HURTS GOOD ;; MJ [F4 THAILAND]

10

LAWAN MIRABA COMO SU GATA ESTABA MIRANDO SERIAMENTE A MJ, MIENTRAS ESTE SIMPLEMENTE besaba cada vez que podía su mejilla para disfrutar de las reacciones de la pequeña gata que refunfuñaba en su lugar molesta.

—Deja de hacer eso o va a molestarse en serio—dijo graciosa.

—Mmmm... no quiero detenerme, realmente me gusta como Salem esta mirandome

—¿Por qué?

—Es como ver tu forma animal mirándome con desprecio, es satisfactorio

—Estas loco

—Por ti, definitivamente

 Y la pelinegra comenzó a reírse, al mismo tiempo que MJ decidió atacarla con una metralleta de besos por toda su cara, haciendo al felino maullar disgustado e irse al cuarto de la pelinegra de manera lenta.

—Te dije que ibas a enojarla

—No me importa—dijo gracioso— además, era mejor que se fuera, así no ve como te doy besitos

—Eres todo un caso, MJ... —dijo antes de ser besada.

 El chico llevo sus manos al cuello ajeno para simplemente tener un mejor agarre y tocar con las puntas de sus dedos el cabello sedoso de la contraria, mientras que ella simplemente le abrazaba por los hombros, soltando la coleta del más alto para dejarlo caer y pasar sus dedos por este.

—Joder Lawan, eso fue muy atractivo—lo sintió jadear contra sus labios apenas se separaron.

—Eres todo un hormonal, MJ—se alejó, riéndose por la reacción del chico

—Definitivamente tu me vuelves hormonal, señorita

—Eres un asqueroso—le puso una mano en su cara para ocultar su sonrojo, escuchándolo reír.

MJ MIRABA CON ATENCIÓN LA TELEVISIÓN, REALMENTE AUN NO COMPRENDÍA LA OBSESIÓN DE LA PELINEGRA POR ESAS CRIATURAS amarillas y de overoles que ayudaban a los villanos con sus fechorías, ni mucho menos del porque estaban viendo todas las películas que los implicaban, incluso, podía dar por sentado que aprendió a decir "banana" como ellos.

—¿No quieres ir a una cita?—preguntó, aferrando sus brazos con más fuerza a su cintura.

—¿Me estás invitando a salir contigo, en serio?

—Creo que debes ir a revisarte esas orejas, abuelita, que la sordera es grave

—Ya!—le golpeó el brazo, riéndose— deja de llamarme abuela y lo pensaré

—Bien, ¿qué tal el parque de diversiones?, quiero que llenes este apartamento con los peluches que ganaré para ti

—¿Y por qué estas tan seguro que los ganarás tú y no yo?

—Porque simplemente lo se—le guiñó un ojo— ahora, ve al baño y arréglate si lo quieres, que nos vamos

—Esta bien— le dio un beso esquimal antes de levantarse y proceder a ir al baño.

MJ estaba demasiado feliz, incluso, sabía que ir a a esa cita iba a facilitar mucho las cosas para ambos, sobre todo, porque le demostraría que él era un buen partido y que era todo lo que ella podría buscar en un hombre.

EL PARQUE DE DIVERSIONES LOS HABÍA RECIBIDO CON LOS GRITOS EUFORICOS DE LAS PERSONAS SOBRE LAS ATRACCIONES Y LAS PAREJAS COMPARTIENDO algodones de azúcar, algo que sin duda, harían. El pelinegro se aferró a la mano de su acompañante para caminar hacía una de las montañas rusas para poder comenzar con la entretención.

—¿Te gustan las montañas rusas?—la chica alzó una ceja.

—La verdad, mi juego favorito es la rueda de la fortuna—sonrió— ¿y el tuyo?

—La casa del terror

—¿Por qué?

—Es gracioso ver como los actores tratan de asustar con sus pésimas actuaciones, sobre todo cuando los golpean algunos por el miedo—admitió entre risas— ¿y por qué te gusta la rueda?

—Porque puedes subir con quién te gusta, ver el atardecer y parte de Bangkok—admitió, acostando su cabeza en el hombro de la fémina— además, puedes besarte ahí y confesarte, es un lugar precioso

—¿Te has subido con alguien ahí antes?

—La verdad, nunca—se sinceró— siempre supe que el día en que suba, va a ser con alguien especial, con quién quiera pasar el resto de mi vida... aveces los mujeriegos también nos gustaría casarnos y hacer nuestras vidas como las de los demás

—Suena profundo y adorable—reconoció.

—Realmente lo es—soltó una risita— ¿tu no piensas así?

—Bueno, no busco casarme aún, ya sabes, apenas estoy en mis veinte y...—suspiró— quizás te robe la idea y allá arriba me declaré a mi futuro marido

—O quizás se te declaren a ti, quién sabe

Y MJ nunca se había sentido tan mimado y querido en ese momento, porque los brazos de Lawan junto a su perfume envolviéndolo le hacían feliz y eran lo que quería para toda su vida... porque al parecer Lawan era su otra mitad.