9. Favores y castigos

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Sabía que debía levantarse pero la flojera estaba pudiendo con él. Había dormido poco y el constante sonido de su despertador cada cinco minutos estaba comenzando a matar sus ganas de vivir. Quizás debió haberlo apagado hacía ya media hora.

Finalmente se levantó de la cama sabiendo que si no lo hacía, llegaría tarde al trabajo y eso era algo que Chan no podía permitirse. Posiblemente si no estuviera trabajando lo obligarían a entrar a la universidad y aun no se sentía listo para eso. Prefería seguir trabajando medio tiempo y pasar el resto del día con sus amigos. Era una maravilla aquello, no tenía muchas preocupaciones en general. Su futuro era un tema que a veces llegaba a su mente pero se deshacía rápidamente de él, no quería saber nada del futuro. Ya lo dejaría en manos del Christopher del futuro.

La puerta se abrió cuando él aún estaba sentado en su cama debatiéndose sobre si bañarse ese día o no.

—Hijito —era su mamá quien le hablaba con una voz suave —, Minatozaki está abajo.

Chan abrió los ojos alzando las cejas. ¿Escucho bien o sigue dormido?

—¿Quién?

—Sana, tu amiga. Ve a bañarte, le diré que te espere unos minutos. —dijo antes de cerrar la puerta.

El chico se quejó internamente, ahora estaba obligado a bañarse. Con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido por las molestias del sol atravesando sus delgadas cortinas, buscó algo de ropa limpia y caminó casi arrastrando sus pasos hasta el baño. Por las escaleras escuchó a su madre manteniendo una charla amena con la pelirroja, sonrió al escucharlas. Sabía que su mamá era como una tía para la chica.

Después de una corta y fría ducha, en la que por fin pudo despertar por completo de su sueño, se puso ropa limpia y salió con una toalla en la cabeza. Tenía planeado terminar de peinarse en su habitación pero se sorprendió al ver a la chica sentada en su cama.

—Buenos días, ogro. —saludo la chica.

—Buenos días, fea. —regresó el saludo con una sonrisa.

La pelirroja hizo una señal haciendo que Chan se sentara en el piso frente a ella mientras le ayudaba a secar su cabello. Aquella escena era bastante nostálgica para ellos. Habían crecido siendo muy unidos de pequeños, ella incluso solía juntarse con Jisung y Changbin pero definitiva Chan era su mejor amigo, principalmente porque estudiaron juntos y la brecha de edad no existía entre ellos.

En algún momento de sus vidas solían estar pegados como uña y mugre pero comenzaron a distanciarse cuando entraron a la adolescencia. No hubo peleas ni conflictos, simplemente cada uno tenía diferentes intereses. Aun así, era bastante agradable volver a hablar y verse como solían hacerlo de jóvenes.

—Necesito que me ayudes en algo. —dijo finalmente la chica cuando el cabello de Chan ya estaba seco y bastante chino.

—Claro. ¿Ocupas dinero? No he estado ahorrando mucho pero algo tengo. —contestó adivinando lo que le iba a pedir.

No era la primera vez que le pedía dinero, tampoco tenía problemas con prestarle. Solía ser bastante responsable y le regresaba el dinero apenas podía. Antes de que la chica siquiera le contestara, él ya estaba sacando su cartera de ahorros.

—¡No, no! ¡No es eso! —se apresuró a contestar la chica mientras se aproximaba a él obligándolo a guardar la cartera de vuelta a su lugar.

—¿No? ¿Ocupas qué le vuelva a decir a tu mamá que te quedaste en la noche? —preguntó adivinando la segunda cosa que más solía pedirle.

Incontables veces tuvo que mentirle tanto a su madre como a la madre de su amiga, pero no le ocasionaba problema alguno. Siempre se aseguraba de que las cosas salieran bien. También se preocupaba por el bienestar de la chica y por su seguridad le pedía que siempre tuviera su ubicación activaba y ligada al teléfono de Chan, incluso tenía su teléfono como número de emergencia.

4RACHA  °Stray Kids°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora