°El Hada: Capítulo 4°

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Desde que comencé mi misión he deambulado por este pueblo durante la noche en busca de los corazones que traerán al mío de regreso, es por ello que he podido crear un registro de las personas que viven aquí, pero bien lo supe desde el comienzo que los buenos corazones son demasiado escasos.

Aunque, después de que 5 me fallaran comencé a ser más selectiva; no me sentía preparada para otra decepción de llevar como invitado a otro que fingiera ser algo que no es. Era más análisis, pero sabía que valía la pena.

Y ese día cuando comenzaba a quedarme sin posibles preceptos y comenzaba a pensar en lo que podría hacer para solucionarlo, una brisa con cierto aroma llegó a mí en medio de mi fantasmagórico recorrido.

La estación de tren... Un joven que aparentaba ser lo que me faltaba apareció en el sitio en donde por tanto tiempo esperé el regreso de mi corazón. Eso sonaba como una coincidencia que no podía ser más perfecta. Tuve que vigilarlo después de que llegó, ver lo que hacía y determinar si sus buenas acciones eran verdaderamente provenientes de su corazón o si venían más de su mente.

Un detective que me investigaba a mí y el por qué mis invitados estaban en mi casa en vez de en la suyas: Jules Vinted

De manera sigilosa lo seguí, lo vi haciendo preguntas de casa en casa de los que son mis invitados y de sus amigos, hasta el momento no pareció que su sentir bueno viniera de su corazón. Pero cuando pensaba rendirme con él y volver a revisar mi registro, lo vi haciéndole esa promesa a esa chica; la manera en cómo la miró, la manera en la que sostuvo su mano, todo me resultaba tan... Familiar.

Era oficial. Jules tenía el corazón bondadoso que necesito.

Aunque algo de lo que ha dicho esa chica me ha tocado un poco. En su leyenda dicen que yo perdí la cabeza y comencé a arremeter contra el pueblo destruyendo cosas y lastimando gente, y como se nota que las historias se difuminan después de pasar por los ponzoñosos labios humanos, como si yo no supiera exactamente la noche de la que hablaba esa leyenda y en la que dicen que enloquecí y perdí el ultimo rastro de razón que quedaba en mí.

Era 1947. Llevaba ya dos años luchando con ese sentimiento de vacío; por mi corazón que seguro no le habría gustado verme así y por mí que seguro comenzaba a quedarme sin lagrimas para llorar. Intenté seguir con la vida que habíamos construido, aunque al mismo tiempo estuviera buscando las respuestas a cómo seguir.

Esa noche terminé mi jornada en el restaurante, limpie todo y me asegure de que todo estuviera cerrado antes de ir a ese salón de baile; siempre pensando que me haría sentir mejor y sabiendo que estar en casa solo me traería los recuerdos. Recuerdo estar mirando el elegante trago frente a mí en la barra, recuerdo haber visto a personas felices bailando a mi alrededor, recuerdo haber escuchado como humanos murmuraban de mí preguntándose lo que hacía alguien como yo ahí sola o si de verdad venia sola, fue incluso repugnante el haber escuchado como algunos planeaban acercarse a mi y hablar conmigo. Y yo... No pude soportarlo.

Azoté un billete en la barra para pagar la cuenta de los tragos que había bebido, salí del lugar y caminé un par de calles hasta un parque en donde pensé que nadie me vería. Fue ahí, en una banca en donde mi disfraz humano finalmente cayó y yo solo pude mirar mi mano en donde seguía llevando mi anillo y pude ver como por debajo de mi blusa el cómo el sitio en donde debía de estar mi corazón parecía tener un moratón, como si me hubieran dado un golpe en la zona.

Había tenido la fecha presente todo el día, pero no había tenido ni un sólo momento para llorarla y pensé que si los humanos podían olvidar sus problemas entre música y alcohol yo también podría, pero estando ahí me di cuenta de que estaba equivocada: Era nuestro aniversario de bodas y sin embargo era el segundo que pasaba sin él. Me desplomé en el suelo y solo comencé a llorar y gritar al compás del dolor que sentía en ese sitio donde debía de estar mi corazón.

Fue hasta que escuché las sirenas de la policía que pude salir de esa burbuja amarga y darme cuenta de lo que había hecho; pasé años sin usar mi magia en un intento desesperado por parecerme a los humanos y poder camuflarme con ellos, y un desliz de emociones fue como si mi poder hubiera explotado y destruido todo lo que se encontraba a su paso. Del susto sólo pude cambiar mi tamaño y salir volando de regreso a casa, pero estando en el aire me di cuenta de que no eran solo policías, sino que había personas cerca de las que en medio de mi dolor no me percaté y que ahora estaban heridas por mi culpa.

Y ahora los humanos tenían la leyenda de que un día me volví loca y comencé a lastimar a todos los que se me ponían en frente; claro que estaba sufriendo, claro que eso de alguna manera te nubla un poco la razón, pero si algo me había enseñado él era que aún había humanos buenos a los que no me veía en la necesidad de lastimar.

Pero bueno, cuando me arrestaron me di cuenta de que aquellos a los que había lastimado seguro se lo habían merecido completa y absolutamente.

Pero ahora sé que Jules es lo último que necesito para traer de regreso a ese corazón que yo sabía que era bueno, después de eso cumpliría mi promesa y poco o nada podríamos tener que relacionarnos con los humanos.

~•~•~

Como siempre, un humano arruinó mi primer intento de conseguir a Jules al haberlo detenido; estuve tan cerca que casi pude sentirlo. Los días consecuentes su hotel tenía más seguridad, él se veía que dormía menos y salía solo de día, sentía como si me evitara a toda costa.

Es por ello por lo que me pareció extraño cuando encontré su estela de energía caminando por la calle por la noche. El que estaba haciendo tan tarde fuera de su hotel sinceramente no me importó, tenía que actuar rápido ya que no sabía si tendría una oportunidad como esa otra vez.

Con un simple movimiento de mis manos fue que hice aparecer a uno de mis caballeros invitados a la fiesta de té, ni siquiera pude recordar el nombre en el momento, solo pude recordar el color de su traje. Le temía a que algún elemento del exterior le trajera sensaciones que no necesito que tenga en estos momentos, pero a pesar de que se vio desconcertado encontrándose en el exterior, fue cuando vio a mi versión pequeña ofreciéndole una de sus paletas de corazón que pareció verse apacible otra vez y se dejó cambiar de ropa por una mucho más casual de lo que podría ser un traje de caballero. Mis instrucciones eran claras, solo esperaba que no lo arruinara.

Mientras él caminó con dirección a Jules fue que desde la distancia yo liberaba mi hechizo para dejarlo en aquel mismo estado con el que había atraido a los otros, mi perfume a pan recién hecho con ese toque mágico que atrae a todos sin excepción. Jules finalmente era mío, con un poco de acondicionamiento como a los otros conseguiré su corazón y finalmente recuperare el mío. Y por supuesto, aquel que me ayudó se vería gratamente recompensado.

Una Magica Fiesta de TéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora