IV

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Me quedo petrificada escuchando su voz, dejo las cosas a un lado, sobre el mueble y me acerco a él cautelosamente

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Me quedo petrificada escuchando su voz, dejo las cosas a un lado, sobre el mueble y me acerco a él cautelosamente. Aunque quisiera salir corriendo, dejándolo aquí, pero sé que no llegaría tan lejos. Él me atraparía de una u otra manera.

—Rómulo. —trato de sonar tranquila, pero realmente estoy muriendo de nervios.

Como siempre mi esposo esta vestido con un traje elegante de color negro, imponiendo su presencia. Realmente Rómulo es un hombre muy guapo, supongo que fue una de las cosas por las cuales me enamoré de él. Aunque ahora desearía no haberlo conocido nunca.

Supongo que llego el momento de decirle que estoy embarazada y por eso fui de compras. Tuve que pedirle al médico que no mencionara nada acerca de mi embarazo y que solo fue una deshidratación lo que provoco el desmayo.

— ¿Dónde carajos estuviste? —cuestiona antes de llevarse la copa de wiski a la boca y terminársela de un solo trago. —No voy a repetirlo, ¿Dónde estabas?

Aunque este tomando ahora mismo, está totalmente sobrio. Lo más probable es que haya llegado hace poco a casa. Debí suponer que la paz y tranquilidad duraría muy poco.

—Salí, a comprar un par de cosas ¿sabes? ... —me interrumpe tomando fuertemente del brazo. —Me estas lastimando.

—Llego a mi casa y no encuentro a mi jodida mujer. —sisea acercando su rostro al mío.

—Rómulo, fui a comprar ya te lo dije, no sabía que llegabas el día de hoy de tu viaje y...

—No necesito informarte que día llego.

—Si, lo sé no quería decir eso... —rueda los ojos ante mis palabras.

—No me interesa lo que querías decirme. —sin decir más se acerca a mi boca, y me besa bruscamente, intento alejarme, pero me toma fuertemente del cabello impidiendo que lo haga. Su mano libre recorre mi cuerpo, arrugando en el proceso mi ropa.

Muerde mi labio inferior, siento el sabor metálico colándose en mi boca, nuestros dientes chocan bruscamente. Hunde su lengua en mi boca. De pronto su teléfono suena y es ahí en donde decide soltarme para poder contestar el teléfono.

— ¿Quién carajos se atreve a molestarnos justo ahora? —cuestiona molesto, mientras yo por mi parte paso uno de mis dedos por mi labio, limpiando la sangre. —Es tu jodido, padre. —dice antes de responder la llamada y alejarse un poco.

Arreglo un poco mi ropa la cual se arrugo debido a los toques de Rómulo. Escucho sus pasos acercarse y volteo a verlo.

—Tendré que salir, tu padre quiere hablar conmigo. —suelta acercándose a mi lado y solo asiento.

Me toma de las caderas, pegándose a mi cuerpo, hunde su rostro en la curva de mi cuello.

—Cuando regrese quiere disfrutar de mi mujer. —susurra para después dejar un beso húmedo en el lugar. —Muero por follarte.

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