Supongo Que Estoy Enamorada

CAPÍTULO 6

Prometí que no volvería a pasar. Me avergonzaba pensar que el director pudiera adoptar esa imagen de mí; el de una chica que no me representa para nada. Pedí perdón y me levanté. No quería pasar ni un segundo más en el despacho del director Longbottom.

No sé que me enfurecía más: el hecho de que ese vídeo estuviera por las redes sociales con la posibilidad de que pudiera llegar a cualquier persona o no saber quién fue la persona que lo grabó. ¿Aurora? ¿Jimena quizás? ¿Y si Dani veía el vídeo?

Entré a clase y me dirigí directamente a mi sitio, con la cabeza agachada. Tenía la sensación de que todas tenían el vídeo y se estuvieran riendo de mí, aunque en realidad nadie me miró. Estaban atendiendo al profesor.

Nada más sentarme en la silla, la clase acabó. Parece ser que estuve más tiempo en el despacho de lo que pensaba. Nora me preguntó la razón por la que el director me había hecho ir a su despacho, pero decidí no contarle la verdad. No quería hablar de ese tema; era mejor dejarlo pasar. <<Nada importante. Tan solo quería preguntarme por mi comienzo y adaptación en el centro>> - respondí. No me volvió a preguntar más sobre aquello.

Teníamos casi media hora de descanso. Cada una se juntaba con su grupo de amigas y bajábamos al patio de abajo. Algunas aprovechaban para descansar, otras para cotillear... Cada grupo hacía algo diferente, pero nada especial. Jimena, en cambio, se escapaba del instituto con Naroa y Elena para fumar. Ellas sabían que se jugaban la expulsión, pero no les importaba; parecían tener un plan infalible. Además, contaban con el resguardo de todas las demás, que las ayudaban a entretener a los profesores por si se acercaban a la puerta principal, para que pudieran salir o dar la vuelta al edificio más fácil. Yo, a pesar de no ser su amiga, tampoco decía nada. No quería que me llamaran chivata en lo que quedaba de curso ni que me hicieran la vida imposible. Mucho menos ahora, que podrían usar mi vídeo como arma. Igualmente, yo no era así. No me gusta meterme en problemas y era mejor dejarlo estar. Al fin y al cabo, a mí no me hacía ningún mal.

Nora, Uxue, Maialen y yo nos sentamos en las escaleras de la entrada principal. Cada más las conocía, mejor me caían. Creo que poco a poco estábamos consiguiendo crear un bonito grupo de amistad. Uxue nos contó que unos cuatro días atrás pilló a su hermano mayor comprando un perfume de mujer por una página online y ella se pensó que tenía una novia secreta. Sin embargo, hoy se ha dado cuenta de que era un regalo para su madre por su cumpleaños. Cumplía 44 años y no se acordaba. No paramos de reírnos.

Nora nos contó el rollo que tenía con un chico de nuestra edad que estudiaba en el instituto Santo Tomás (o algo así). <<A mí la verdad que me gustan los chicos mayores, pero es tan guapo... Además, tiene moto... Me tiene loca>>. Cada día tenía más claro el prototipo de chico que le gustaban a Nora: alto, fuerte, motorista, con tatuajes y una chupa negra. Aquel chico, cumplía con esos requisitos.

Justo unos segundos antes de que sonara la campana, vi a Jimena y sus dos amigas saltando la vaya del campo de tenis para entrar. La profesora de geografía vigilaba junto al profesor de educación física por la zona que solían entrar, por lo que no les quedó más remedio que cambiar su plan. Aun así, entraron con facilidad y nadie, aparte de mí, las vio.

Las clases acabaron y mis amigas se quedaron en un parque de al lado del instituto menos yo. Decidí volver a casa para terminar un trabajo individual sobre la globalización. Entre bromas, me llamaron aburrida y empollona, pero lo mejor era acabarlo cuanto antes, ya que en seguida vendrían los exámenes parciales. Además, el tema que me tocó me parecía muy interesante, y tenía ganas de continuar conociendo más sobre el asunto. Decidí hablar sobre sus ventajas y desventajas y una breve explicación de su evolución durante los últimos siglos. Luego, tendríamos que hacer presentación delante de todas las demás