajo sin recibir nada a cambio."
Camila se negó de nuevo.
"No es necesario, Lauren. Además, si me pagas pensare en ello como en un trabajo, no en un proyecto para divertirme"- apretó los labios firmemente.- "Además, vas gastarte un montón de dinero en el diseño y las mejoras.-" Su sonrisa era perversa. -"Soy conocida por tener gustos muy caros cuando me estoy gastando el dinero de otra persona."
Me eché a reír y la mire por unos momentos, pensando otra vez en lo que supondría tener su presencia tanto tiempo en mi casa.
-"Entonces, supongo que tendré que comprarte un regalo para agradecerte tu trabajo."
Creí detectar un ligero rubor en sus mejillas.
-"No me lo agradezcas todavía. Tal vez no te guste lo que haga."
Suspiré, completamente encantada.
-"No puedo imaginar eso, Camila," -A continuación, palidecí con gusto al darme cuenta de lo que estaba pensando.
No quería rechazarlo o negarlo por más tiempo .Todo lo que quería en ese momento era trazar un camino hacia el corazón de Camila Cabello.
-"Vamos a ver".- interrumpió mis pensamientos. -"¿Eso quiere decir que tenemos un acuerdo?" -Asentí con la cabeza, la lengua paralizada otra vez.-"Bueno."- Ella metió la mano bajo el mostrador y sacó una cinta métrica. -"Vamos a coger medidas. Podemos ir a la subasta y ver lo que tienen".
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Segreti del Passato
RomanceLa abogada Lauren Jáuregui, harta de la dureza emocional que entraña su especialidad laboral, decide dejar descansar la mente una temporada y entra a trabajar en un bufete de abogados en el que espera que su existencia sea más sencilla. A pesar de a...