VIII

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Termino de meter mi ropa en la maleta, me fijo que no este olvidando nada importante, de todas maneras, no estoy llevando tantas cosas solo lo esencial para un tiempo, si necesito algo, vengo a casa a buscarlo en cuanto pueda

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Termino de meter mi ropa en la maleta, me fijo que no este olvidando nada importante, de todas maneras, no estoy llevando tantas cosas solo lo esencial para un tiempo, si necesito algo, vengo a casa a buscarlo en cuanto pueda.

Arrastro la maleta hasta llegar a la salida del departamento, observo una última vez el lugar y me encamino al elevador. En el estacionamiento me monto en mi camioneta, la cual podré llevarla sin ningún problema, ya que el señor Vega, me aseguro que puedo dejarla aparcada en su casa, mientras trabajo.

Al llegar a la gran mansión, los hombres de seguridad, piden que me identifique, así lo hago y procedo a adentrarme en el gran lugar. Dejo aparcada la camioneta en donde me indican las personas de seguridad y procedo a caminar hacia la entrada. Toco el timbre y me recibe una señora.

—Buenos días. —saluda la mujer, al parecer una de las empleadas de la casa.

—Buen día, soy Jules Johnson. – me presento. —El señor Vega, me contrató como seguridad de su esposa.

—Si, el señor Rómulo lo mencionó, ahora él no se encuentra en casa, pero puede pasar, adelante. —se hace a un lado para que pueda ingresar. – dejó indicaciones claras para usted.

—Vale, gracias. —respondo adentrándome en la casa. Camino detrás de la mujer hasta llegar a la sala, en donde empieza a mencionar algunas indicaciones.

—Su habitación será la segunda puerta a la derecha, todo esta en orden, si necesita algo no dude en llamarme.

—Venga, gracias. —asiento con una pequeña sonrisa.

Empiezo a caminar hacia la habitación que me indico. Al ingresar dejo mi maleta a un lado, la decoración es impecable, los colores son neutros, la luz natural se filtra por el gran ventanal, dándole una maravillosa vista. De pronto quedo estático en mi lugar, sin moverme, mientras mis ojos se quedan mirando a la bella mujer que tengo al frente, ella esta tan solo con un conjunto, un sujetador y bragas del mismo color.

—Mierda. —maldigo sin quitarle la mirada de encima, es realmente una preciosidad de mujer, definitivamente hermosa. Sin poderlo evitar mis ojos la escanean de arriba abajo, quedando como imbécil frente a ella.

—Cúbrase los ojos. —exclama mientras que con sus manos cubre sus senos. Me demoro en reaccionar, no hago lo que me pide, sin embargo, me doy la vuelta con mucha rapidez.

—Discúlpeme no sabía que estaba aquí. —digo rápidamente.

— ¿Quién eres tú? ¿Y qué haces en mi habitación? —cuestiona ella —Puede voltear.

— ¿Su habitación? Me dijeron que eligiera una de las habitaciones de invitados, el más cercano al principal y eso fue lo que hice. —respondo mientras volteo a verla, ahora cubrió su cuerpo con una bata.

—Te equivocaste entonces. Esta es mi habitación, agradecería que salieras. —responde borde. Evito rodar los ojos ante su actitud.

—Soy...—me corta antes de terminar de hablar.

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