Capítulo 11

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Ambos salieron al patio tomados de la mano, Jiyong apenas fue consciente de que ambos estaban desnudos y cualquiera podría verlo, pero dado que a su anfitrión no parecía importarle intentó no hacer caso

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Ambos salieron al patio tomados de la mano, Jiyong apenas fue consciente de que ambos estaban desnudos y cualquiera podría verlo, pero dado que a su anfitrión no parecía importarle intentó no hacer caso.

En su lugar, se concentró en el tacto cálido de su mano, en su olor que bien le recordaba al bosque que los rodeaba en aquel momento, un olor limpio y masculino.

—Bien, ahora confía en mí, por favor. Te mostraré nuestra verdadera naturaleza —repitió sus palabras, soltando su mano y dando un par de pasos hacia atrás.

Por algunos momentos Jiyong solo se quedó allí parado, mirándolo mientras llevaba sus dos manos a su pecho; tal vez ya no lo estaba tocando físicamente pero aún podía sentirlo conectado a sí, como una pequeña llamita que calentara su interior.

Fue así que lo percibió primero, un cambio en ese contacto como si esa llamita se convirtiera en un incendio descontrolado. Pudo sentir cómo el lobo interior de Seunghyun tomaba el control de su cuerpo y este cambiaba para adaptarse a él.

En ningún momento sintió miedo o ira en el alma de Seunghyun mientras ocurría el cambio, Jiyong pudo ver cómo se comprimía a la par que el pelo brotaba de toda su piel, su rostro se alargó y cambió de color, siendo también rodeado por pelo más corto y suave. Al final terminó con el enorme lobo gris frente a él.

"Todo está bien ¿lo ves? Ahora inténtalo tú" fue lo que percibió gracias al contacto espiritual, al mismo tiempo que el lobo gris se acercaba para tocar su brazo con el hocico.

—No, no sé si, si yo pueda hacer, algo así... —las veces que se había transformado todo había sido una marejada de odio, miedo y violencia.

"Claro que puedes, en esas otras ocasiones tu lobo solo quería protegerte, ahora será diferente. Confía en mí, te ayudaré"

Jiyong suspiró con fuerza, había comenzado a acariciar al lobo de Seunghyun, siguiendo un curioso instinto se giró para abrazarlo por el cuello y enterrar el rostro en su frondoso pelaje oscuro, deleitándose con su olor.

No, allí no había miedo, preocupación ni ira, aquel olor solo le despertaba ternura y deseo.

Decidido al fin, dio un paso hacia atrás y cerró los ojos, concentrado en lo que había sentido antes durante el cambio de Top, incluso percibió como él lo rememoraba, otorgándole toda la información que necesitara.

Lo primero que sintió fue el cambio en su consciencia, como si su lobo interior saliera a la superficie y se dispusiera a tomar el control de su cuerpo, pero incluso él parecía algo dubitativo, lo único que sabía era que quería imitar al lobo de Top y unírsele.

Después llegó aquella curiosa presión, como si tensara todos sus músculos al grado de hacerse aún más pequeño. Por algunos momentos aquella sensación lo asustó, quiso abrir los ojos, alejarse y detenerlo, sin embargo allí estaba la esencia de Seunghyun, recordándole que aquello era normal, que todo estaba bien.

Conforme la sensación fue avanzando adquirió un ligero toque sensual, casi erótico mientras el pelo crecía en su piel, cada fibra como una caricia más, todo su cuerpo vibró mientras caía hacia adelante, quedando sobre sus "brazos" que en realidad se habían convertido en dos potentes patas del mismo color cobrizo de su cabello.

Volteó hacia todos lados, su vista se sentía diferente, y no sabía ahora qué más hacer. Antes de que el miedo pudiera volver a aparecer el lobo gris de Seunghyun se acercó a él y restregó su cabeza contra su hocico y su cuello, soltando unos ligeros gemidos caninos que procuraban consolarlo.

"Todo está bien, confía en tu lobo" fue la sensación aquella vez.

El lobo gris comenzó a pronto a brincotear un poco, empujando a Jiyong por varios lados antes de pararse frente a él, aun en sus rasgos caninos pudo distinguir el reto divertido con que lo miraba, moviendo la cola con intensidad.

Justo cuando su cuerpo lobuno contestó, moviendo la cola con la misma felicidad, Jiyong sintió una extraña calma, como si ya no tuviera que preocuparse por nada mientras era su lobo, ahora externo, quien controlaba y cargaba con toda la responsabilidad.

En cuanto Seunghyun echó a correr hacia el bosque su lobo le siguió, persiguiéndolo como si lo estuviera cazando. Jiyong se quedó gratamente impresionado por la fuerza y agilidad que tenía aquel cuerpo, corría a una velocidad impresionante sin llegar a sentirse realmente cansado y no parecía tener problema por esquivar los troncos y rocas que estorbaban su camino.

Justo cuando llegaban a un pequeño claro Seunghyun disminuyó un poco la velocidad, con lo que Jiyong pudo darle alcance y caer sobre él, ambos lobos giraron en el suelo como una marejada de pelo y músculos. Hubo incluso algunas dentelladas que en realidad no buscaban dañar a nadie, todo era parte del mismo juego.

Al menos así lo fue hasta que la boca del alfa se cerró sobre el cuello del lobo rojo, logrando que todo su cuerpo se tensara de expectación, el aroma de su lujuria explotó de pronto. Para cuando Seunghyun lo soltó y se alejó un poco, Jiyong ya había vuelto a tomar su forma humana, por lo que se apresuró a imitarlo.

—Ji, lo siento, ¿estás bien? No quería asustarte, yo solo... —se vio silenciado de pronto por los labios contrarios.

Aquel beso, que había sido interrumpido antes, se reinició con la misma intensidad con la que se habían quedado, Seunghyun gruñó por lo bajo mientras lo pegaba más a sí, sintiendo ambos cuerpos despiertos y excitados. Tal fue la poderosa sensación que Seunghyun terminó por caer de espaldas al suelo, llevando a Jiyong consigo hasta que quedó sentado sobre su cadera.

Por algunos momentos el más bajo se inclinó, sus ojos aún brillaban como oro líquido mientras se acercaba para enterrar el rostro en su cuello y aspirar con fuerza. Seunghyun se dio cuenta que los instintos del omega estaban reconociendo a su alfa así que solo se dejó hacer, aunque soltó algunos gruñidos de puro placer cuando a Jiyong se le ocurrió utilizar también su lengua para probar el sensible cuello.

—¿Seunghyun? —cuestionó de pronto el pelirrojo.

El nombrado giró la cabeza y abrió los ojos para mirarlo directamente, Jiyong aún tenía los ojos dorados y la piel encendida, podía percibir el deseo en su esencia.

—¿Qué ocurre, mi Jiyong? —preguntó en un susurro excitado.

—Esto que siento, este deseo, ¿es por eso de las parejas destinadas?

El alfa le miró, algo extrañado. Si Taeyang le hubiera dicho algo al respecto a su omega, se lo haría pagar con creces.

—¿Cómo sabes eso?

—Bueno, yo, te escuché hablar la tarde anterior, aunque no entendí gran parte de lo que dijeron.

Seunghyun suspiró antes de enderezarse para quedar sentado junto a él.

—Sí, al menos la intensidad del deseo lo es. Es obvio que tu parte humana y tu lobo interno deben estar de acuerdo para que sea así.

Jiyong asintió antes de inclinarse y volver a besarlo con la misma intensidad de antes. Después de tanta emoción y descontrol Jiyong estaba demasiado estimulado, al grado que para el momento en que la gran mano rodeó su sexo el ramalazo de placer lo golpeó.

—Seung... hyun, espera... —pidió con un hilo de voz, enconchándose contra el placer.

Pero fue muy tarde, solo faltaron algunos movimientos rápidos de aquella mano para que el placer explotara con fuerza. Una vez que pudo volver un poco en sí, notó la sonrisa del alfa que le indicaba que aquello solo estaba comenzando.

De naturaleza libreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora