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los días se volvían cada vez más deprimentes y fríos, faltaban pocas horas para la tan esperada noche buena y todas las calles estaban vestidas con luces y adornos vistosos. y josh no podía evitar desesperarse.

debby caminaba a su lado cuando vieron que los carteles buscando a tyler habían sido arrancados o tapados, como si nunca hubiera pasado. se sentía ajeno al clima que reinaba en dema, no estaba alegre ni emocionado porque hacía más de dos semanas que estaba solo.

y se sintió mal por pensar que estaba solo aún cuando debby caminaba junto a él, tomando su brazo y sobando su espalda para darle contención.

       — josh, ¿te parece si vamos a hacer algo por ahí? –debby sabía que no estaba bien y quería ayudarlo de alguna manera.

él asintió, caminaron sin rumbo hasta que deb le dió la idea de ir a la biblioteca del pueblo.

era un lugar muy bonito, al que josh solo había ido dos veces en toda su vida. de techo alto, paredes color crema y cuadros de imitación por doquier. silenciosa, solitaria y esperando que alguien entrara para brindarle los miles de libros y archivos que albergaba hacía más de cien años.

el silencio solo se interrumpía por el ruido de sus pasos y la bienvenida de tara, la bibliotecaria que rápidamente dejó de darles atención para sumergirse de nuevo en un libro de stephen king con tapas dañadas.

una mesa entre dos estanterías repletas de libros al fondo del lugar los resguardaba de ser escuchados, mientras debby recorría las diferentes letras de los lomos, josh daba vueltas por el lugar.

debby se sentó en la mesa con tres pesados tomos titulados "historia de dema" y una sonrisa de satisfacción. luego de sacar una libreta y una lapicera comenzó a hablar.

    — empecemos.

josh se sentó frente a ella, nervioso y emocionado.

     — bien, tyler cumplió la mayoría de edad el primero de diciembre, exactamente siete días después desapareció. ya lleva así dos semanas y dos días.

      — hoy es nochebuena, mañana navidad –se guiaba con los dedos–. sí, dos semanas y dos días.

josh ojeaba el índice del tomo número uno, curioso, esperando que debby agregara algo a su anotación.

        — ¿qué buscas?

        — nada –pasó unas cien hojas descuidadamente, en ráfaga–. no sé qué buscar concretamente.

su amiga hizo una mueca, al parecer ninguno sabía qué buscar. se sintieron estúpidos, ahí sentados, aferrados a la tonta idea de que dos adolescentes podrían encontrar a otro en un pueblo donde todo el mundo se conocía y nadie sabía nada sobre tyler.

            — tengo otra idea ¿sí? –debby tomó sus manos sobre la mesa–. intentaré hablar con mi padre, después te cuento todo y según lo que consigamos, venimos acá de vuelta.

al otro día, una y cuarto del mediodía, debby golpeaba la puerta de los dun en busca de su amigo. con una sonrisa actuada simulando sentirse a gusto con el espíritu navideño del día.
  josh, en cambio, estaba desanimado. había pasado una mala noche de insomnio, y para colmo un grito de dolor, que parecía provenir del bosque, sonó varias veces a plena madrugada, lo asustó al punto de darle un fuerte dolor de cabeza.

debby lo llevó casi corriendo a un lugar alejado.
          — tenés que hablar con el reverendo.

          — ¿por qué haría eso? el reverendo me da miedo.

          — porque cancelaron todo, van a dejar de buscarlo.

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