#03

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Siempre era capaz de leer a través de él. O al menos eso era lo que pensaba.

Él siempre sonreía a las personas que apreciaba, las hacía sentir bien y seguras con simples pero confiadas palabras. Como la vez que puñalaron a Draken, fue él quien pudo aligerar aquel ambiente de angustia y tristeza que había en el lugar.. Y todo con una sonrisa y palabras llenas de seguridad.

Sin embargo, sabía que no era así. No siempre sonreía, no se decía a sí mismo aquellas palabras llenas de confianza...

Habían días... En los que él simplemente no podía sonreír. Y era justo en esos días que yo le deseaba un brillante mañana, que aunque se alejara para no mostrarse débil o inseguro ante mí, pudiera sonreír con sinceridad... Eso era lo que deseaba, que pudiera ser feliz y sonriera de manera auténtica, al menos por una vez...

Pero no ocurría.

¿Acaso mis plegarias no llegaban a los Dioses? ¿Debía desearlo con más fuerza? ¿Debía... Esforzarme por conseguirle aquel brillante mañana que tanto deseaba para él, sin importar que?

Solté un suspiro y levanté la mirada, inevitablemente mis ojos observaron la inmensidad y oscuridad del cielo nocturno, que poco a poco comenzaba a aclararse debido a la mañana que llegaba.

Sentí un par de pasos a mis espaldas seguido de un movimiento a mi costado, no me molesté en voltear para saber de quien se trataba pues ya sabía, sabía quien era.

—¿Qué haces aquí afuera? —preguntó.

—No podía dormir así que decidí salir y tomar un poco de aire fresco. —respondí, aún mirando el cielo.

—¿Pesadillas otra vez? —negué con la cabeza a su pregunta— ¿Entonces...?

—Un simple insomnio nocturno, no te preocupes. —cerré los ojos e inhalé hondo— Seguramente podré dormir mañana.

—Ya veo...

En el lugar reinó el silencio luego de sus palabras, aunque en realidad no había mucho de que hablar en ese momento.

—¿Tienes frío? Hace bastante. —dijo él, rompiendo con el silencio del lugar.

—Creo que estoy bien. —afirmé, abriendo nuevamente los ojos para observar como el amanecer se hacía cada vez más presente.

No muchos minutos después, sentí un pequeño peso en mi hombro. Miré de soslayo y mis ojos captaron su rostro y expresión tranquila.

—Estás fría. —mencionó— ¿Hace cuánto estás aquí?

—Mhm.. Hace bastante tiempo...

Sentí como su mano se movió dudosamente cerca de la mía, bajé un poco la mirada y observé sus movimientos, parecía que no estaba seguro de tocar mi mano. Pero estaba bien, quería que tomara mi mano antes de que comenzara la mañana.

Sin embargo, no realicé ningún movimiento, y no fue hasta que el sol comenzó a mostrarse aún más que Mikey tomó mi mano. Una vez unidas nuestras extremidades afirmé con ligera fuerza nuestro agarre, recargando suavemente mi cabeza sobre la suya que seguía en mi hombro.

Cerré los ojos y traté de centrarme únicamente en aquel cálido tacto que emanaba de su mano. Sin embargo, como siempre, fue imposible que mi cabeza permaneciera tranquila...

Habían días difíciles en los que él se encerraba en su deseo de querer olvidarlo todo... Y estaba bien, entendía eso, lo entendía a él. Siempre estaba ahí para brindarle un abrazo e intentar derretir y terminar con aquellos crueles y amargos sentimientos que lo agobiaban.

“Está bien, ya no hay nada de que tener miedo, Mikey”

Eran las palabras que solía decirle cuando, repentinamente, colapsaba.. Siempre estuve con él en esos casos, asegurándome de que se sintiera acompañado y de que no se descuidara.

“Puedes compartir un poco de tu carga conmigo, ¿Sabes?”

Le repetía una y otra vez pero era inútil, no hablaba de la razón de aquello que lo hacía sentir así. Y cuando hablaba, siempre tenía el presentimiento de que aún se guardaba para sí mismo muchas cosas que lo atormentaban...

¿Por qué? ¿Por qué quería quedarse con aquello que le hace tanto daño? ¿Por qué no me compartía un poco de su carga?

¿Por qué... No me dejas ayudarte?

Apreté mis labios antes de soltar un suspiro, abrí los ojos y observé al horizonte. Aún faltaba tiempo para que el amanecer se hiciera presente.

—Mikey... —lo llamé, él tarareó en respuesta— ¿Te quedarías junto a mí.. Hasta el amanecer...?

Otro silencio se formó, sin embargo, el cómodo ambiente no desapareció de nuestro alrededor, ni de nosotros.

—De acuerdo... —accedió— Me quedaré contigo... Hasta el amanecer...

E inevitablemente sonreí por su respuesta..

➱ 𝐻𝑎𝑐𝑖𝑎 𝑆𝑢 𝑂𝑠𝑐𝑢𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑... | Ɱαɳʝιɾσ ʂαɳσ/Ɱιƙҽყ X ʅҽƈƚσɾα.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora