Bodas

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Capítulo 10
Martin: ¿Pero estás seguro de que esto va a funcionar? ¿Y si no le gusta?
Martin, confía en mí, ¿vale? A mi madre le encantará la sorpresa. Está completamente enamorada de ti y casarse contigo es uno de sus mayores objetivos en este momento.
Martin: Lo sé, pero esta sorpresa podría no ser tan agradable, ¿verdad? ¿Imagina que va a su desayuno y de repente es una boda? Puede que lo odie.
Miranda: Por eso no será el desayuno. Ya lo tengo todo pensado. Ya verás, mañana a esta hora Alicia Montiel se convertirá oficialmente en Alicia Guerra.
Martín: Me alegro de que me ayudes, nunca pensé que después de todo lo que pasó, me ayudarías con esto.
Miranda: Primero: era una niña insufrible. Segundo: Fuiste el único tipo que hizo feliz a los míos de una manera que nunca me di cuenta. Le diste una vida, una vida que no sabía que podía vivir y te lo agradezco y además fuiste el que más nos apoyó a mí y a Culebra.
Martin: Lo hice, pero me arrepiento, escuchar a ese niño roncar cada vez que duerme aquí es muy duro. ¿Cómo puedes soportarlo?
Miranda: Uso auriculares para dormir - dijo riendo.
Finalmente la relación de Miranda y Martin se equilibró. De los tres hermanos Montiel, ella fue sin duda la que más problemas le dio a Martín para conquistar. Al fin y al cabo, la joven adoraba a su padre y ver a su madre con otro hombre no la hacía feliz, pero el periodista no se rendía y luchó hasta conseguirlo. Ahora Miranda será su fiel escudero y su compañera de varias aventuras, además de ser su compañera de trabajo en el periódico.
Más tarde, ese mismo día
Miranda: Vamos mamá, Martín te está esperando.
Alicia: Hija, por favor, cálmate, ¿vale? Parece que nunca salimos a cenar.
Lo sé, pero hoy es especial, mamá.
Alicia: ¿Especial para qué? ¿Tiene alguna sorpresa? No me digas que culebra te va a pedir matrimonio. - dijo esperanzado.
Miranda: Claro que no mamá, Culebra y yo somos muy jóvenes, todavía falta un tiempo.
Alicia: Yo tenía tu edad cuando tu padre me propuso matrimonio, ¿sabes?
Miranda: ¿Y mira cómo ha quedado? Treinta y dos años después estáis separados y vivís con personas diferentes.
Alicia: No hables así hija, yo viví muchos momentos felices con tu padre y además te tuve a ti. Estaré eternamente agradecida a Sergio por haberme dado la alegría de ser madre de tres personas maravillosas.
Miranda: Lo sé, pero Culebra y yo tenemos mucho que vivir y aún así el matrimonio está completamente fuera de los planes.
Alicia: Lo entiendo mi amor, yo en tu lugar haría lo mismo.
Miranda: Madre - dije con curiosidad - ¿has pensado alguna vez en volver a casarte?
Alicia: No sé hija, el hogar se ha convertido en algo diferente para mí ahora, no sé si quiero volver a vivir esta emoción.
Miranda: Pero aceptaste la propuesta de matrimonio de Martin, ¿cuánto tiempo le vas a hacer esperar?
Alicia: No lo haré, es que no creo que sea prudente casarse ahora, después de este embarazo todo se ha vuelto más serio, ¿sabes? Pero tengo la intención de casarme con el hombre que amo lo antes posible, pero ya no es una necesidad en mi vida, ¿sabes?
Entiendo. -El joven periodista prefirió cambiar de tema. Estáis listos y llegamos tarde.
Los dos salieron de la casa lo más rápido posible. Alicia llevaba un vestido rosa claro, por orden de su hija menor que le rogó que se lo pusiera porque sería de extrema importancia.
Nada más llegar al restaurante, Alicia notó un movimiento extraño. No había mucha gente y todo estaba muy oscuro.
Alicia: Hija, creo que el restaurante no está abierto hoy, tendremos que ir a casa...
En cuanto el escritor terminó de hablar, la chica más joven sonrió y tocó el claxon, haciendo que un hombre moreno de ojos claros apareciera frente al restaurante con un ramo de rosas amarillas. Era Martín Guerra.
Alicia: ¿Qué pasa, mi niña? -dijo confundida. Pero antes de ser contestado, Martín le abrió la puerta del coche a Alicia y la miró a los ojos.
Martin: Hoy, mi amor, es el día de nuestra boda. ¿Aceptas hacer oficial nuestro amor? Dijo ofreciendo a Alicia el ramo de rosas amarillas.
Alicia ya tenía lágrimas en los ojos, sin poder decir ninguna palabra, cogió el ramo y salió del coche. Fue el primer sí de esa noche.
Los dos entraron entonces en el restaurante, allí la decoración era hermosa y sencilla como Alicia. Había flores por todas partes y al final de un pasillo con poca gente había un juez, dispuesto a oficiar la unión de Marlicia. Los dos se dirigieron hacia ella.

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⏰ Última actualización: Mar 19, 2022 ⏰

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