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Pasé de estar tumbada en mi cama a levantarme bruscamente y correr en dirección a la puerta.
La abrí y miré directamente mi buzón, y al asomarme, ahí estaba, una carta. Era esa carta que yo había ignorado días atrás, y que no sabía que me afectaría tanto en los próximos minutos.

Las flores que también estaban en el buzón, se habían marchitado. Cogí la carta con cuidado y volví a mi habitación para leerla más detenidamente, por alguna razón tenía miedo y no sé porqué.

Abrí la carta y el contenido era el siguiente:














Estimada Keqing:

Lo siento, de verdad que lo siento, pero no podré acompañarte a la feria del Viernes. Yo fui la primera a la que le hacía ilusión pasar tiempo contigo, pero ahora me duele ser también la primera que tiene que rechazarlo. También lo siento por haberte dicho esto en una carta, pero pensé que si me presentaba en persona no me querrías ver. Y sobre todo, lo siento por hacerte enojar.
Agradezco el tiempo que pasaste conmigo, aunque no fuese demasiado, fue suficiente para mí. Lo que quiero decir con esto es que me quiero ir. Quiero desaparecer e irme lejos. Si algún día me encuentras, ¿me puedes prometer que me vas a saludar? Te dejé estas flores, son flores chingxin, espero que te gusten.

Atentamente: Ganyu












No podía creer lo que estaba leyendo, mis ojos se llenaron de lágrimas. ¿Qué quería decir cuando dijo <<Quiero desaparecer y nunca volver>>?

¿Era mi culpa? ¿Significaba esto que no podría volver a verla nunca más?

Me tiré al suelo y me sentí más culpable que nunca. Tal vez ella se sentía mal antes de que yo apareciese en su vida, y lo estropee aún más con ese estúpido enfado que tuve. Solo quería volver en el tiempo y decirme a mi misma:
"¡No le digas eso! ¡Quédate con ella!"

Pero era demasiado tarde. Necesitaba volver a ver a Ganyu, necesitaba volver a poder sentir uno de sus abrazos. Esta vez, lo necesitaba más que nada en el mundo. Y nada me iba a parar.






















Empezó una tarde de tormenta y de frío, pero eso no me importaba. Mis objetivos estaban bien claros, y tal y como dijo Ganyu en su carta, también esperaba que la encontrase y la "saludase".

El primer lugar en el que pensaba buscarla era la montaña Aozang, aunque sí que estaba lejos. Pensé en maneras para llegar sin convertirme en un cubito de hielo literalmente, y ví algo que me venía muy bien en ese momento: una bicicleta apoyada en la pared de una casa, aunque había gente no muy lejos de ella. Pero no había otro remedio, tendría que hacerlo.

Me acerqué y me monté en ella lo más rápido que pude, pero luego escuché gritos a mis espaldas.

-¡EH! ¿QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO?

Pedalee lo más rápido que pude y conseguí alejarme de ellos. Mi corazón latía rápido, no estaba segura de si Ganyu iba a estar allí, ni de donde podría encontrarla, además la carta había sido enviada hace unos días y eso casi aseguraba que ella se había ido. Pero algo de lo que sí estaba segura es que necesitaba encontrarla.

Después de un buen rato, me paré en un lugar para descansar. Dejé la bicicleta en el suelo, empezaba a sentirme culpable por robarla. Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas, ¿y si todo esto al final no merece la pena? ¿Y si Ganyu se fue para siempre?

Ni siquiera me paré a razonar el porqué de que Ganyu ahora fuese importante para mí, pero quería verla, sentía que no había valorado suficiente el tiempo que pasé con ella.

Me puse en pie y volví a montarme en la bicicleta.

Empezaba a alegrarme cuando estaba cerca de la montaña Aozang, tenía esperanzas de que siguiera allí. Cuando por fin llegué, dejé la bicicleta y comencé a buscar a Ganyu por esa montaña. "Porfavor, porfavor espero que sigas aquí" decía en mi mente.

Se sentía tan nostálgico estar en ese lugar, pero también tan deprimente. La tormenta no cesaba, así que me acordé de esa caseta que me había protegido de la lluvia hace tiempo. Corrí al lugar y seguía en su sitio.
Entré como un ladrón entra en una casa ajena, y tristemente Ganyu tampoco estaba ahí.

Luego, me di cuenta de algo. Gran parte de las cosas que habían ahí ya no estaban, solo quedaron estantes y sillas. Pareciera como si alguien hubiera robado todo lo de valor.
Pensaba en quedarme en la caseta hasta que la tormenta parase, pero mi nerviosismo por saber donde estaba Ganyu me podía, así que salí inmediatamente.

No se si fue por mi imaginación o por lo mal que había dormido estos días, pero logré ver una silueta peliazul muy a lo lejos, sentada o acostada en la hierba.
No sabría explicar la emoción que sentí por eso, y corrí hacia ella muchísimo más rápido de lo normal.

Y sí, para mi sorpresa, era la hermosa Ganyu, la que había estado buscando todo este tiempo.

-¡G-Ganyu! ¿E-estás despierta?

Mi tono de voz estaba a punto de romper en llanto, me empecé a inquietar bastante porque no me respondía.

-¡Ganyu!

-P-porfavor, r-respondeme
-¿Ganyu? pregunté prácticamente llorando.

Por más que la movía ella no despertaba. Tenía ganas de morirme ahí mismo.

-¡GANYU! ¡GANYU! repetía mientras lloraba.

Puse mis manos entrelazadas a las suyas y las apreté con fuerza. Estaban frías, aunque las mías también.
Para mi suerte, Ganyu movió un poco el dedo y sus ojos se abrieron levemente, pero no llegó a pronunciar palabra alguna.

La cargé en mi espalda y la llevé a la caseta. Ahora era yo la que la dejaba en una silla e intentaba ayudarla.

Tenía miedo, tenía miedo de que no llegase a responderme, pero si lo hizo.

-¿K-ke-qing? ¿Que ha-haces a-aquí?

Abracé con fuerza a Ganyu, pero noté algo en sus brazos, eran heridas abiertas, no pude expresar palabra alguna cuando lo ví.

Empecé a rebuscar en ese lugar algo que pudiese ayudarme a curarla, pero no encontré nada salvó una pequeña manta.

-N-no te preocupes, e-estoy bi-bien
Me dijo tartamudeando.

Cogí la manta y la puse sobre Ganyu para que entrase en calor.

Luego cogí otra silla y me senté con ella. Un tiempo después, la peliazul se había dormido.

Esta vez, volví a mirar a Ganyu, pero no de la misma forma en la que la miraba otras veces. Esta vez, verla hizo que sintiese algo extraño y empecé a sentir mis mejillas calientes mientras me dormía con ella.

𝐀𝐪𝐮𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐟𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐜𝐡𝐢𝐧𝐠𝐱𝐢𝐧 (𝙶𝚊𝚗𝚚𝚒𝚗𝚐) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora