II

649 36 1
                                    

Marinette

—¡No no no!

No encontraba mi bolso y ya me estaba desesperando.

—Donde lo dejaste la última vez Marinette.—Dijo Tikki.

—Solo recuerdo haberlo dejado cerca de la cama, y ahora no está.

Ya no sabía dónde más buscar y se me acababa el tiempo

—No se porque siempre llegas tarde estando tan cerca del instituto.—Dijo Tikki un poco graciosa.

—Si, yo tampoco entiendo

Mientras me quedaba viendo la cama intentando recordar dónde estará el bolso, mi madre grito desde la cocina.

—Marinette llegaras tarde, además ya está el desayuno.—Dijo mamá

—Si ya bajo, denme 5 minutos.—Dije buscando debajo de la cama.

No sé porque estaba buscando ahí si se perfectamente que el bolso no debería estar...

—Ja! Lo encontré.—Dije entusiasmada.

—Bueno vamos a desayunar, se te hace tarde.—Dijo Tikki escondiéndose en el bolso.

Al bajar las escaleritas me encontré a madre y a mi padre desayunando.

—Marinette deberías levantarte más temprano o alistar tus cosas antes, en la noche por así decirlo.—Dijo mi madre mientras tomaba asiento

—No te preocupes mamá, no volverá a pasar.—Le dije mientras le dedicaba una sonrisa.

—Bueno desayuna para que te puedas ir.

Al terminar de desayunar me dirijo al instituto. Al cruzar la calle vi el Auto en el que se venía Adrien.

Justo cuando llegaba note que la puerta se abría y de ahí salieron dos personas, Adrien y Félix. Siendo sincera no sabía cómo reaccionar así que tomé la que sabía utilizar a la perfección, esconderme.

Me escondí detrás de los arbustos y mire con mucha atención a dónde se dirijan. Me imagino que Adrien venía a la escuela y Félix se iría pero no sucedió así.

Mientras seguía oculta (no tan oculta) Alya me sorprendió.

—¡Ey!—Dijo Alya de pie al lado de los arbustos.

—¡Ahhhh!—Grite.—Alya, no puedes asustar a la gente así.—Dije mientras tomaba aire.

—Oh lo siento, pensé que no te asustarias.—Dijo Alya muy tranquila.

Alya seguía de pie mientras yo estaba oculta.

—Bueno es hora de preguntar, ¿que haces ahí escondida?—Dijo Alya colocándose una mando en la cadera.

—¿No has visto a Adrien?—Dije en un susurro.

—Ehh si, todos los días. Está en el mismo salon que el nuestro, es imposible no verlo.—Dijo Alya en modo pensativa

¿Es posible querer tanto a alguien?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora