Capítulo 8

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El trayecto hasta Secretos del Pasado fue casi insoportable. Dinah y yo habíamos discutido durante  casi una hora sobre si debíamos o no ir en vehículos separados. Como resultado, íbamos con retraso, y una vez que estábamos en marcha, pensé que me hubiera gustado haber ido en mi propio coche.
-"No te preocupes por eso," -Me dijo Dinah. -"Si tengo que irme antes de que acabemos, estoy segura de que puedes conseguir que Camila te lleve a casa."
Me quejé.
- "¿Por qué estás tan empeñada en que nos emparejemos? Por lo que se, podría estar casada ."
-"No lleva anillo", -dijo ella alegremente.
-"Ella podría tener planes."
-"Ella podría." -El tono monótono de la voz de Dinah me estaba volviendo loca. -"Si los tiene, vas a tener que acompañarme. El partido de Billy no va a durar más de una hora."
Me mordí la lengua. Pasar una hora viendo jugar al  hijo de Dinah de jardinero izquierdo en un partido de la liga de beisbol para niños no era la peor manera de pasar la tarde. A pesar de los esfuerzos de el ex marido de Dinah para mantener a su hijo alejado de su madre, este le había hecho la vida casi intolerable a su padre, insistiendo en que  quería que Dinah siguiera teniendo un papel importante en su joven vida. Era muy maduro con solo nueve años, Billy se había mantenido firme a la hora de incluir a su madre como parte de su vida. El ex marido de Dinah podía haber ganado la custodia legal, pero era evidente que la dueña del corazón de Billy era Dinah.
Incluso ahora, la culpa que me invadía cada vez que se pronunciaba el nombre de Billy, era palpable. Creía que Dinah nunca me perdonaría por haber   la batalla por la custodia . Mi estado de ánimo se puso serio.
Dinah fingió no darse cuenta. En vez de eso siguió  parloteando sobre Camila y lo bueno que sería volver a verla.
-"Sabes, sigues tomándome el pelo con el tema de Camila". -Me volví en mi asiento para mirarla de frente. -"Creo que tal vez seas tú quien se sienta atraída por ella."
El genio de Dinah no se disparo.
-"No es mi tipo."
-"Oh, ¿por qué no?" -Crucé los brazos sobre el pecho y fingí no creer una palabra.
-"Sabes mis gustos" " El tipo butch". -Ella apartó  la vista de la carretera justo el tiempo suficiente para deslizarme una mirada pícara y acariciar mi pierna. -"Un poco como tú."
-"Yo no soy butch". -Dinah sabía tocar mis puntos débiles, y ahora estaba atacando.
-"Si lo eres. No se puede decir que parezcas un marimacho, pero en todo lo demás si lo eres ."
-"Yo no creo en eso de butch - femenina", -insistí.
-"Lo sé. Yo tampoco. Pero estoy segura que me gusta  como se te ve."
Abrí la boca para darle una respuesta nada sutil , pero ella me interrumpió.
-"¿Es este el lugar?"
Miré por la ventana y sentí que mi estómago revoloteaba.
-"Si. hemos llegado."- Estaba nerviosa  nuevo.
-"¿Te dijo dónde aparcar?"

La calle estaba llena de  parquímetros.
-"Ella me dijo que diéramos la vuelta. Hay un muelle de carga o algo así ."
Dinah condujo su furgoneta a un callejón trasero, y nos sorprendió el ver una puerta de gran tamaño en la parte trasera del edificio. Un cartel de madera áspera que colgaba sobre la puerta anunciaba
Secretos del Pasado.
-"Es bastante fácil",- declaró Dinah. Luego puso la  marcha atrás y arrimo el furgón hasta dejarlo a  pocos metros de la puerta.
El número de compradores que se arremolinaba alrededor de la tienda me sorprendió. Camila nos  saludó calurosamente.
-"Has llegado", -dijo con una sonrisa.
-"Siento llegar tarde"- dijo Dinah . Se suponía que íbamos a estar aquí antes de que la tienda abriera  al mediodía.
-"No hay problema. Realmente no me puedo mover en este momento, pero si las dos quieren descargar los muebles en la parte trasera, tan pronto haya un descanso los pondremos adentro."
Ella se retiro   un mechón de pelo de la frente.
-"Me parece bien." -Dinah era todo sonrisas cuando salimos juntas del almacén y descargamos el  furgón.
Hacerlo llevo muy poco tiempo, y comenzó mi problema. Era impensable dejar los muebles afuera y dejar que Camila los metiera en el almacén sola.
Pero el número de clientes en la tienda me dejo claro que sería una larga espera antes de que Camila pudiera tomar un descanso.
Dinah no perdió el tiempo en resolver el problema. Esperó hasta que Camila termino de envolver la  compra de un cliente y a que les diera las gracias antes de acercarse al mostrador.
-"Camila, no me gusta hacer esto. Pero realmente necesito llegar al partido de béisbol de mi hijo."
-"No sabía que tuvieras un hijo. ¿Cómo se llama?"
La sonrisa de Camila era amplia.
-"Billy", -sonrió Dinah.- "Por desgracia, no puedo pasar mucho tiempo con él, así que es muy importante para mí estar allí."
Camila echó un vistazo hacía mí.
-"No te preocupes  por eso. Pueden marcharse y seguir con sus cosas".
-"Oh no,"- Dinah hizo caso omiso. -"No se nos ocurriría pedirle que arrastraras todo eso tu  sola. Lauren puede quedarse todo lo que haga falta, si luego no te importa llevarla a su casa."
Podía sentir mi cara enrojecida, y me mordí el labio. Estaba segura de que Camila se sentía como si tuviera que cargar conmigo. Pero estaba equivocada.
-"¡Qué idea tan maravillosa."- Ahora volvió su  atención hacia mí.- "¿Puedo ponerte a trabajar mientras estás aquí?"- estaba sonriéndome.
-"Por supuesto lo puedes intentar", -le dije-. "Pero no puedo prometerte que vaya a ser de mucha ayuda."
Dejó que sus ojos vagaran con audacia hacia arriba y luego hacia abajo por todo mi cuerpo antes de asentir con firmeza.
-"Te ves bastante entrenable".-

Fingí que no me avergonzaba, pero no me extraño la sonrisa de Dinah. Encogiéndome de hombros, me negué  a mirar a los ojos de Dinah.

-"Entonces soy toda tuya",- le dije, sabiendo que la sonrisita de Dinah se estaba convirtiendo en una enorme sonrisa.
Una vez que Dinah se había ido, le pregunte a Camila si no tenía a nadie para ayudarla en la tienda.
-"Parece haber mucho trabajo aquí para una sola persona."
-"He tenido alguna ayuda de vez en cuando. Pero no puedo darme el lujo de pagar mucho, y es difícil encontrar a alguien en que se pueda confiar."- Su tono era de resignación. Hizo una pausa para responder a una pregunta de una mujer joven interesada en una porcelana.
-"Me temo que no voy a serte de mucha ayuda,"- le dije.- "Yo no entiendo nada de estos artículos."
-"Esta bien", -dijo ella con regocijo.- "Serías de gran ayuda si te quedaras aquí detrás del mostrador y recibieras a la gente en mi lugar."
-"Creo que eso puedo hacerlo. ¿Pero no puedes darme algo un poco más difícil de hacer?" No soporto sentirme inútil.
-"Claro. ¿Has trabajado con una caja registradora?"
No quería admitir que nunca lo había hecho, así que asentí. Parecía lo suficientemente fácil para mí.
-"Bueno. Te voy a enseñar cómo apuntamos las cosas."

Camila se puso en plan profesional, y me centre en aprender mientras ella me decía como se hacían los recibos de venta. Cada objeto de la tienda tenía una etiqueta blanca que incluía un número de artículo, una descripción del mismo y un precio. Toda la información se escribía en el recibo de compra que tenía dos copias. La copia en blanco era para el cliente y la copia amarilla se guardaba en lo que parecía una pequeña caja de zapatos que estaba debajo del mostrador. Cada precio se introducía en la caja registradora, que  calculaba el impuesto sobre la venta y el precio total.
El procedimiento era bastante simple, incluso para una chica como yo, que nunca había vivido el rito  del trabajo de verano que la mayoría de los niños hacen en un momento u otro. Por ejemplo nunca había usado un uniforme de McDonald, ni un solo día de mi vida. Aunque me hizo recordar el momento  en que, como una preadolescente, envidiaba el uniforme de poliéster de color verde lima que  usaban las chicas detrás del mostrador. Me acordé de franja redonda y ancha que servía como tirador de la cremallera, y el sombrero de color verde  lima, que iba a juego. Había pensado que el traje era absolutamente impresionante. No fue hasta años después, cuando mi madre me recordó cuán desesperadamente había querido llevar ese uniforme, que me reí hasta que estuve a punto de llorar. La idea de la grasa de las hamburguesas y las patatas fritas que impregnaba el traje de  poliéster me hizo temblar al recordar el uniforme que tanto quería.
Estaba sonriendo ante ese recuerdo y sólo asentía con la cabeza cuando Camila me daba algún tipo de  explicación, al acabar se fue y me dejó detrás del  mostrador. Estaba sola.
Las primeras dos horas pasaron sin incidentes. Me  las arreglé para tener una sonrisa cada vez que un cliente nuevo abría la puerta. Después de que un par de personas trajeran su compra al mostrador, tuve el procedimiento de pago dominado.. Pasado un rato, me encontraba entusiasmada atendiendo a las preguntas que la gente me hacía, por supuesto no tenía ni idea de cómo responder. Pero eso me daba  un motivo acercarme a Camila y transmitirle la  cuestión . Después de varias horas, me di cuenta  de que en realidad había estado disfrutando mucho, y me quedé sorprendida y un poco decepcionada cuando casi era hora de cerrar la tienda.
Alrededor de las cinco menos cuarto, un caballero entró por la puerta llevando una gran bolsa de  papel y se acercó al mostrador. Parecía ser un poco mayor que yo. Su sonrisa  era amable, pero vacilante.
-"Hola. no creo haberla visto por aquí antes. ¿Acaso Camila se ha puesto enferma y ha contratado a alguien para ayudarla?" Colocó la bolsa de papel sobre el mostrador.
Sonreí un poco con cautela.

-"En realidad estoy  ayudándola solo por hoy."



-"¿Ella está aquí?"- -preguntó alegremente.
-"Está por allí en alguna parte." -Señalé al otro   de la tienda. -"¿Quiere que vaya a buscarla?"
Consideró la cuestión durante un momento.
-"Creo  que sería lo mejor."- Acarició la bolsa que había colocado en el mostrador.- "Hice una compra hace un  tiempo y tengo que hablar con ella."
Eché un vistazo a la bolsa de papel con curiosidad y asentí con la cabeza.
- "Está bien. Voy a localizarla."
Miré hacia atrás al hombre una sola vez para asegurarme de que él se comportaba, encontré a Camila en el pasillo más alejado, estaba reordenando una exposición de vajillas. Ella sonrió mientras me acercaba.
-" en el mostrador hay un tipo que quiere hablar contigo. Dice que compró algo hace un tiempo y que  tiene que hablar contigo."
Frunció el ceño.
- "Espero que no quiera un reembolso."
Suspiró y no perdió tiempo en caminar hacia el frente de la tienda. Yo la seguí de cerca.
-"Jim. ¿Cómo estás?" -Ella lo reconoció de espaldas,y él se volvió y sonrió. Me pareció que estaba nervioso.
"Estoy bien, Camila. ¿Y tú?"
-"Bien. bien."- Dio un paso tras el mostrador y lo miró, la sonrisa animaba su cara.- "¿Qué puedo  hacer por ti?"
-"Bueno, estoy un poco avergonzado por esto." -Bajó  los ojos y empezó a juguetear con la bolsa de  papel. -"Compré este juego de Eoff y Shepard hace  un par de meses." -Abrió la bolsa y sacó lo que  parecía un juego de té y café. Colocó las cuatro piezas en el mostrador. -"Por lo menos pensé que  era un Eoff y Shepard."
La frente de Camila se frunció mientras negaba con la cabeza.
-"Jim, no creo que nunca antes haya visto este juego . No recuerdo haberlo tenido en la tienda."
-"Lo sé."- Casi la interrumpió. -"En realidad no lo  conseguí aquí ",- balbuceó. Empezó a inquietarse, y  mi curiosidad se despertó.-"Tu marido me la vendió."
-"Mi… "
-"Es una larga historia."
Por un momento no pude oír nada por encima del sonido que martilleaba en mis oídos. Camila estaba casada. Pensé que mi corazón se iba a caer directamente al estómago.
-"Cuando lo vi le dije que estaba interesado en encontrar un juego de café exclusivo de la marca Eoffand Shepard,"- empezó a contar. -"Unas dos semanas más tarde me llamó y dijo que había encontrado un juego. Incluso lo llevo a mi  oficina." -Se detuvo el tiempo suficiente para ver el ceño fruncido en el rostro de Camila.- "Pero el problema es, que no es original. Es una réplica. Fui a que lo tasaran para la mi póliza del seguro,y me dijeron que me habían estafado."
Camila le miró estupefacta. Casi podía ver las  de su cabeza girando mientras meditaba sus palabras.
-"Pero, Jim, esa transacción no tiene nada que ver con esta tienda. Esto es entre tú y … "
-"No, por desgracia, eso no es cierto."- Buscando a tientas él se metió la mano en el bolsillo de  atrás y sacó una billetera de cuero marrón. -" tengo el recibo." -Desplegó un pedazo de papel y lo  puso en el mostrador delante de Camila. Era sin duda uno de sus recibos, la copia en blanco, para ser mas exactos.
-"Pagaste seis mil dólares por esto?"- Su voz era de incredulidad.
-"Sí", -asintió con la cabeza. -"Y está tasado en cincuenta dólares. Creo que te puedes dar cuenta de mi preocupación."
Levantó los ojos cansados antes de mirar de nuevo la factura de compra, estudiándola atentamente.
Como si recordara de repente mi presencia, levanto  la mirada encontrándose con mi intensa mirada, había pillado con la guardia baja. No podía leer los pensamientos o emociones que pasaban por su mente. Estaba claramente perturbada, y por un momento me olvidé de que estaba desanimada. Me excusé, intentando separarme de ellos con tanta delicadeza como fuera posible.


Un tanto para casamentera de Dinah, mi mente estaba haciendo horas extras. Incluso mis propios instintos me habían fallado. En realidad había  pensado que Camila podía estar interesada en mí.
Adiós a mi intuición.
Fingí estar absorta en una muestra de platos de mantequilla mientras mis oídos estaban atentos para poder escuchar la conversación entre Camila y Jim. Probablemente hubiera sido acusada de espionaje si hubiera podido descifrar una sola  palabra de lo que decían. Pero yo sólo podía oír los murmullos.
Cogí un plato en mi mano y le di la vuelta , fingiendo que no veía como Camila sacaba un talonario de cheques de debajo del mostrador y empezaba a escribir un cheque. Lo arranco de la matriz , su cara y su voz reflejaban una disculpa mientras se lo entregó a Jim. Su rostro estaba de  un color rojo que yo no había visto en mi vida; Yo  no estaba segura de si era por vergüenza o por la ira.
No me acerque a ella de inmediato. En lugar de eso cambio, me mantuve ocupada hasta que el último  cliente salió de la tienda y Camila cerró la puerta detrás de él. Se la veía cansada cuando le dio la vuelta al cartel de la puerta, así que cuando creyó que nadie más iba a entrar, cerró con  llave.
Yo sabía que ella no deseaba que estuviera allí, y me sentí como una intrusa invadiendo su terreno personal. Decidí que lo mejor que podía hacer era fingir que no había sido testigo de lo que probablemente había sido un momento muy embarazoso para ella.
"¿Deberíamos continuar y mover los muebles?"- Le pregunté alegremente. -"Estoy segura de que tienes mucho que hacer y probablemente tengas ganas de quitarme de en medio."
Estaba mirando en mi dirección, pero parecía vacía, como si estuviera realmente viendo más allá  de mí. Asintió con la cabeza y sin decir una palabra más me hizo señas para que la siguiera.
Ande varios pasos detrás de ella, observando la  forma en que sus hombros abatidos parecían hundirse aún más con cada paso.
Movimos los muebles desde el muelle hasta el interior de la tienda, los dejamos en un pasillo que había al fondo, lo hicimos en total silencio.
La única vez que me habló fue para guiarme.
-"Cuidado con el escalón del suelo" y "Aquí hay una curva muy cerrada, intenta mantenerte lo mas recta posible.""¿Lista para irnos?"


Me di cuenta de que estaba  forzando una sonrisa mientras cerraba la tienda y  se dirigía a su coche.
-"Una buena noche",- le dije sin convicción.
-" un poco cálida", -respondió ella, y casi se echó  a reír. Era a mediados de mayo. No hacía calor en  esa época del año.
Su silencio era sepulcral mientras conducía desde Cambridge, a través de Watertown en dirección a mi  casa en Newton. Llegamos a casa y por fin habló  mientras aparcaba el coche.
-"Siento lo que ha pasado en la tienda. Ha sido una  situación muy embarazoso, y me he puesto  nerviosa."- Ella no me miraba. En cambio, se quedó  mirando directamente al frente, centrandose en la  puerta del garaje.
-"No te disculpes. No comprendo lo que ha pasando", -mentí. -"Sabes que no tengo ni idea de quiénes son Eoff y Shepard .-" Estaba tratando de poner un poco  de humor, y fui recompensada cuando vi una la ligera elevación en la comisura de sus labios. Pero no dijo nada. Finalmente le pregunté-"¿Quieres entrar?." " Ya has comido uno de los platos que se preparar, pero  puedo intentar cocinar algo para nosotras."
Su voz sonaba cansada.
-"Nada me gustaría más que  relajarme contigo esta noche."-Respiró hondo.- "Pero no, por desgracia. Me temo  que no sería muy buena compañía, y tengo un poco  de trabajo que hacer."- Su voz parecía tensa.
-"Está bien." -No la iba a forzar.

Llegué al pomo de la puerta y estaba a punto de abrirla cuando me interrumpió.
-"No sabía que Dinah tuviera un niño pequeño."- Su  voz era tranquila y normal. "¿No está casada?"
Camila no tenía ni idea de que estaba abriendo una de mis heridas.
- "No, ya no. Se divorcio hace par  de años. En realidad, todo el asunto fue una pesadilla, . Algún día te lo contare.

" ¿Por qué  estaba diciéndole esto?
Camila estaba asintiendo lentamente, intentando  digerirlo.
-"¿Tu y Dinah son pareja?"
-"¿Perdón?" -No podía estar segura de que la había oído bien.
Pareció vacilar y parecía estar sorprendida por sus propias palabras. Sus ojos se encontraron con  los míos, y su sonrisa era incómoda.
-"Lo siento, no es asunto de mi incumbencia."- Sus ojos bajaron, y intento dejar el tema a un lado.
-"No, está bien. No estoy segura de si te he escuchado correctamente."- Se me ocurrió una vez más que Camila podría estar interesada en Dinah.
Entonces me acordé de que estaba casada.Ella me miró de frente.

-"Te he preguntado si Tú y Dinah están juntas."
-"Si, creo que eso es lo que había entendido."- Mi risa sonaba estrangulada, y me quedé sin aliento mientras a su vez la miraba . -"No, no lo somos. Pero no por falta de esfuerzo por parte de mi madre." -Mi risa era cuantiosa.
-"¿Tu madre?" -Por primera vez en la últimas horas, la sonrisa de Camila era genuina.
-"Sí, ella adora a Dinah. Mi padre también."
-"¿Pero no hay nada entre ustedes?"
Era una pregunta difícil de responder.
-"Bueno, hemos pasado juntas la mayor parte de nuestras vidas, así que ha pasado mucho entre nosotras.Pero nada romántico. Por lo menos desde el séptimo grado."
-.Peroéptimo grado?"- Otra pregunta importante.
-"Sí. En ese tiempo estábamos locas la una por la otra. Experimentamos un poco ..."- A propósito dejé la frase sin terminar.
La sonrisa de Camila estaba torcida mientras asentía.
-"Experimentaron, eh? ¿Supongo que esa es otra historia que tendrás que contarme alguna  vez."
Me encogí de hombros, disfrutando de sus bromas.
-"Tal vez",- le dije. -" Ya te he invitado a pasar."


"Lo sé. Te lo agradezco. Pero realmente debería trabajar un poco esta noche. ¿Podría ser otro día?"
-"Por supuesto," -Yo asentí, tratando de alcanzar el  pomo de la puerta una vez más. Entonces lo pensé.
Probablemente tenía que ir a casa con su marido.
Mi corazón volvió a desmoronarse, y luego pensé en el enfrentamiento que probablemente tendría lugar  cuando ella entrara por la puerta.
-"Yo no sabía que estabas casada."- Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas.
Su rostro no tenía ninguna expresión.
-"Ya no lo estoy. Ya no."
Sus palabras fueron sencillas y directas, pero dijeron menos que la dureza de sus ojos que agujereaban los míos. Sentí un hormigueo en alguna  parte entre mi corazón y mi vientre y casi me  estremecí. Ella no estaba casada. Y la mirada que me estaba lanzando me decía claramente que no era en Dinah en quien estaba interesada.

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