Durante los días siguientes Jules intentaba no pensar en aquello, pero la cantidad de variables de lo que podría haberle pasado seguían dando vueltas en su cabeza, por lo que era como si el tema de su posible desaparición jamás lo abandonara del todo.
Un toquido el sonido de un toquido en su puerta lo hizo poner los pies en la tierra mientras divagaba mirando el tablero de corcho. Él dio el pase desde el interior y la puerta se abrió.
—Jules, me dieron la indicación de que te entregara esto— mencionó la oficial que había acudido a su oficina
Le hizo entrega de un pequeño sobre que Jules abrió de inmediato. En su interior encontró una memoria USB de color gris y la otra de color negro.
—¿Y esto? — dijo él
—Son las grabaciones de los sitios que pediste— mencionó la oficial un momento antes de volver a dejarlo solo
Aquello fue lo que hizo a Jules poner los pies en la tierra mientras de manera apresurada sacaba su computadora de su mochila. Mientras veía la pantalla de carga del sistema operativo solo pensaba en por qué las grabaciones no habían sido revisadas; incompetencia, olvido o porque pensaran que no les podían dar información útil y que no superan ellos ya. Cualquiera que fuera la razón, al final los nada baratos honorarios de Jules se basaban en detectar cosas que la policía no podría. Las memorias no estaban rotuladas diciendo cual era las del museo y cuál era la de la base militar por lo que solo eligió una al azar y fue la que conectó a la computadora. El destino lo había llevado conectar la memoria negra en la que se encontró con las grabaciones pertenecientes a los días de desaparición en la base militar.
Un punto que Jules no le pudo negar a la incompetencia de la policía era que esas grabaciones realmente no presentaban algo que no hubieran visto ya o que se hubiera supuesto con los testimonios. En ellas solo se veía a los jóvenes cumpliendo con la guardia programada y que repentinamente abandonaran su puesto y alejándose de la visión de la cámara en cacería de algo que quizás solo ellos podían ver o que quizás se trataba de ese aroma que habían descrito. A pesar de que en la memoria también había grabaciones de los días en los que aquellos 5 jóvenes habían regresado, en ninguna de las cámaras se ve que entraran por algún sitio; como si la secuestradora tuviera contactos en el interior y supiera los puntos ciegos de las cámaras. En definitiva, las grabaciones de la base militar no servían de mucho.
Finalmente, Jules desconectó la memoria para darle el espacio a la que era de color gris, esperando que proporcionara más información de la que lo había hecho su compañera de sobre.
~•~•~
Jules reunió a todos los elementos de policía que se encontraban encargados del caso de las desapariciones periódicas y quienes se encontraran involucrados en la investigación del museo. Se suponía que para el uso de la sala de proyecciones tendría que haber hecho un oficio un par de días o quizás horas antes, pero la emergencia con la que Jules habló hizo que le concedieran una excepción a la regla. Lo que Jules había visto le había dado el valor de hablar de aquello que había guardado celosamente desde que había recogido los resultados de los brazaletes; por su cabeza habían dado vueltas las palabras de Rori de que pudiera tratarse de una vieja leyenda local, pero siempre lo pensó como que se le tomaría por un loco o por un soñador que solo los guiaría a perseguir fantasmas que conducirían a caminos sin salida. Ahora solo conectaba su computadora al proyector de la sala y apagaba la luz para dejar el video correr.
La grabación era perteneciente a aquella sala de restauraciones que Jules había encontrado casi destruida. Ahí estaba, el ataúd de hierro encontrado por los mineros en esa cueva construida aun en contra de las manifestaciones y peticiones de algunos lugareños, solo esperando de manera paciente a que alguno de los expertos del lugar le hiciera los apropiados análisis para corroborar su veracidad y que de ser el auténtico ataúd que mencionaba la leyenda comenzarían con la búsqueda de información con la que construirían su propia exhibición en la sala de historia. La cámara marcaba el siguiente suceso como algo ocurrido a las pocas horas de la mañana. A pesar de que seguro no tendría que estar ahí, la ventana dejó entrar unos cuantos rayos de sol por entre las persianas, y a los pocos segundos se vio como el ataúd comenzaba a sacudirse de manera violenta finalizando su bamboleo sin sentido con que la tapa se saliera de su sitio con gran fuerza y chocara con alguna de las estanterías, aunque aquello último eran las suposiciones de la policía por el sonido que la cámara captó. La salida de la tapa dejó correr por el cuarto una nube de neblina blanca de gran espesor y con los rayos de la luz se divisó una silueta tomando asiento desde el interior del ataúd, se abraza, mira en todas las direcciones antes de soltar un poderoso grito que arrasa con todo a su paso y fríe el sistema de cámaras de seguridad, comenzando por aquella que le había visto. Jules regresó un par de cuadros para poner pausa en donde aquella silueta toma asiento y pasó en frente.
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Una Magica Fiesta de Té
Dla nastolatków¿Como 7 una fiesta de té puede unir vidas tan diferentes? El detective que busca resolver el caso más raro de su carrera. El hada que busca traer lo que le han arrebatado. Y el soldado que busca regresar a casa.