love, Louis. | LS.

7. Tic tac

Lo único que podía escuchar era el tic tac del reloj despertador.

Desde que Sabrina se había ido, su habitación no era la misma.
Su vida no era la misma,
él ya no era el mismo. Louis sentía que había envejecido, mínimo, diez años.

"Vos sos el padre de Luna, Louis"
siete palabras habían bastado para poner de cabeza su actualidad entera.

El tenía que hacerse cargo, no solo monetariamente, tenía que hacerse cargo. Tenía que estar para ella, porque era su chiquita. Alguien que no se imaginó, ni esperó, pero sin embargo; ya estaba ahí.

Pensaba en que iba a pasar. ¿Cómo debería seguir? ¿Iba a contarle a Tita? ¿Iban a organizar un régimen de visitas? ¿Le contaría a Tanner que es tío? Y Harry.

–Ay, Harry. –dijo en voz alta, aunque estuviera solo encerrado en su habitación. Él sabía, si hablaba, Harry se quedaría a afrontar las que se vienen junto a él.
Sus palabras se convertirían en sogas, en esposas, en cadenas.

Si Louis contaba algo sobre la pequeña, arruinaba el futuro del rizado.

En ese momento, tocaron la puerta.

—Lou, ¿abrís? soy yo, Dana. Bueno, y Tanner.

Louis pensó, en ese preciso momento. Les iba a contar.

Se miró al espejo antes de dejarlos entrar a la habitación, seguía estando pálido. Abrió.

—Hey. –dijo Dana, dándole un beso en la mejilla. – ¿Qué pasó? Parece que viste un fantasma.

—Peor. –musitó Tanner, acostandose en la cama.– Parece que viste más de un fantasma. ¿No querés una coca cola? Parece que te bajo la presión.

—Yo.. –Louis balbuceaba, no le salían las palabras.

Danielle miró a Tanner, un poco preocupada. Este se sentó cerca de su hermano.

—Eu. ¿De verdad pasó algo?

— Sabrina.. Ella.. fue mamá.

Sus compañeros se quedaron atónitos.

—Ay, Lou. Me imagino por lo que debes estar pasando, estuviste tiempo con Sabrina, y ahora... Que loco.

—No, Tann, no es eso, hermano.

—Y entonces, ¿qué es Lou? —preguntó, está vez, la castaña.

—Que el papá soy yo.