Capítulo 11

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Las estanterías eran enormes, habrían encajado perfectamente salvo por el hecho de que estaban en muy mal estado. Camila arrugó la nariz cuando las inspeccionó, obviamente decepcionada.
-"Tendríamos que restaurarlas. Hay tantas piezas  que faltan, y obviamente alguien trató de quitar  el barniz en esta parte y nunca se molestó en terminar. Habría que terminar de quitárselo  entero, hasta abajo." - tratando de mantener su entusiasmo, pero estaba claro que su corazón no  estaba en ello. -"Es tu decisión. Pero creo que  sería mucho trabajo."
Fue fácil tomar una decisión.
-"Creo que, en este  caso, voy a pasar . Este mueble tiene la palabra  lamentable escrito por todas partes."
-"¿Quieres decir que no lo querrías si lo llevara a  casa."
-"Exactamente. Sería un gran problema conseguir  llevarlo a la casa. Por no hablar de todo el  trabajo que necesita."- Negué con la cabeza.- "Creo  que vamos a tener que seguir buscando."
Camila asintió con la cabeza, lanzo otra mirada alrededor de la habitación llena de gente.
-"No veo nada aquí que haga que el viaje haya merecido la  pena . ¿Y tú?"
Negué con la cabeza. Todo se veía sucio. Nadie se  había tomado el tiempo y la energía necesarios  para limpiar los artículos antes de la subasta.
Miré a mi alrededor una vez más para estar segura.
-"Nada",- le dije.
Ella asintió con la cabeza y empezó a caminar hacia la salida. Todavía era temprano, apenas las cinco. Habíamos dejado mi coche en mi casa, y mi  mente empezó a trabajar frenéticamente. No quería que mi tarde con Camila terminara tan pronto.
-"¿Quieres ir a cenar?-" Le pregunté cuando salimos fuera.
Yo esperaba que ella dudara, pero no lo hizo.
-"Suena bien. Estoy bastante hambrienta. ¿Adónde  vamos?"
-"¿Te gusta la pizza?"
-"Por favor." -Ella puso en sus ojos un gesto dramático. -"Nunca es suficiente. ¿Verdad?"
-"Por supuesto. Hay un pequeño lugar en la esquina  de mi casa." -Le envié una mirada tímida. -"De  hecho, la compro allí un par de veces a la semana  para llevarme a casa."
Camila se rió.
- "Una mujer acorde con mi corazón."
Exactamente. Murmuré la palabra en voz baja.
Comimos en el salón de mi casa, sentadas en el sofá de color verde mientras Camila se quedaba mirando con nostalgia hacia la gran sala.
-"Tengo tantas ideas que no sé por dónde empezar,"-suspiró, limpiándose los labios con una  servilleta.
-"En realidad, siempre había pensado que debería hablar con un contratista para construir estanterías en la pared."- Terminé el último trozo  de pizza y me sentí completamente satisfecha.- "Hay  tanto espacio en el suelo que podría quitarle  medio metro alrededor del cuarto y no se notaría para nada."
Camila me lanzó una mirada indescriptible. Pude ver  que su mente estaba lanzada cuando ella se puso de  pie.
-"¡Eso es!."
Ando los pocos pasos que había  hasta la puerta de cristal y entró en la otra  habitación. Camino hasta el centro y levantó los ojos, mirando cada esquina del techo.
-"Hay suficiente espacio aquí para una biblioteca  entera ."- Se volvió cuando llegué por detrás para unirme a ella.- "Podrías colocar una fila a lo  largo de toda la pared interior que tuviera una  función de estanterías. de la moldura habría que hacer una copia para que coincidiera con el resto de la casa, pero se puede hacer."- Arrugó la nariz.-"¿Te gusta la pintura blanca?"
Negué con la cabeza.
- "Prefiero el color de la  madera natural. Acerca de las paredes no estoy segura."
Satisfecha, ella asintió con la cabeza y se volvió  hacia la pared exterior, con los brazos cruzados  sobre el pecho.
-"Estas ventanas son maravillosas. Podrías  aprovechar la luz que entra para poner en un asiento en la ventana. Nada demasiado extravagante. Simple pero de acuerdo con la artesanía en madera del resto de la habitación."
Ella continuó describiendo su visión hasta que casi pude ver la habitación después de su reforma.
Yo asentía, de acuerdo con ella, viendo el entusiasmo crece en su rostro.
-"Es una gran idea",- le dije.- "¿Qué más?"
Se volvió de inmediato hacia el otro extremo de la habitación donde había una chimenea de piedra en  el centro de la pared. En algún momento, alguien la había pintado del mismo color blanco que las  paredes.
-"La chimenea es hermosa. Apuesto a que si pudieramos quitar la pintura las piedras de debajo  quedarían perfectas. -¿Funciona chimenea?"
Me encogí de hombros.
,-"Nunca la he probado."
-"Probablemente deberíamos mirarlo. Me imagino que habría una gran diferencia en lo que decida hacer  con ella si no se puede utilizar."
-"Eso tiene sentido."- Estudié la repisa de piedra imponente, tratando de imaginarme como sería si el  centro oscuro y frío tuviera por debajo un brillante fuego con llamas.
-"¿No estaría bien poner una alfombra acogedora  junto a la chimenea, con un suave y cómodo sofá?"
Asentí con la cabeza.
-"Me encanta. Tienes un ojo maravilloso."
Camila se centró en mí una vez más.
-"¿Eso crees?"
"Sí. Todo suena bonito. Pero no tengo ni idea de  dónde empezar."
Las cejas de Camila se juntaron mientras pensaba.
-"Vamos a hacer un par de llamadas telefónicas. Necesitas que algunos profesionales, especializados en reformas, te hagan un presupuesto. No queremos un novato que venga aquí y haga un trabajo de carpintería nefasto. El que  sea, tiene que ser capaz de copiar el trozo de  moldura que hay ". -Caminó hacia mí y frunció el ceño. -"Esto va a ser caro."
+"Suena caro", -le dije.
Ella hizo una mueca, encogiéndose en una disculpa.
-"¿Tienes un presupuesto en mente?"
-"Tengo una cuenta bancaria limitada." -Me eché a reír.-"Pero vamos a hacer algunos números y a ver lo  que sale."
--"¿En serio?"- Dijo sin poder contenerse.
--"Si, estoy segura de que quiero hacerlo."
-"Lauren, eso es maravilloso."- Dio un paso hacia delante, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello y apretándome con fuerza. Sé que el abrazo duró sólo unos segundos, pero se sentía como si el  tiempo se hubiera parado. El limpio y fresco aroma de su pelo llenó mi nariz mientras tomaba una  respiración profunda. La sensación inesperada de sus brazos y la cercanía de su cuerpo contra el  mío me dejó sin respiración.
Cuando por fin me soltó, hasta que no vi la sonrisa en su rostro no pude respirar. El sonido del aire que salía de mis pulmones era como un  pesado suspiro anhelante.

Segreti del PassatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora