VIII

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Marinette

—En serio Alya, no podré ir.—Dije arreglando mi habitación.—Félix vendrá para comenzar con el proyecto, quiero terminar con esto rápido.

—Esta bien, pero no me debes dar una explicación a mí, sino a los chicos.

—Si si, les diré que a la próxima me muestren su nueva canción.—Dije asomandome por el balcón.

—Bueno, te dejo con tu amigo.—Dijo Alya antes de colgar.

Mire para ver si ya venía Félix. Desde su último mensaje no me ha escrito más. ¿Debería escribirle?.

Y como si el universo me oyera, ví el auto estacionarse frente a la panadería.

Félix

Baje del auto y camine hacia la puerta.

—Buenas tardes, ¿Se encuentra Marinette?.

—Aqui estoy uohh.—Dijo mientras se tropezó con una mesita.

Solo me límite a mirarla.

Deberías ayudarla ¿No?.

Me acerque y estiré mi mano. La tomo y pudo levantarse.

—Gracias.—Dijo mirándome fijamente.

—Cof cof.—Tosió su Sabine, su madre.

—Ah mamá, Félix está aquí porque haremos un proyecto juntos. Vamos.

La seguí por las escaleras hasta llegar a la puerta de su casa.

—Vamos pasa, siente cómodo.—Dijo cerrando la puerta a mi espalda.

Eche un vistazo a su casa, es muy linda y acogedora.

—¿Quieres hacer el trabajo aquí o en mi habitación?.

—¿Me estás pidiendo que suba a tu habitación, Marinette?.—Dije acercándome a ella.

Ví como retrocedía.

—No...no...no es nada raro jaja, solo que allá tengo una computadora.—Dijo apartándose de mi.

—Tranquila, no te pongas nerviosa. Además no eres mi tipo.

La miré y ví como estaba sorprendida.

Marinette

Ja! Y quién se cree que es.

En qué momento me le declare o dije que me gusta.

No es que me ofenda (bueno un poco) pero ¿Como se atreve?.

—A ver Romeo, tu tampoco eres mi tipo.

—Eso dices tu.—Dijo mirando una foto mía de bebé.—¿Eres tu?

—Si, y no mires eso.—Dije jalandolo del brazo para subir a mi habitación.

Menos mal que la arregle un poco.

—Siéntate por ahí.—Señale un cómodo sillon

—Como podría sentarme ahí, si no estás tú.—Dijo muy tranquilo.

Pero, ¿que le pasa hoy?.

—Si si, lo que digas. Déjame buscar el cuaderno.

Mientras buscaba el cuaderno, sentí que me agarró del brazo.

—¿Puedo preguntar algo?.

—¿Qué es?.

—¿Te parezco lindo?.

—¿A qué viene esa pregunta?.

—Solo quiero saber que piensas.

Bueno, si Félix se parece a Adrien eso quiere decir que es lindo ¿No?.

–Hmm no lo sé. Si

Me soltó del brazo y se dió la vuelta.

Encontré mi libro y me senté al lado de él.

Félix

Dios, me consideraba lindo. Se que lo soy pero que Marinette me lo dijera es otra cosa.

Sentí que me ruborice así que me di la vuelta para que no lo notará.

Cómo puedo ruborizarme por algo que Marinette me ha dicho, muchas chicas en Londres me lo decían.

—Encontré el cuaderno.—Dijo sentándose a mi lado.

Ahora que me había dicho lindo, no puedo tenerla cerca.

—¿Estás bien?.—Dijo sacándome de mis pensamientos.

—Si.

—Bueno de que será el proyecto. ¿Has pensado en algún tema?.

—¿Cuales son tus flores favoritas?.—Dije mientras ella hojeaba el cuaderno.

—Te hice una pregunta sobre el proyecto.—Dijo a la defensiva.

—Y yo de uno de tus gustos.

—Eso no se pregunta en una tarde de estudios.

—¿Pero tenemos que conocernos no?.

—Si, pero no sé pregunta ahora.

—¿Ah no?.

—No.–Dijo mirándome.

—¿Entonces cuando se pregunta eh?.

—En una salida tal vez.

—¿Entonces para responderme tiene que ser una salida?

—Espera no dije e...–No la dejé hablar

—¿Te gustaría salir conmigo?.

Di que sí, di que sí.

No sé porque quiero que diga que si, pero espero que lo haga.

¿Es posible querer tanto a alguien?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora