18. Fantasma

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—Jimin, ¿estás bien? Otra vez te quedaste en el aire.

El muchacho de veinte años sonrió en dirección a su hermana. A veces le pasaba lo de quedarse prendado en sus pensamientos. A su familia no les gustaba, porque les recordaba a un Jimin rubio que debería estar muy lejos del presente. 

—Lo siento, es que... Mmh, es el día.

Hoy se cumplían cuatro años desde que V lo había raptado. Muchos periódicos y cadenas televisivas lo usaban a su favor, al mismo tiempo que Jimin intentaba olvidar el suceso fallando en el intento.

—Te comprendo. ¿Vas a salir con Hoseok?

—S-Sí... Mmh, estoy esperándolo.

Lee Hoseok era su compañero de universidad con el cual había hecho click. A pesar de lo dañado que estaba Jimin, Hoseok no hacía preguntas, así que su amistad se basaba en una compañía fácil y silenciosa. A Jimin le gustaba, porque respetaba su espacio y nunca hacía preguntas del suceso. Después de haber rechazado un sinnúmero de documentales, la curiosidad de la gente no hacía más que aumentar, y era incómodo.

Más ahora que estaba siguiendo adelante. Iba a la universidad, tenía amigos, salía solo, podía conversar con un extraño sin verlo a él. Pero no estaba bien. Se medicaba depresión clínica. Le dijo al psiquiatra que presentaba dificultad para experimentar sentimientos y emociones, así como para expresarlas en su entorno, y él le juró que sería temporal. Pero el tiempo pasaba y Jimin seguía siendo un muñeco roto, pero con la capacidad de fingir.

—Él me cae bien. —dijo su hermana, y el timbre sonó. Jimin tuvo un pequeño déjà vu, sacudió la cabeza en consecuencia.

Cuando Hoseok apareció en el panorama, Jimin sonrió con facilidad. Se puso de pie y lo abrazó por los hombros. Él enganchó sus dedos en la cinturilla del pantalón.

—Hola, Minnie.

—Hola, Seokie.

Jimin no sentía cosquillas en el estómago, pero no lo necesitaba. Sabía que lo quería, tal vez incluso lo amaba. No estaba enamorado y dudaba poder estarlo en mucho tiempo, pero si pudiese escoger a alguien de quien enamorarse, sin duda se trataría de Lee Hoseok. Él era capaz de cuidar su frágil corazón agrietado.

Él no lo lastimaría.

Y, no había duda, él podría hacer desaparecer al fantasma de V que aparecía detrás de sus párpados cada vez que cerraba los ojos.

¿Estaba volviéndose loco? Probablemente.

Tenía miedo, por eso no se lo había dicho a nadie.

Menos a Hoseok. Si lo dejaba... ¿Qué haría Jimin?

Al parecer no había aprendido nada.

Psicosis | VMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora