love, Louis. | LS.

8. Al fin, fugitivo.

Eran las nueve de la noche, Harry lo había estado llamando, unas quince veces. Louis no lo había atendido.

Estaban los tres anonadados por la noticia, sentados en el patio, hablando bajo. Viendo de lejos como Tita y Marcos preparaban unos fideos con salsa.

—ADN, Lou. A mí me parece que lo tenés que hacer.

—Mañana mismo, incluso.

—No, Da, mañana quiero estar con Harry. Ella me pidió si podía tener a la bebé unos meses. Eso me impediría viajar con él.

—No creo que sea justo que pospongas tus sueños y tú futuro si la nena no es tuya, hermano. Creo que deberías hacerte la prueba cuánto antes.

Tanner tenía razón, claro estaba. Pero era ese algo lo que le daba certeza a Louis. El sabía que era papá.

En ese momento, Tita los llamó para entrar a comer.

—Creo que tenés que decirles. –susurró Danielle– Si querés posponer contarle a Harry, bueno, pero a los abuelos no, Lou.

El nombrado asintió, mientras observó como su hermano se adelantó y ayudó a su abuelo a poner la mesa. Todos estaban comiendo.

—Muy bueno está, abus.

—Gracias, cielito. Consulta, ¿a qué hora se va Harry mañana? ¿Van a ir a dejarlo en el aeroparque?

—Se va a las cuatro de la tarde, como va en avión, en tres horas está en la Capital. –contestó, desganado. – Abuelos, yo quería decirles algo.

—Ay Louis, no me asustes.

—Eso, Louis, no pongas suspenso que tu abuela y yo...

—No, no, no es algo grave. Es que.. vieron que hoy vino Sabrina...

—Sí, la vimos pasar. Saludó y todo.

—Bueno.. ella me contó que fue mamá.

Marcos tragó saliva, ya se veía venir la noticia.

—Yo soy el papá.

Después de una cena llena de preguntas sobre el futuro, Louis se sentía más aliviado de haberlo charlado con las personas que lo criaron.

La idea para afrontar el lunes era que, Tanner, Louis y Marcos irían temprano para el laboratorio a ver si tenían suerte.
Esperarían 24 horas y tendrían los resultados pertinentes.

Todos ya se habian ido a dormir, menos él. No lo pensó más, se puso el pantalón de pijama y se fue directo a la casa de enfrente.

La puerta principal estaba cerrada, claramente, eran las doce de la noche.
Pero, la puerta del patio estaba sin llaves. Louis la empujó levemente, saludando a Tuli, el perro de los Styles.
Trepó hasta la habitación del rizado, guiado por la enredadera y la luz de la luna. Abrió la ventana.

—Al fin, fugitivo. —habló el sueño de casa. — Pensé que no ibas a venir. Me voy en, no sé, ¿diez horas? y vos ni aparecías.

—Disculpa, Hache. –suplicó, abrazándolo. – Tuve una noche rarísima.

Harry correspondió el abrazo, hundiendo su nariz en los cabellos castaños. Sentía que Louis estaba raro.

—¿Me querés contar? Vi que Tanner le abrió a Sabrina hoy.

El ojiazul lo dudó. Si hablaba, las valijas que estaban hechas y cerradas listas para partir, quedarían ahí. Sin irse, arriba de la cama. Harry se iba a terminar dando de baja de la universidad, se quedaría ahí en el pueblo, solo soñando encerrado en su casa.

Pero él, afrontaría lo que se viene junto a su ancla. Era un horizonte dónde Harry salía perdiendo, y él, salía ganando. Se quedaba sin su pilar, pero, por lo menos; le permitía a Harry tener un futuro mejor.

—Yo...

—¿Qué, Louis? No me asustes.

—Nada, yo... Sabrina me pidió que vaya a su casa el martes. –mintió. — Creo que quiere dejar las cosas arregladas, se va a trabajar afuera.

—Ah. ¿No querés arreglar nada vos?

"Lo único que quiero hacer es contarte la verdad." —No. Ya es pasado lo de Brina.

Harry asintió, preparando la cama, hizo un gesto que Louis interpretó como una invitación para acostarse junto a él.