Tomó la mano de su esposa, plantó un dulce beso, justo en el dedo anular, donde se encontraron aquellas dos hermosas argollas que a diario lucían en su mano, y con delicadeza, la guió hasta la pista de baile.Justo llegando, le dio una vuelta, aprovechando la oportunidad para recorrer con sus dorados ojos, el escultural cuerpo de su mujer. Cuando la tuvo de frente, en un movimiento ágil, la acerco a él, posando una de sus manos en la pequeña y desnuda cintura de Rin, quién, al sentir el tacto de su esposo, soltó un suspiro, pues era inevitable no sentir el cuerpo caliente cada que Sesshomaru la toca.
El hombre peli plateado, le regalo una sonrisa traviesa, que la castaña de inmediato correspondió con un comentario:
- Creí que no te gustaba bailar…
- Solo si es contigo – respondió sincero, completando las intenciones de Rin, al recordar con ese comentario, aquella ocasión en que bailaron por primera vez.
Bailaron un par de canciones, que para su suerte, eran suaves melodías que eran perfectas para disfrutarse en silencio, solo compartiéndose uno al otro, miradas y sonrisas que reconfortaban el corazón. No había mejor manera de cerrar la noche, hasta que Sesshomaru, tomó la palabra.
- Lamento haberte hecho pasar una mala noche – Rin lo observó atenta.
Aunque ciertamente, no esperaba molestarse con su esposo en un evento importante y en público, no sintió haber pasado una mala noche. Pues ante todo, habían arreglado rápido aquel problema, así que planeo responderle que no se preocupara, pero por el rostro del peli plateado, advirtió su intención de querer remediar lo sucedido.
Así que tomando ventaja, sonrió coqueta y habló:
- Y ¿Cómo planeas compensarme por esto? – Sesshomaru de inmediato comprendió el coqueteo de su esposa.
No tenía mucho tiempo que Rin, había adoptado esa actitud con él, cosa que le fascinaba, pues esa manera tan sexy pero al mismo tiempo tan tierna de provocarlo, lo enloquecía por completo. Entonces, complacido por su actitud, la acercó a su cuerpo, acarició su nívea piel y susurrándole al oído, le dijo:
- ¿Quieres que te lo explique o que te lo muestre? – la castaña se sintió arder. Mordió sus labios y ansiosa le respondió:
- Y ¿Si quiero ambos?
- Lo que ordene Lady Taisho – aseguró sonriendo.
Y enseguida de compartirse miradas traviesas, Sesshomaru tomó del mentón a Rin, posando en sus labios, un dulce y apasionado beso.
- Tranquilo mi amor – comentó ella, entre risitas nerviosas, pues de inmediato percibió el deseo, con que su esposo la besaba– Estamos en medio de la pista, todos nos ven…
- Entonces vámonos de una vez – propuso, agitado.
- No podemos… debemos quedarnos hasta que terminé el evento de Inuyasha – el hombre gruño frustrado. Rin sonrió compasiva – No creo falte mucho para que termine… ten paciencia.
- Está bien – suspiro, frunciendo el ceño.
- Mientras tanto… sigamos bailando – su esposo levantó una ceja – Así podre seguir, sintiendo como me tocan tus manos – confesó, compartiéndole una mirada inocente.
Obviamente el peli plateado, concedió el deseo de su esposa. Bajó sus manos por el sensual escote de ese vestido y continuaron bailando.
No mucho tiempo después, el evento de inauguración por fin termino, siendo todo un éxito para Inuyasha. No podía sentirse más orgullosos y triunfador, especialmente porque había logrado lo que deseaba a lado de su hermosa esposa, de su mejor amiga y cuñada Rin, pero, muy importante, con la presencia y apoyo de su hermano mayor.
Ambas parejas se despidieron por esa noche, Rin le deseo a su cuñado mucho éxito junto con un abrazo para él y Kagome. Sesshomaru, por su parte, converso a solas con su hermano, compartiéndole consejos y ofreciendo su ayuda en cualquier cosa que llegase a pasar.
Si bien, era cierto que en el pasado, Sesshomaru solo se interesaba por él, y sus objetivos, todo había cambiado al conocer a Rin, incluso, la relación con su hermano había mejorado lo suficiente como para mantener conversaciones agradables, aunque claro, eso último nunca lo admitiría, pues por alguna razón, mantener ese aire de desprecio entre ambos, era una extraña manera de demostrase su afecto.
Finalmente, se retiraron, camino a su departamento.
Afortunadamente para la pareja, el evento había terminado pronto, pues aunque lo disimulaban bien, sus deseos de compartir calor, aumentaba a cada segundo, lo suficiente que sin resistir, al llegar a su departamento, abrieron la puerta, entrando entre besos y caricias apasionadas.
Sus grandes manos, recorrían con suavidad y apetito, la tersa piel de ella, la única mujer que podía ponerlo de rodillas. Con veracidad se paseaba por cada rincón, por cada punto exacto para brindarle a su esposa esas ondas de electricidad que disfrutando, expresaba en sexys gemidos, que solo aumentaban su deseo.
Los besos que intercambiaban, eran húmedos, calientes, perfectos, llenos de esa lujuria que se disponían a desquitar pero combinada, con el amor que los unía como dos almas destinadas a estar juntos, desde el principio del tiempo.
Sus cuerpos ardían de pasión, sus corazones, latían al ritmo del otro y en cada mirada, se podía percibir un "te amo"
Las pequeñas manos de Rin, se paseaban, por el torso, fuerte de su sensual esposo, por esos grandes y marcados brazos, con los que amaba ser rodeada y por su perfecto rostro varonil. Compartiéndole, dulces y apasionadas caricias que sabía perfectamente, a él, lo volvían loco, actitud que le encantaba, pues aunque su pudor no le permitiera decirlo en palabras, esa manera en que Sesshomaru la amaba, guiado por sus instintos, era increíblemente deliciosa.
Aquel vestido esmeralda, culpable tanto de buenos como de incomodos momentos, por fin termino en el piso, junto con el traje del hombre y todo aquello que les estorbaba para fundir sus cuerpos en calor pasional.
Así que, después de aliviar su deseo con una entrega de amor entre besos, caricias y sensaciones, se quedaron acostados, cubiertos, solo por una ligera sabana.
No paso mucho tiempo para que Rin terminara dormida, abrazada al cuerpo de su esposo. Y mientras él, la observaba, tan tranquila, respirando entre suspiros con rostro inmaculado, con ambos brazos aferrados a su cintura, disfruto complacido por tener la suerte, de ser el dueño de tan magnífica obra de arte, porque lo era, su esposa era increíblemente hermosa, aunque también era consiente que no solo por fuera.
De pronto, llegó a su mente la increíble idea de comenzar a formar una familia, preguntándose con una sonrisa, como seria cargar entre sus brazos a una pequeña niña, que fuera la misma imagen de Rin, porque si algo deseaba, era que fuera idéntica a su madre.
Pero quizá, aun no era el momento, la castaña tenía solo tres años laborando como profesora y por como la veía, era feliz, también sabía que si llegaban a tener hijos, Rin les dedicaría todo su tiempo, dejando de lado, el sueño por el que tanto se esforzó, así que soltando un suspiro, le beso la frente y se abrazó a ella para por fin, ponerse a dormir.
De cualquier forma, si había esperado tanto por casarse con ella, también esperaría hasta que Rin, estuviera lista para tener hijos.
Comentarios de la Autora:
Como siempre, gracias, muchas gracias a quienes me siguen apoyando, a quienes leen mi trabajo y por llegar hasta aquí junto conmigo.
Les mando un fuerte abrazo, saludos.
Curiosidades de la historia:
1. El vestido esmeralda que usa Rin en el evento, es el mismo vestido que describo en uno de los capítulos finales de mi Fanfic "Atracción" ¿Ya lo habían notado? Y ¿Saben de que capítulo les hablo?
2. ¿Sabias qué? El capítulo 4, la primera vez que Sesshomaru ve a Rin, mientras baila, era un One-Shot que tenía planeado compartir, pero preferí hacerlo parte de esta historia.
¿Qué opinan de este capítulo, les gusto? Y ¿Se imaginaban que antes de formar parte de "El vestido de Rin" sería una publicación independiente?
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El Vestido de Rin
FanficFanfic SesshomaruXRin Lemon - Época moderna Terminada. ¿Hasta donde llegaran los celos de Sesshomaru? Pues no dejará que su esposa use aquel vestido que vuelve locos sus sentidos. -Advertencia- Historia con capítulos cortos. Aviso: la temática d...