Capítulo 10

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Jiyong había estado durmiendo de manera algo inquieta, luego de la comida, el baño y el descanso su cuerpo se sentía mejor, pero su mente seguía siendo un enjambre de pensamientos que no lo dejaban en paz

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Jiyong había estado durmiendo de manera algo inquieta, luego de la comida, el baño y el descanso su cuerpo se sentía mejor, pero su mente seguía siendo un enjambre de pensamientos que no lo dejaban en paz.

Justo después de bañarse se había encontrado con Taeyang, quien le contó que Top había salido a rastrear a los cirqueros que habían estado siguiendo su olor, Jiyong se había quedado preocupado pero el alfa le dijo que no lo hiciera, que las habilidades de Top eran portentosas y que no corría mayor peligro.

Pero Jiyong no estaba del todo seguro así que no había podido dormir profundamente hasta que, cuando ya casi anochecía, su lobo interior le avisó que Top estaba cerca.

Salió de la cama entonces, en efecto a los pocos instantes Top entró a la casa seguido de los otros dos lobos que ni siquiera se había dado cuenta que habían salido. Los tres tomaron sus formas humanas en la sala, para entonces también Seungri estaba a su lado para recibirlos.

Al ver la forma humana de Top completamente desnuda, Jiyong se sonrojó bastante y desvió la mirada mientras los otros tres se ponían algunas prendas encima. De inmediato el más alto se acercó a él.

—¿Cómo estás? ¿Aún te sientes débil?

—Es... —carraspeó un poco para aclarar su garganta— estoy bien, gracias. Ya me siento mejor.

Levantó la vista, disfrutando de cada uno de los detalles que podía apreciar del tonificado cuerpo contrario, fue ahí que se percató de los arañazos que tenía así como la sangre que manchaba parte de su cuerpo.

—¡Estás herido!

Solo en ese momento Seunghyun dirigió su atención a aquellos golpes que había recibido, había un corte algo largo por encima de su bíceps derecho.

—¿Esto? No es nada, encontré a esos malditos. Tranquilo, aún están lejos de aquí, esta noche iremos a cazarlos.

—Pero... —comenzó Jiyong preocupado, pero fue interrumpido por el impulsivo Seungri.

—¿Y por qué no acabaste con ellos en ese momento? Si se acercan más será peligroso...

—Lo sé, pero el otro tipo, el del sombrero y el látigo, no estaba con ellos. Tengo que encontrarlo primero, aunque ya sé cómo...

—¡Debes tener cuidado! —exclamó de pronto Jiyong— Él es, peligroso —concluyó al notar su abrupto.

—Tranquilo, yo también lo soy —dijo con una sonrisa canina.

Jiyong se quedó solo mirándolo entonces, con sus emociones fluctuando entre el miedo por él que sentía su lobo interno, y el miedo a causa de él, que su parte racional le instaba a sentir.

En medio de su confusión, no se percató de la cercanía del otro hasta que sintió la mano de Seunghyun contra su mejilla, una caricia cálida que bajó hacia su cuello hasta permanecer calentando allí su piel. Levantó la cabeza para quedar atrapado en su mirada amarilla, aún su lobo interno se quedó inmóvil, atento a lo que pasaría después.

—Gracias por preocuparte, pero estaré bien. Te daré la libertad que anhelas.

De pronto las palabras de Seungri volvieron a la mente de Jiyong, "pueden sentir como si sus almas estuvieran conectadas".

Sin saber exactamente lo que hacía, levantó la mano derecha con bastante lentitud, para el momento en que tocó la cálida piel en la mejilla de Top un chispazo de electricidad recorrió todo su cuerpo. No había podido liberarse de la mirada del mayor, de hecho le parecía que ni siquiera habían parpadeado, y para entonces cayó en las profundidades de sus ojos lobunos.

Seunghyun solo pudo contener la respiración mientras sentía la mente, o el alma, de Jiyong acercándose a tocar la suya, como un pequeño cachorro temeroso cuya curiosidad le hace acercarse a pesar de su miedo.

De inmediato ambos lobos se reconocieron, sus almas se distinguieron como parejas destinadas. Parecía que el tiempo se detenía entonces, todo su alrededor se desvaneció como si un telón los hubiera separado de la realidad.

Jiyong se levantó sobre sus puntillas para alcanzar la boca contraria, se colgó un poco de su cuello, Seunghyun contestó al estrecharlo contra su cuerpo con fuerza.

Daesung sonrió, notando lo que ocurría. Vio que Seungri estaba a punto de decir algo así que de inmediato lo tomó por el brazo, también sujetó a Taeyang para sacarlos a los dos de allí, antes de que ninguno tuviera oportunidad de romper el ambiente que se había formado.

Mientras tanto, el besos de los otros dos se había intensificado, el alfa había ya tomado el control y para ese momento tomaba posesión de la boca de Jiyong con voracidad, ambos embelesados el uno en el otro.

Cuando sintió que se quedaba sin aire Jiyong quiso apartarse un poco, pero Seunghyun no le permitió ir demasiado lejos, comenzó a besar su cuello con la misma intensidad a la par que sus manos buscaban desgarrar la pijama de cerezas.

Jiyong contestaba con la misma voracidad, disfrutando del tacto cálido de la piel de su pareja, disfrutando de su olor y de su sabor. Su lobo interno controlaba por completo aquella situación, satisfecho de por fin poder entregarse de esa forma a su alfa.

Fue aquel último pensamiento el que hizo reaccionar al pelirrojo, ¿desde cuándo se dejaba controlar así por aquel monstruo que vivía en su interior? Bueno, ¿desde cuándo lo hacía por voluntad propia? sería la pregunta correcta.

Aquello trajo también a su mente todo lo que había pasado con anterioridad, toda la pesadilla que había vivido. Cuando quiso alejarse Top le dio algo de espacio, aunque no lo soltó de los hombros con los brazos estirados.

Por algunos momentos solo se miraron, gracias al contacto de sus almas Seunghyun podía percibir aquel miedo que lo había atenazado de pronto.

—Tranquilo Ji, está bien, todo está bien.

—No, no, esto no, no está bien, ese monstruo... —Jiyong había comenzado a hiperventilar por el miedo.

En ningún momento Seunghyun lo soltó, por el contrario lo mantuvo sujeto con fuerza para darle un poco de seguridad, utilizando el contacto de sus almas para transmitirle algo de paz.

—Tranquilo Ji, estoy aquí —lo atrajo entre sus brazos, sin presionar demasiado, hasta que estuvo directo contra su pecho, con el oído sobre su corazón—. No somos monstruos Jiyong, somos lobos, parte de la naturaleza.

Poco a poco el pelirrojo se fue tranquilizando, aunque no dejó de temblar.

—Anda, ven déjame mostrarte la verdad de nuestros lobos, nuestra verdadera naturaleza.

—¿A qué te refieres?

—Solo, confía en mí, ¿puedes?

Casi sin dudarlo Jiyong asintió, la cercanía de Seunghyun, y más aquel curioso contacto extracorpóreo, le daban una tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo, se sentía querido y protegido como jamás lo había hecho.

De naturaleza libreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora