Capítulo 21

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Su junta de esa tarde le había valido por completo, pues después de llamar a su hermano y saber que estaba hasta el otro lado de la ciudad con su noviecita escandalosa, le dio a entender que Rin tenía que regresare sola a casa y lo peor, por cómo se veía el cielo, significaba que pronto comenzaría a llover. Cerca de la universidad no pasaban transportes para que tomará uno, además, parecía que la estúpida gente se asustaba cuando llovía pues los autos escaseaban.

Con esa información en la cabeza más las escenas de una hermosa castaña caminando por calles solas y el cuerpo mojado, le hicieron ignorar aquella junta y tomando su auto, se dirigió a buscar a la chica.

Obviamente la sorpresa que se llevó al llegar a su casa y ver como ese maldito al que alguna vez llamó amigo, tomó a su novia y la besaba como animal intentando comérsela, le hizo perder el control de sus sentidos y golpearlo con la intención de no parar hasta el cansancio. Claro que fue Rin, la única que lo hizo detenerse.

Ciertamente el acto de Kirinmaru lo había enfurecido pero… ¿Por qué demonios estaba con Rin? ¿Por qué su chica traía puesto ese maldito abrigo? Mismo que llegó a prestarle a todas sus conquistas de una sola noche ¿Por qué Rin, se había limitado solo a empujarlo? Si, tal vez la chica no era de usar la violencia, pero simplemente lo había apartado de ella. Algo había pasado entre ellos dos, algo que le dolió hasta el alma con solo imaginar.

Las mil imágenes que su mente le mostró, más los monumentales celos que sintió, le hicieron perder la cabeza y no detenerse a escuchar las razones de su novia, la historia del porqué de lo sucedido, limitándose solamente a culparla. Porque si, para los ojos de Sesshomaru, Rin era la culpable de darle a Kirinmaru, la esperanza de tener algo con ella.

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La verdadera razón por la que Rin visitaría a Kirinmaru era meramente por cortesía y responsabilidad, pues la castaña no era del tipo de chica que podía ignorar un asunto similar solo por un momento incómodo, así mismo el haberle robado un beso, casi sometiéndola contra la pared, no significaba que pasaría de largo la golpiza dada por su novio. De cualquier forma habia sido por ella.

Pero no solo saber su condición era un motivo para visitarlo, sino también para hablar con él. Había tenido dos días, los suficientes para pensar detalladamente sus palabras, en esta ocasión, se saldría un poco de su personalidad, pero lo haría, era necesario.

Rin subió al auto, con las piernas temblorosas y el corazón agrietado, si, lo aceptaba, acceder a la amistad de Kirinmaru había sido mala idea, más que nada porque él, le dejo claro que nunca podría olvidarla y con sus antecedentes, era obvio que intentaría algo, pero fue tonta, quiso creer que había cambiado y por intentar ser amable le había hecho creer cosas que no eran.

Pero eso no justificaba las palabras de Sesshomaru, mismas que aún se paseaban por su cabeza, sintiendo en cada una de ellas, una punzada en su pecho. "Solo vi cuanto ese bastardo te beso Rin. No sé qué paso antes de que llegara" "Si vas, solo me estarás confirmando lo que sientes por él" sus mejillas se llenaron de lágrimas ¿Cómo era posible que Sesshomaru pensara de esa manera?

Nuevamente, no era lugar y momento para llorar, así que en cuanto llegó al hospital, se limpió el rostro y se encaminó a la habitación de Kirinmaru, no debía perder tiempo.

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Tenía poco tiempo que el joven había despertado, le dolía la cabeza, el rostro y sentía el cuerpo débil, nunca tuvo dudas de la fuerza de Sesshomaru, pero tampoco creyó que sería él quién lo confirmara, aunque claro, era lógico, quizá hubiese hecho lo mismo al contemplar una escena como la que vio el peli plateado.

El Vestido de Rin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora