prólogo

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Mateo

Producción Reyes, México

Sólo eran las diez y media de la mañana, pero Mateo Symanski, director creativo de Producción Reyes, ya tenía un mal día.

El último episodio de Sanguijuelas, su programa de culto, se estrenó anoche y él había llegado a la oficina de muy buen humor, hasta que pasó por delante del escritorio de Cris.

Cris -que hasta hace dos horas era el último asistente personal temporal asignado a Mateo- le informó, con mal disimulado regocijo, de que había una tormenta en Twitter por el episodio de anoche. Ofreció su teléfono a Mateo para que leyera el hilo, y Mateo, que normalmente no prestaba atención a las redes sociales, se enfureció por los estúpidos comentarios. Envió una respuesta inmediata y llena de blasfemias al primer comentario y estaba trabajando en una segunda cuando Cris se puso histérico y se envolvieron en una pelea por su teléfono.

¿Cómo iba a saber Mateo que la respuesta iría en nombre de Cris? No era como si fuera su nombre real. ¿A quién le importaba lo que dijera @teamcocopops?

Después de eso, las cosas fueron cuesta abajo rápidamente.

Cris salió furioso, anunciando dramáticamente que aquello era "la gota que derramó el vaso". Al parecer, había habido bastantes otras molestias, incluidas las que aparecieron en los comentarios de todos los demás ex-empleados. Por ejemplo, la poca paciencia de Mateo, su incapacidad para trabajar con la tecnología y sus frecuentes peticiones en horas extras.

Todo ello hizo que Mateo se viera obligado a llamar a Samely, de nuevo, y pedirle que llamara a la agencia. Otra vez. Lo que causó la visita del jefe de RRHH, que le sometió a una larga y aburrida charla. Otra vez.

Después de haber asistido, Mateo empezó a intentar crear su propia cuenta de Twitter, pero la tecnología se lo impidió. En eso se encontraba en estos momentos, con una irritación que aumentaba exponencialmente mientras el puto circulito giraba inútilmente en el centro de su pantalla. Y diablos, tenía que atender una llamada importante a las once.

Empujando la silla hacia atrás, se puso en pie, se dirigió a la puerta y la abrió de golpe. Cris ya se había ido, pero Alexander, el asistente personal de Toni que se sentaba en el escritorio vecino, levantó la vista de la pantalla de su ordenador.

—Alexander —dijo Mateo—. Necesito tu ayuda.

—De acuerdo —dijo Alexander con desconfianza, subiéndose las gafas a la nariz—. ¿Es urgente? Estoy ocupado reuniendo las cifras de costes para la reunión de producción de Toni.

—Muy urgente —respondió Mateo—. Tengo que responder a unos comentarios en Twitter inmediatamente, pero no me deja crear una cuenta.

La mirada de Alexander se desvió.

—Bien —dijo lentamente—. Entonces, ¿todavía estás trabajando en eso?

—Maldita sea, lo estoy haciendo. ¿Leíste los comentarios? Maldita mierda difamatoria.

—Tal vez deberías dejar que Legal se encargue de ello —sugirió Alexander tímidamente.

—A la mierda —espetó Mateo—. Legal nunca hace nada. La última vez que les denuncié algo...

—Ah, ahí estás, Mateo —dijo una nueva voz, con una leve nota de advertencia en el tono excesivamente alegre.

Mateo se giró para ver a Samely, la directora de la oficina, acercándose.

—Samely, es el momento perfecto —dijo rápidamente—. Mi computadora está fregada, necesito una nueva. Ahora mismo, mierda.

—Sí, bueno, antes de hablar de eso, déjame...

total control creativo | matemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora