En el momento que entre en casa sentí algo extraño. Fui a la sala de estar y me detuve para mirar alrededor y escuchar.
Nada parecía fuera de lugar, y la casa estaba en silencio. Pero la piel de gallina que tenía en mis brazos me decía que
algo no estaba bien. ¿Y si había alguien en casa? Miré por la ventana, pero no vi nada fuera de lo normal excepto por el antiguo coche, un Volvo Vagón, estacionado frente
a mi casa. No había visto el coche antes, y su visión sólo logró causarme que un estremecimiento recorriera mi columna vertebral. Sin duda, algo no estaba bien.Puse las llaves del coche en la mesa de café y me fui a la cocina, pero no encontré nada fuera de lugar. Volviendo a la sala, vi que las puertas corredizas a la gran sala estaban separadas unos centímetros. Mi piel comenzó a erizarse. Con cautela, me acerqué a la puerta y miré a través de uno de los paneles de vidrio.
Contuve la respiración. Camila estaba sentada en el asiento de la ventana, sólo su perfil era visible al estar mirando a través del cristal. Estaba congelada, sin poder moverme, mis ojos tenían una visión que no había creído que volvería a ver.
Llevaba uno de los vestidos de verano que tanto me gustaban, con el pelo recogido en una trenza. Si se daba cuenta de que yo la miraba, no hizo ningún movimiento que lo indicara. Parecía tranquila y pacífica, ajena a mis ojos que la miran.
Tomando una respiración profunda, llegué a la manilla de la puerta y la abrí. Esperé a que se girara, pero ella siguió mirando por la ventana, con los ojos fijos en un punto.
Era evidente que tendría que dar el primer paso, por lo que entre con cautela en la habitación.-"Es muy bonito." -Su voz llegó a mis oídos cuando estaba a varios metros de distancia, y me detuve. No respondí, y su mirada finalmente cayó sobre mí. -"La habitación, quiero decir. A quedado tal y como habíamos imaginado."
La visión de ella casi me dejó sin aliento. No sabía cómo responder, o por qué estaba allí. Mi instinto me hizo ser sarcástica. Probablemente no era la mejor opción.
-"¿Te refieres a la forma en que lo habíamos
previsto."La vi abrir y cerrar dos veces antes de hablar.
-"Sin embargo le vendrían bien unos muebles. ¿No crees?"
Me sorprendí al descubrir que la ira estaba
comenzando a hervir en mis venas. ¿Quién se creía que era? Ella me había acusado de un comportamiento vil y me había sacado de su vida. ¿Ahora aparecía en mi puerta y solo quería hablar de decoración?-"Sabes que la decoración, remodelación y conjuntar muebles no es exactamente mi fuerte." -Traté de mantener el sarcasmo de mi voz.
Sus labios se curvaron en una mueca.
-"Lo siento. Esta no es la manera en que quería empezar esta conversación." -Apartó los ojos un momento mientras yo seguía en silencio. -"Quería hablar contigo",- comenzó.
-"¿No podías llamar por teléfono?"
Sus ojos me miraban fijos ahora.
-"Si quieres saber la verdad, no creía que me contestaras."
¿Habría hablado con ella? No me podía imaginar no hacerlo.
-"¿Así que decidiste aparecer por sorpresa?" -Mi voz sonaba severa y distante, lo contrario de lo que estaba sintiendo.
-"En realidad, fue Dinah quien me convenció "
-"¿Dinah te metió en esto?"- No me lo podía creer.-"No, no." -Levantó una mano en mi dirección. -"No te enojes con Dinah. Quería hablar contigo desde hace tiempo. Cuando ayer llegó a la tienda le pregunté por ti. Me convenció de que no me odias y que debía venir. " -Contuve una sonrisa. -"¿Me odias, Lauren?" -Sonreía nerviosamente.
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Segreti del Passato
RomanceLa abogada Lauren Jáuregui, harta de la dureza emocional que entraña su especialidad laboral, decide dejar descansar la mente una temporada y entra a trabajar en un bufete de abogados en el que espera que su existencia sea más sencilla. A pesar de a...