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Aprovecho que Rómulo continuaba de viaje, no sabía cuándo regresaría ya paso más de dos semanas desde que se fue

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Aprovecho que Rómulo continuaba de viaje, no sabía cuándo regresaría ya paso más de dos semanas desde que se fue. Mentiría si dijera que no siento un gran alivio, realmente me siento mas tranquila cuando esta lejos de mí, no soporto tenerlo cerca, sus manos recorriendo mi cuerpo con tanta torpeza, debí darme cuenta antes, debí saber que no estaba enamorada de él, no me hubiera casado nunca con un monstruo como él.

Abotono mis jeans, y me coloco la gran remera, desde que me casé con Rómulo, he tenido que dejar de lado mis camisetas con escotes, o los pantalones cortos, dice que solo las putas utilizan ese tipo de ropa. Recuerdo cuando quise reclamarle acerca de eso, diciéndole que no podía prohibirme vestirme a mi manera, me gane una gran golpiza de su parte, además que esa noche fue la primera en la que tuvimos relaciones sexuales sin mi consentimiento, fue la primera vez que me violo.

Al día siguiente quise irme de la casa, logre levantarme de la cama cuando él ya se había ido, a pesar de tener un dolor de cuerpo insoportable, hice todo el esfuerzo y me cambie, alistando una pequeña mochila con mis cosas importantes, teléfono y dinero, logre salir de casa, llegue a casa de mis padres, pero solo estaba mi madre. 

Llorando le conté todo lo que me había hecho ese hombre, le mostré los golpes que tenia en todo el cuerpo, pensé, quise creer que tendría piedad de su propia hija, pero no fue así, le pedí ayuda para irme del país, lo que hizo ella fue llamar a Rómulo, quien en menos de diez minutos estaba en la puerta de la casa, mirándome con una sádica sonrisa, la cual a partir de ese día me repugna por completo. Mi madre solo dijo que pase lo que pase debo estar cerca de mi esposo, que seguramente es mi culpa que me golpee, y que debo consentirlo en la cama, debo cumplir mi papel de esposa, para mantenerlo contento.

Desde ese día supe que no podía contar con mi madre, ella no me ayudaría así me estuviera muriendo, no tenía a quien más recurrir. Estaba completamente sola, mi padre no me daría la razón, menos mi hermano quien solo pasa su tiempo follando a la primera chica que pase en su camino.

Ese mismo día llegando a casa, mi esposo me golpeo tan fuerte que estuve en la cama durante casi dos semanas, y debió de haber sido más, sin embargo, él tenia una cena importante con unos socios, y tenía que acompañarlo, contrató un par de maquilladores, quienes quitaron cada rastro de los golpes que aun se notaban. Debía actuar como la esposa perfecta a su lado, fingiendo que nos amamos y que él es el mejor hombre del mundo. Mentiras, solo mentiras. Rómulo es un demonio disfrazado de ángel, lo que tiene de guapo lo tiene de malo. Solo soy su maldito trofeo, el cual presume a los demás.

Sonrío tristemente, al notar frente al espejo que ya no queda nada de la anterior Avha, vestida así toda cubierta, con temor que él se moleste por vestirme como quisiera. Tomo las llaves de mi camioneta y mi pequeño bolso, después de algunas semanas iré a ver mi padre al bufete de bogados, tengo un par de cosas que preguntarle y espero que ahora si me tenga alguna respuesta.

Salgo de la casa y me monto en mi camioneta, recorro las calles de la ciudad, absorbiendo el aire fresco que se cuela por mis fosas nasales, sintiéndome libre, aunque sea un momento. Enciendo la radio y empiezo a cantar. Con una gran sonrisa, observo todo a mi alrededor, personas caminando con bolsas en sus manos, parejas besándose, mujeres paseando a su mascota, niños corriendo en los parques.

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