Cuando la vida de Abighail, comienza a desmoronarse, su mejor escape es escribir cartas a completos desconocidos, no sabe a donde llegaran, ni quien las leerá.
En su mente solo esta la idea de que es lo mejor que puede hacer para sacar todo su dolo...
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Querido lector...Querida Lectora.
Querido tú, que lees esto.
Querida amiga que te desgastas leyendo mis líneas.
A ti, al que ha tomado el sobre y lo ha abierto.
A ti, al que se ha sentado a leerme sin pensarlo.
Gracias.
El vacío me ha abrazado con fuerza hoy y he decidido aceptarlo como un invitado, no deseado, pero un invitado a mi vida. No puedo echarlo, nada lo llena, nadie lo calma.
Estas cartas no me salvan, no me salvaran, así que decidí, que esta sería la última.
Mas no me podía ir sin despedirme ¿No?
Se que ninguna de mis cartas tiene mucho sentido, mi vida misma carece de sentido. Todo se ha desmadrado de a poco, las experiencias solo hacen que todo me resulte penoso y agotador.
Mi primer amor fue una desilusión, el segundo no fue mejor y el tercero me creo una desesperación.
¿Cuántas veces debo pasar por ello para encontrar a alguien que me ame como en los cuentos? Verdad son cuentos, no es verdad, por eso ya me cansé, me rendir.
Ame tanto como pude, afronte tanto desamor como mi cuerpo pudo.
Rechazos una y otra vez.
Mentiras que venían sin parar.
Me canse, acepto el vacío, acepto que ya no necesito estas emociones.
Las emociones son pesadas.
Duelen.
Me gritan que no las deje marchar, que son parte de mí.
¿Pero quien necesita una parte así?
Yo no.
Yo ni siquiera necesito seguir.
Acepto este vacío.
Acepto que me dé su abrigo.
Adiós querido lector.
Adiós querida lectora.
Gracias por leerme.
Esta es mi despedida.
No creo que tengas más cartas que hacer.
Ya me desnudé.
Ya me desquité.
Ya nada queda en mí, solo el vacío que viene a decirme "hola, bienvenida a casa".
