Quizás un mal sueño también es un sueño por cumplir.

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MARINA

Quizás nunca fui una persona la cual agradase a los demás, pero a Lucas quizás si le agradaba, quizás el podría rellenar aquella parte que sentía que se había ido con mi hermana.

Nunca hablaba de la desaparición de mi hermana, nuestra relación se basaba en llevarnos bien el 0,001% del tiempo.

Nunca habíamos estado muy unidas, aún así, su ausencia en casa me había dejado un agujero en el pecho el cual no había forma de rellenar. Ese agujero fue haciendose más grande a medida que las desgracias habían llegado a mi casa, ya que ya no podía llamarlo hogar.
Pero supongo que la vida siguió, mi terapeuta solía decirme que no podía quedarme estancada allí, que debía seguir adelante.
Pero sinceramente, ya no veía razones para hacerlo.
Había llegado a un punto en el que dormía para no pensar, pero terminaba soñando con ellas, mi madre y mi hermana, los 5 meses que la habían buscado antes de archivar el caso y, los 5 años que mi madre había luchado contra la enfermedad que finalmente le arrebató todo.
Pero también me lo arrebató a mi, arrebató aquel brillo que solía aparecer en mis ojos, aquellas sonrisas y aquellos helados en las noches de verano por el paseo marítimo.
Odiaba a mi hermana, seguía haciéndolo, no era justo. Sin más, un día se fue. ¿Alguna vez pensó como me afectaría a mi?
Papá solía decir que aparecería, pero tan solo apareció su teléfono, jamás supimos si ella decidió irse o si le obligaron a hacerlo.
Desde entonces solía recurrir al tabaco como vía de escape.
Sabía que no era lo mejor, pero era lo que mejor me hacía olvidar.
Abrí la puerta de la burhadilla y allí estaba papá.
Me miro con pena, como llevaba haciendo los últimos meses.
-Marina, segura que estás bien?- dijo bajando la cabeza al suelo.
Las primeras notas de Eleanor Rigby comenzaron a sonar en mi cabeza
aaaah, look at all the lonely people
-Si papá, lo estoy- y mentí, mentí como llevaba sin hacerlo años, no quería dolerle más, la perdida de su hija mayor había dejado un corazón agrietado el cual había estallado en mil pedazos tras la pérdida del amor de su vida.
Quizás mi padre y yo no éramos tan diferentes.

ESTELA
Seguía corriendo, el miedo seguía corriendo por mis venas, no sabía cuánto ni cuando había entrado ahí, tampoco si saldría.
O por lo menos viva.

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⏰ Última actualización: May 15, 2022 ⏰

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