4
Amarrar sus miembros a la cama matrimonial no fue trabajo fácil dado a la estatura de Jimin, aun así (y con ayuda de extensiones de sogas) logró acomodarlo antes de que él se despertara. Pasó rato observando su desnudo cuerpecito con ojos de lobo hambriento, justo tan bello como aparentaba, y seguro igual de delicioso también.
Su piel nívea en algunos lados estaba roja por la presión que las sogas ejercían, pero Jimin estaba dormido en parte gracias al cloroformo; sin embargo, V estaba muy poco seguro, ya habían pasado horas y la noche caía, el chico tenía el sueño pesado. Los suaves y rosados labios estaban entreabiertos, respiraba por la nariz y por la boca de vez en cuando. No roncaba y tampoco se movía mucho, lo que lo hacía parecer un ángel. Pero Jimin en sí asemejaba a un ángel.
Se acercó a él con paso lento, evaluando en su cabeza su próximo movimiento y tan emocionado como acojonado, porque estaba a punto de cometer la mayor locura de su vida, pero una locura atractiva. Algo que necesitaba.
Solo verlo así, tan sumido al mundo de los sueños y ajeno a la realidad, le colocaba caliente. Su pene estaba levemente duro, y sus dedos cosquilleaban en las puntas con deseos de tocar el suave cuerpo. Lo hizo. Acercándose con parsimonia, su piel erizándose cuando al fin el contacto se convirtió en un hecho.
V le besó el cuello inclinándose un poco, sus manos ahora posadas en las caderas del menor. No había agarrado la confianza suficiente para subirse a la cama, pero después de cinco minutos besando los labios inmóviles de él y saboreando su sabrosa saliva, supo que anhelaba más que eso.
Y es que nada más había estado tanteando el terreno. Se posicionó entre las piernas de Jimin, ahora bajando sus besos y dando con sus clavículas potencialmente marcadas, sus piernas lampiñas y su pecho en igualdad de condiciones, también fueron lugar donde repartió castos besos, a veces utilizando los dientes para dejar marcas en lo suyo.
Se quitó el pantalón y tirándolo a algún lugar que desconocía, palpó su propio pene, duro con tan solo la imagen. Jimin estaba totalmente desnudo, así que nada más debió abrir las cortas y blancas piernas para hallar su entrada rosada. Bombeó su falo con fuerza, gimiendo y acercando su rostro para plantarle un beso en la boca, metiendo su lengua y disfrutando la calidez. Olió su cabello, ya lo suficientemente excitado para penetrar el virgen trasero de Jimin y así cumplir su sueño de poseerlo.
No tuvo que maniobrar para poder ver aquel agujero que profanaría, lo agradecía al cielo porque no sabía si aguantaría tantos retos; echando a un lado el pene flácido del pequeño y posicionando una almohada en sus caderas, para lograr comodidad, se quedó observándolo por un tiempo. Sus testículos dolían por la simple visión de un Jimin expuesto, exquisito.
Entonces, antes de entrar, y para torturarse a sí mismo, besó esa abertura color rosado, como si de la boca de Jimin se tratara, tratando de meter su lengua y dando bombeadas a su erección doliente. Se irguió gimiendo. Posteriormente, lo penetró. No lo pensó, no podía pensar, no cuando estaba sumido encima de tanta piel cálida, no cuando la inocencia de ese ángel le cegaba completamente.
Comenzó con estocadas lentas, con los ojos cerrados y apoyándose en sus rodillas, sus manos en la cabecera de la cama. Quería observar al Jimin sumiso bajo él, pero se sentía demasiado bien para abrir los ojos. Seguía y seguía, el placer aumentaba rápidamente. Hasta que Jimin empezó a removerse bajo su anatomía, incómodo, moviendo las manos y rasguñando el pálido cuerpo de V, emitiendo sollozos por su boca y la venda que cubría sus ojos estando mojada por las lágrimas. Algunas de estas se deslizaban por sus mejillas rojas, y V las lamió. Sabían a miel. Y sonrió.
Estaba enfermo. Totalmente, pero no le interesaba, y si no le interesaba a él, ¿a los demás porque sí debería? Solo podía concentrarse en que se sentía tan exquisito ahí dentro. Hundiéndose en Jimin hasta lo más profundo de su ser, gimiendo en voz alta y con el rubio mordiéndole los labios cuando intentaba besarle con lengua. Pero igual se sentía bien. Seguía sintiéndose bien, y V no podía parar. No podía oír, no podía más que sentir.
Sentir, sentir, V nunca se había sentido tan bien, tan pleno, tan enamorado y a la vez tan complacido.
V estaba en el mejor estado mental, como fumar marihuana, esnifar cocaína o inyectarse heroína. Se sentía mil veces mejor, las sensaciones apretando sus bolas, toda su sangre en su pene, el llanto de Jimin, sus luchas por liberarse y consiguiendo hacerse daño a sí mismo... una mezcla de lo mejor. Pero V no era tan consiente de la ausencia de placer en el rostro compungido de su amor, porque él solo podía sentir. La agonía de la felicidad lo abrumaba, nunca había sentido su cuerpo cosquillear, su mente tan ida, sus temores despejados.
Nunca había sido feliz hasta ese momento.
V se corrió dentro de Jimin.
Jimin dijo algo. V no le prestaba atención. Jimin estaba llorando. V aún estaba sumergido en el fantasma de su orgasmo. Pero V, incluso con aquellas sensaciones gloriosas en sus venas, pensó en Jimin, porque le quería, estaba bien gracia a él. V era una persona agradecida, aunque solo con su rubio.
—Calma, cariño. Ya estás a salvo —murmuró acariciando sus cabellos mojados por el sudor, pensando que en realidad eran sus demonios, de Jimin, que le hacían daño, ignorando que en realidad acababa de violarlo—. Yo te voy a cuidar, amor... ya...
Jimin seguía llorando, asqueado. Deseando morir. V pensó que ya le empezaba a querer.
Su ángel...

ESTÁS LEYENDO
Psicosis | VMin
Fanfic¿Qué distancia hay entre el amor y la obsesión? V podría jurar que ama a Jimin. Lo tiene que tener, porque le pertenece; así que secuestrarlo parece la opción más lógica, y conseguir que sus sentimientos sean recíprocos su único propósito. - VMin |...