XI

851 91 4
                                    

De regreso a casa evito emitir palabra alguna con Jules, aunque usualmente nunca conversamos más allá de lo básico

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

De regreso a casa evito emitir palabra alguna con Jules, aunque usualmente nunca conversamos más allá de lo básico. Al llegar bajo con rapidez sin esperar que él baje a abrir la puerta de la camioneta y me adentro al interior de la casa, durante todo el trayecto evite de todas formas derramar lágrimas, las palabras de mi padre como siempre me afectaron. Trato de mantenerlo contento, trabajar con mucho optimismo y entiendo que existan muchos casos que defender, pero se supone que la idea es defender lo que es justo y precisamente este caso no lo es.

Intente explicarle a la señora, tal vez para que entre en razón sobre la cantidad de dinero que esta pidiendo por la pensión de alimentos para sus hijos, pero solo conseguí que se queje con mi padre.

—Señora, ¿Está bien? —cuestiona Jules entrando detrás de mí.

Rápidamente limpio mis mejillas antes de voltear a verlo.

—Todo está bien. —contesto fingiendo una sonrisa en mi rostro. —Puedes ir a descansar, no saldré de casa, seguiré trabajando.

Sin esperar respuesta de su parte, sigo mi camino hasta llegar a mi habitación. Dejo mis cosas sobre el sillón y lo primero que hago es quitarme los tacones.

Suelto un gran suspiro de cansancio, de estrés y trato de liberarme de todos los malos pensamientos, dejando mi mente libre para poder empezar a trabajar.

Saco mi laptop y empiezo a redactar una nueva presentación para el caso, trato de colocar nuevas ideas que me ayuden. Aumento algunas cifras algunos gastos innecesarios pero que ayudaran a que los jueces lo consideren.

Casi dos horas después me doy un baño y me pongo ropa cómoda, avancé lo más que pude del caso y empecé otro más, añadiendo un par de datos e ideas para luego poder armar una defensa más elaborada. Salgo de la habitación con dirección a la cocina, necesito comer algo, por la hora que es, ya tengo que cenar, así que le pido a las chicas de servicio que me preparen algo.

Empiezo a comer tranquila, disfrutando cada bocado, no estaba consciente del hambre que tenía hasta que vi el plato en frente de mí. Tomo un poco de té con naranja y me despido de las chicas, agradeciendo por haberme atendido.

—Que tengan una bonita noche. —digo antes de salir de la cocina.

—Igualmente señora. —responde una de ellas.

De regreso a mi lugar de trabajo, aprovecho en pasarme por el despacho de Rómulo, para poder buscar un libro que necesito leer con urgencia, hay algunos detalles que con los años se te olvidan. Camino hasta llegar ahí, sin embargo, la luz prendida del gimnasio de la casa hace que detenga mis pasos, usualmente nadie usa ese espacio además de Rómulo.

Me acerco hasta llegar a la puerta de cristal y me adentro al lugar, me quedo quieta cuando veo a Jules con el torso desnudo, al parecer termino de hacer ejercicios, ya que está secándose el sudor con una toalla de mano. Bajo la mirada, Jules tiene un torso demasiado marcado y no es que haya visto muchos tampoco, pero pues, ¡Que no, Avha! Quita esos pensamientos. Regreso por donde entre antes de que él note mi presencia. Corro hacia el despacho y me quedo ahí buscando el libro que necesitaba para después volver a mi habitación.

ILEGALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora