CAPÍTULO 2

23 4 4
                                    

La clase estaba vacía; estaba completamente sola. Si os soy sincera, tenía un poco de miedo de no hacer amigos. Era nueva y había aparecido a mitad de curso; todos tendrían sus grupitos y amistades. ¿Y si nadie quería estar conmigo?

Poco a poco empezó a aparecer la gente. Estábamos cinco personas en el aula y nadie se acercó a mí para presentarse. Hasta ahora eran chicas por cierto.

Después de unos quince minutos, el aula estaba casi lleno. Como en todos los institutos, cada persona estaba con sus amiguitos riendo y contándose los unos a los otros que habían hecho el fin de semana. No pude evitar poner la oreja a las chicas que estaban atrás de mi pupitre y escuché toda su conversación. Me pareció que todas tenían mucho dinero. Una esquió con su familia como todos los meses, otra visitó Valencia... Creo que eran de familias adineradas.

Miré a mi alrededor y hubo algo muy extraño en el ambiente que me sorprendió mucho: todas éramos chicas. ¿Dónde estaban los chicos? <<Seguro que llegan tarde para hacerse los chulos>> - pensé. Pasaban los minutos y nadie mostró ningún interés por la nueva. No lo sé, podrían acercarse a preguntar mi nombre o por lo menos preguntar de donde vengo. Bueno miento. Una chica me habló, pero... porque me había sentado en su sitio. <<Eres nueva y crees que puedes sentarte donde quieras>> - me dijo con un tono de humillación. Escuché que se llamaba Jimena. La observé un poco y llegué a la conclusión de que era la popular de la clase. No me extraña; era guapa, alta, tenía unos ojos preciosos... El estereotipo de chica que tiene muchos chicos detrás de ella.

No os he hablado de mi nuevo pupitre. Era un sitio precioso en una muy buena localización. Efectivamente, en última fila y pegada a la pared. Me sentía más marginada de lo que estaba y no veía a penas la pizarra.

Ya eran las ocho. El profesor llegó muy puntual y nada más pisar el aula todas se mantuvieron en silencio. El maestro mostró una gran autoridad sobre sus estudiantes. Bueno, es el profesor de Historia; supongo que es normal. Mi profesor de historia de mi anterior instituto también era una persona con autoridad. Era capaz de que todos estuviésemos en silencio y atendiendo, a pesar de que siempre estaba algún chico haciendo el tonto y vacilándole. Tengo ganas de que lleguen los chicos.

El profesor de Historia, que se llamaba Jose María, me obligó a presentarme delante de todos. <<Me llamo Lucía, soy de Madrid y estoy muy contenta de estar aquí. Tengo muchas ganas de conocer gente nueva y de hacer amigas>> ¿Qué más iba a decir? Todas me miraron con atención; me esperaba alguna risa, pero no fue así.

Justo cuando acabé, alguien entró por la puerta. <<Por fin llegan los chicos>> - pensé. Pues no. Era una chica. ¿De verdad todos los chicos hacían pellas en historia?

La chica entró exasperada y se fue directa al pupitre que se encontraba a mi izquierda, con la cabeza bien alta y la mirada fijada en su asiento. José María, molesto pero calmado, le recriminó el no haber pedido perdón ni tocar la puerta antes de entrar adentro. La chica, con mucho carisma, lo ignoró completamente. <<¿Me has oído?>> - dijo esta vez con un tono más alto. <<Mira José María, he llegado tarde. ¿Qué quieres que haga? No voy a ponerme de rodillas, sabes>> - respondió desafiante. En ese momento, las demás alumnas empezaron a hablar sigilosamente entre ellas. <<Siempre igual>>, <<Lo hace para llamar la atención>>... - escuché. El profesor continuó dando la materia. Concretamente, la guerra civil. Todas se callaron.

Efectivamente, a mi izquierda se encontraba la "rebelde" de la clase. Lo escribo entre comillas porque no quiero juzgarla sin antes conocerla. Ella también era una mujer hermosa. Un poco más alta que yo, pelo negro, labios gruesos, y unos ojos muy bonitos. Tampoco la observe mucho más, no vaya a ser que me diga algo.

Supongo Que Estoy EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora