La tarde fue mucho mejor de lo que podía haberse esperado. Camila alago mi lasaña, y yo hice un esfuerzo para aceptar sus cumplidos con humor. La conversación fluyo con facilidad, y nos las arreglamos para pasar la noche sin discutir por ningún tema. Camila fue una maravillosa conversadora, animada, inteligente y reflexiva, nuestra charla fue desde las antigüedades a la política y a los acontecimientos mas actuales. El único tema del que no hablamos fue de nuestra vida personal.Admito que me sentía cómoda con que eso fuera así, aunque un poco sorprendida. Dos personas no suelen pasar toda una tarde juntas, sin terminar hablando o preguntando sobre algo personal.
Ella estuvo de acuerdo en llevarse a mi viejo mobiliario de oficina a su tienda y tenerlo en depósito, yo le estaba muy agradecida. Después de una rápida llamada a Dinah, nos organizamos para cargar en el furgón de Dinah y llevar todos los muebles, a la tienda de Camila ,el próximo sábado .
De repente estaba esperando con impaciencia que llegara el fin de semana.Yo estaba dando golpecitos con mi lápiz. No era una buena señal.
Los papeles del divorcio que había presentado la víspera eran demasiado simples. Nunca me había llevado tan poco tiempo preparar la documentación y la declaración de un cliente.
Cada vez que leía el documento, estaba segura de que algo faltaba. Sin embargo, por mas que lo pensaba, no podía entender que podía ser Me preocupaba que un hombre de 35 años de edad, cuyo padre era muy rico y estaba muy bien relacionado, no tuviera casi nada en activos.
Solo unos miles de dólares en una cuenta bancaria. No era una cuenta conjunta con su esposa, como era costumbre. No tenía ninguna otra inversión, lo que me pareció extraño. Su único activo real era la casa, de la que era dueño junto con una tal Mahome K. Odiaba admitirlo, pero yo no podía dejar de preguntarme qué clase de mujer tenía un nombre como Mahome en estos días. Sólo podía esperar que utilizara un apodo.
Poco dinero, sin inversiones. Me hice una nota mental para preguntarle a su padre sobre la ocupación de su hijo. Tal vez eso explicara algunas cosas.
El intercomunicador sonó en mi teléfono de escritorio, y la voz de Ally pregunto.
-"¿Miss Jáuregui?"
-"Sí, Ally."- Todo el mundo en la empresa la llamaba Jáuregui. Ella pareció sonreír cuando la llamé Ally por primera vez, así que continúe haciéndolo, a pesar de que, ocasionalmente veía una ceja levantada por parte de alguno de socios.
-"Una tal señorita Korderi en la línea tres para usted."
-"Gracias, Ally."- Tarde un momento en recordar quién era exactamente la señorita Korderi. Cogí el auricular y pulse el botón de la línea de tres.
"Lauren Jáuregui ."- Desde hacía mucho tiempo había aprendido a contestar al teléfono diciendo mi nombre, independientemente de si sabía o no quien estaba al otro lado de la línea.
-"Pensaba que habías renunciado a ejercer el derecho de familia.-" La voz de Normani Korderi era cortante.
-"¿Perdón?" -No tenía ni idea de lo que Normani quería, pero no me gusta el tono de su voz.-"Pensé que ahora eras una abogada corporativa . ¿Por qué representas a alguien en un caso de divorcio?"
-"Vaya, hola a ti también, Normani. No te has molestado en preguntarme ¿Qué tal estas? o algo así." -Mi tono era sarcástico.
Hubo un momento de vacilación por su parte.
-"Lo siento, Lauren. ¿Cómo estás?"
Me tuve que reír. Normani y yo habíamos compartidoun edificio de oficinas y habíamos trabajado juntas muchas veces en el pasado. Era famosa por ser un poco nerviosa, y yo sabía la clase de esfuerzo que estaba haciendo para calmarse.
-"Estoy bien, Normani. ¿Y tú?" -Yo estaba sonriendo. Extrañaba a Normani. Con todos sus defectos,
Normani era mucho más humana que los abogados, que en estos momentos, me rodeaban .
-"Yo estaba bien hasta que me enteré de que vas a representar a un bastardo, Mahome Junior, en su divorcio. No me puedo creer que, para empezar, representes a un hombre, y encima es un hijo de puta."
A pesar del hecho de que estaba de acuerdo, de todo corazón, con la opinión de Normani del carácter de mi cliente, no me gustaba el tono que estaba empleando conmigo.
-"En primer lugar, Normani, sí, ejerzo el derecho corporativo ."- Pensé con cuidado cada palabra que iba a decir. -"Y en segundo lugar, hay un pequeño asunto llamado confidencialidad abogado-cliente que no me permite discutir con nadie a quién puedo o no representar fuera de la sala del tribunal."- Hice una respiración profunda.- "¿Te acuerdas de la confidencialidad entre abogado y cliente, ¿no?"
-"Muy divertida, Lauren." -Su voz era firme. -"¿A quién representas probablemente no sería de mi incumbencia, salvo por el hecho de que una copia de la demanda de divorcio que has presentado, en nombre de tu cliente, la han entregado en mi oficina."
Mi corazón se hundió
-. "No me lo digas."
-"La Señora Mahome es mi cliente."
Maldición. Me quedé en silencio mientras reflexionaba sobre eso. Ya era bastante malo que me obligaran a representar a quien fuera, en un caso de divorcio. Peor aún era que mi cliente fuera un hombre. Estaba en contra de todo lo que había tratado de lograr en mi anterior trabajo, ahora tenía que representar a un hombre en un caso de divorcio y además estaba usando el hecho de que su esposa fuera lesbiana en su contra. Y, para colmo de males, me iba a enfrentar a una conocida y querida colega. Colega que había luchado tan duro como yo, o mas, cuando tenía que preservar los derechos de nuestras clientes lesbianas.
-"¿Estás ahí?"- La voz de Normani sonaba mucho más tranquila ahora.
-"Estoy aquí", -suspiré.
-"Tal vez podríamos, dentro de lo malo, tratar de hacer lo mejor para todos."
-"¿Cómo es eso?" -Mis ojos se cerraron cuando me pellizque el puente de la nariz.
-"Tal vez podríamos llegar a un acuerdo que fuera justo para todos, sin llegar al derramamiento de sangre."
Mi risa era más como una carcajada.
-"No apostaría por ello", -murmuré.
-"¿Es un gilipollas total? "
Sonreí, pensaba lo mismo.
--"Sabes que no puedo hacer comentarios, Normani."
-"Off the record".- Su voz era casi un susurro.
Miré alrededor de mi oficina, como si alguien estuviera escondido en algún lugar y escuchando.
Un sentimiento de inquietud se apoderó de mí. No me extrañaría que Carter Mahome hubiera puesto micrófonos en mi oficina o intervenido el teléfono.
-"Mi opinión sobre mi cliente es irrelevante,Normani."- Intente poner mi mejor tono de abogada profesional. -"¿Por qué no quedamos para reunirnos y ver si podemos llegar a algún tipo de acuerdo."
Normani guardaba silencio. Podía imaginármela analizando mis palabras mentalmente.-
"Lo siento, Lauren. Eso no ha sido muy profesional por mi parte.¿Cuando estás libre?"
Miré en mi agenda y consulte las citas que tenía.
Quedamos para el lunes siguiente, nos despedimos con una frase amable y terminamos nuestra conversación.
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Segreti del Passato
RomanceLa abogada Lauren Jáuregui, harta de la dureza emocional que entraña su especialidad laboral, decide dejar descansar la mente una temporada y entra a trabajar en un bufete de abogados en el que espera que su existencia sea más sencilla. A pesar de a...