Supongo Que Estoy Enamorada

CAPÍTULO 4

Dejé la cazadora en un perchero que estaba nada más entrar en la casa, y me acerqué a la multitud. Todas me saludaron con una gran sonrisa, hasta los chicos que no conocía. <<Toma, coge este cubata. Tienes que animarte>> - me dijo una compañera de clase que conocía de vista. Yo no había bebido mucho alcohol en toda mi vida, solo unos tragos, pero cogí ese vaso, que no sabía que llevaba, y lo bebí poco a poco. Media hora más noté sus efectos. No me sentía mareada, pero era como si todo se moviera diferente. Más lento, pero más rápido a la vez. Bailaba, reía... me sentía muy a gusto. Yo creo que al ser una bebedora de lo más novata, hizo que me subiera más rápido. Me dirigí a la cocina, donde estaban todas las botellas.

Una vez allí, no sabía qué coger. Había Kas, Coca-Cola, Vodka y otras bebidas que desconocía. <<¿Puedo ayudarte? Se te ve indecisa>> - me preguntó alguien. Me di la vuelta y era un chico. Probablemente, el primer hombre con el que hablé en San Sebastián. Era de estatura mediana, con el pelo y ojos marrones. Vestía muy elegante.<<Sí, por favor>> - le contesté. Se acercó a las botellas y me preguntó que me apetecía beber. Yo, sin conocer a penas mezclas, le pedí Coca-Cola con Vodka. <<¿De verdad? ¡Pero si eso está malísimo! Aunque si quieres beber eso, no seré yo quien te lo impida...>>. Después de darme cuenta de que mi elección no había sido la adecuada, intenté arreglar la situación: <<Estaba bromeando, ¿a quién le gusta eso? Elige tú>>. Mi intención no era hacerme la interesante, pero no quería que pensara que era una niña. Creo que me hizo algo llamado Gin Kas. Estaba rico, me gustaba. Él se hizo otro. Nos dirigimos a la pista de baile, que en realidad era la sala, y nos juntamos con los demás. Allí conocí a Mikel, Pablo, Asier y algunas de clase que todavía no sabía sus nombres. El chico que conocí en la cocina se llamaba Iñigo.

A la hora y media de que yo llegara la gente estaba cada vez dividida y repartida por toda la casa. Jimena estaba ligando con un chico en la cocina, Irati entró con Pablo a una de las habitaciones del piso de abajo, algunos estaban arriba... Cada uno iba a su bola. Dicho en otras palabras, en la sala solo nos quedamos los que no habíamos ligado todavía. Bueno, excepto Aurora que estaba a unos metros de nosotras liándose con Asier. Allí estaban, dándose el lote como delante de todos. Unos pocos minutos más tarde subieron al cuarto de ella. Daba la sensación de que no subieron antes arriba para presumir un poco de haber conseguido besar al chico que le gustaba.

A mí no se me acercaba nadie. Lógico si mirabas a tu alrededor y veías a chicas guapas, con mucho dinero y con buen cuerpo bailando cada vez más cerca de ti. ¿Qué chico desaprovecharía una oportunidad así? De hecho, parecía que algunas fueron a la fiesta sólo para ligar. Se acercaban al elegido, le sonreían, bailaban con ellos, les susurraban, ponían sus manos en los hombros y... ¡Misión cumplida! Son como leonas cazando a su presa. Dicho así parece fácil, pero se nota que tienen experiencia. Son unas profesionales del ligoteo. Además, yo soy más tímida que ellas.

Mientras buscaba el servicio del piso de abajo, me crucé con uno de los chicos que estaba bailando con nosotras hace unos pocos minutos. Creo que se llamaba Álex. Llevaba un jersey azul marino de marca, unos pantalones marrones y un pelo de lo más repeinado. Se notaba que su familia también era adinerada, o por lo menos, eso parecía. Bueno, ¿quién de esa fiesta no tenía dinero suficiente? Al salir le vi de reojo en la cocina preparándose una bebida. <<Te recomiendo un Gin Kas>> - le dije después de entrar. <<Gracias por tu recomendación, pero prefiero Vodka con Coca-Cola>>. Yo pensaba que me estaba vacilando, que a lo mejor me había escuchado hablar con Iñigo criticando esa mezcla, pero estaba diciendo la verdad; se hizo un cubata con esas dos bebidas que supuestamente tan mal resultado daban, y comenzó a beberlo sin ningún problema; le gustaba. Yo no quería beber más; ya se me había ido el efecto del alcohol y ya era suficiente. Además, ya se estaba haciendo tarde y pronto sería hora de irse a casa.