39. Solo tu importas

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CORDONIA

Siendo la mañana siguiente en Cordonia, Liam estaba sentado en la sala de conferencias del palacio para el primer día de su reunión con los embajadores de Mónaco. La reunión ya fue larga, ninguna de las partes pudo llegar a un acuerdo factible. Después de tres horas, se acordó tomar un descanso de quince minutos. Liam y Sebastián se pusieron de pie para estirar las piernas. Se dirigieron a una mesa llena de refrescos y bocadillos mientras susurraban sobre las conversaciones hasta el momento.

Liam estaba sirviendo una taza de café cuando sintió que su teléfono vibraba. Mientras sorbía la bebida caliente, metió la mano en el bolsillo interior de su traje y sacó su teléfono para ver una alerta de noticias de última hora.

|| Genial... ¿Ahora qué? || Murmuró en voz baja cuando Sebastián se inclinó para mirarlo también. Se quedaron mirando la pantalla y vieron a Riley salir de un vehículo fuera de su edificio en Nueva York, con un Alexander cubierto. La mandíbula de Liam se apretó mientras observaba a Celeste tratando de abrirse camino a través del enjambre de prensa que arrastraba a Riley con ella. Y luego vio como de repente se separaron. Liam apenas podía distinguir a Riley gritando para que la dejaran pasar. Luego vio que empujaban a alguien contra su espalda y la vio desaparecer de la vista mientras caía al suelo con Alexander todavía en sus brazos || SEBASTIÁN || Gruñó cuando la mano que sostenía el teléfono se apretó y cerró sobre el dispositivo. Sebastián lo miró para ver su rostro de Rey rojo de ira y su mandíbula apretada con fuerza || ¿Qué MIERDA está pasando en Nueva York? || Liam siseó entre dientes.

|| Llamaré a Celeste || Sebastián salió corriendo rápidamente de la sala de conferencias sacando su teléfono.

Liam podía sentir su cuerpo vibrar de ira mientras miraba la repetición del video, vio a Riley caer y escuchó a Alexander llorar antes de que el video se cortara.

|| ¿Estamos listos para volver a reunirnos? Todavía tenemos mucho que discutir || Preguntó alguien. Liam se dio la vuelta cuando los embajadores comenzaron a regresar a la sala de conferencias || Su Majestad || Dijo uno de ellos, al ver la expresión de enojo de Liam || ¿Está todo bien? ||

|| No, no lo está ||

**

NEW YORK

Riley yacía durmiendo en el sofá frente a la chimenea a primera hora de la tarde, con un Alexander profundamente dormido en su cama junto a ella y con su tobillo hinchado y magullado, apoyado sobre unas almohadas. Estaban en los Hampton después de que Leo llamara a su amigo, quien les dio permiso para quedarse en su casa sin dudarlo. Se escabulleron por la parte trasera de su edificio en medio de la noche, sin ser vistos, e hicieron el viaje de dos horas hasta el acogedor pueblo costero que era prácticamente un pueblo fantasma ya que era invierno.

Sabía que Liam tenía sus negociaciones comerciales y les había pedido a Leo y Celeste que no lo llamaran. No quería molestarlo sabiendo lo importantes que eran estas reuniones y que no podía faltar a ellas. Estaba más enojada que herida y podía esperar hasta que Liam la llamara durante uno de sus descansos.

Riley comenzó a moverse sintiendo que el sofá se movía cuando alguien se sentó a su lado. Sintió una mano cálida rozar suavemente su mejilla mientras otra mano cálida envolvía la suya pequeña. Sus ojos se abrieron antes de que se agrandaran ligeramente.

|| ¿Liam? || Riley somnolienta susurró, su voz llena de incredulidad. Cuanto más lo miraba, más amplio sus ojos eran. ¿Esto es un sueño? Él tiene sus negociaciones comerciales O ¿Alguien lo llamó?

|| Hola || Susurró mientras su mano tomó la mejilla de Riley.

|| ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo llegaste hasta aquí? || Su voz era un susurro bajo para no despertar a Alexander. La ira se encendió en los ojos de Liam y su mandíbula se apretó ligeramente.

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