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El Instituto Sebong es una escuela secundaria como cualquier otra en Corea, en la que los profesores se preocupan por el bienestar y futuro de sus alumnos, y entre todos son maravillosos compañeros que infunden la amistad, el respeto y la solidaridad.

Pura mierda.

*******

Kim Jinhyeok miraba sin ningún tipo de expresión el documento que estaba escribiendo hace unos minutos, preguntándose si valía la pena continuar.

Ya no tenía la fuerza ni voluntad para terminar lo que empezó hace algunos años.

El suero que había creado perdió su rumbo, ahora era un revoltijo caótico demasiado peligroso. Un virus, se podría decir.

Con ojos cansados volteó a ver a las personas que se removían sin control mientras estaban encadenadas a la pared.

Ya no podía salvarles.

A paso lento volvió a esparcir la gasolina al rededor de ambos, y tomó su caja de fósforos para acabar con todo de una sola vez.

Les miró con pesadez y dolor, sintiendo una asfixiante culpa al saber que es por su culpa que hayan terminado así.

—Lo...lo lamento tanto— Susurró, sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus ojos, y encendía uno de los cerillos— Pero esta es la única manera.

Antes de que pudiera soltarlo, un ruido muy fuerte y largo se empezó a escuchar a la distancia, lo que le hizo apagarlo e ir a investigar lo que sucedía.

Las cadenas chocando y los gruñidos de su esposa e hijo aumentaron, y les dio una mirada preocupada antes de salir de su casa a ver que sucedía.

Esta distracción podría aplazar tener que decirle adiós a sus dos personas más queridas para siempre, pero tarde o temprano tenía que acabar con todo.

Al parecer una de las bocinas de la escuela en la que trabajaba, que quedaba muy cerca de su hogar, se había dañado, según le informaron sus vecinos, quiénes también habían salido de sus casas curiosos por lo que sucedió. Por lo tanto, el parlante emitía un ruido molesto que despertó a varios, y no faltó mucho para que algunos salieran en tumulto a quejarse.

Le restó importancia, y volvió a lo que realmente importaba.

Solo que, cuando volvió a la habitación que juraba haber cerrado antes de irse, solo estaba su esposa.

¿En donde estaba su hijo?

—No...no, no, no. ¡NO!

El pánico se apoderó sobre sí, de lo que eso significaba.

¿Cómo no lo notó? ¿Cómo se escapó? Huyó, y estaba suelto por allí.

Notó que la criatura que quedó en el cuerpo de la que alguna vez fue su amada se retorcía y gruñía con más fuerza que antes.

El ruido la atormentaba.

También pudo ver como poco a poco el soporte de las cadenas se iba debilitando, y no tardó mucho en encontrar una jeringa con el "tranquilizante" que había creado. Se lo ensartó de manera cuidadosa y precisa en el cuello, evitando alguna mordida sobre sí mismo.

Ella perdió fuerzas, y se desplomó nuevamente.

Sabe que el efecto no durará mucho, y aún debe de ir a buscar a su hijo antes de que dañe a alguien más.

Corrió en busca de él, importándole poco las miradas desalocadas de sus vecinos.

La vida de la ciudad estaba en peligro, y él sería el único responsable si llega a comprometerla con su fallido experimento.

*******

Joshua Hong caminaba despacio por las desiertas calles del vecindario.

Iba escuchando música con una expresión neutra.

Había pasado toda la tarde en la azotea de la escuela, simplemente esperando que las horas pasaran, sin ningún deseo de volver a su casa.

No había nadie allí que lo esperara después de todo.

Iba tan centrado en la canción que se reproducía en sus audífonos que casi no nota a la persona que corría del otro lado de la calle.

Era Kim Minhyeok, el hijo de su profesor de ciencias.

Le sorprendió, pues si mal no recuerda este había estado desaparecido por unas semanas.

Igual, no era realmente de su incumbencia, jamás se hablaron, así que no vio razón para saludarle o preguntarle que le había pasado.

Si notó que corría de manera extraña, y parecía algo fuera de sí, e iba en dirección a donde se encontraba la escuela.

Que extraño, pensó, encogiéndose de hombros y siguiendo con su camino a casa.

Por sus audífonos en máximo volumen y su concentración en otra parte, fue totalmente ajeno al grito desgarrador que Minhyeok soltó antes de ingresar al Instituto, así como también la figura del profesor Kim, correr tras de él.

Instituto Sebong [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora