Uno

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Querido Peter:

No sé dónde estás, no sé por qué te has ido y no sé cuándo volverás. Llevo días reproduciendo la última vez que te escuché, analizando cada palabra, buscando una pista que me ayude a encontrarte. Llamé a Jane y a Bell, incluso hablé con M, pero ninguno de ellos sabía nada. Tengo miedo, Peter. Me es horrible pensar en lo que te puede estar pasando ahora mismo, en los motivos por los que huiste. Y lo peor es que aunque lo intento, no consigo averiguar nada. Me siento impotente, malhumorada y agotada. Necesito que vuelvas. Por favor, Peter. No puedo seguir sin ti.

Debo pensar en otra cosa, algo feliz que borre de mi mente por unos segundos todo esto. Recuerdo tus cartas. Aparecían en mi ventana, en las noches más oscuras. Eras tú quien iluminaba mi vida con esperanza, Peter. En ese momento no pensaba que estar lejos de la persona a la que amabas podría doler tanto como decías en tus cartas. Las leía cien veces hasta que podía recitarlas con los ojos cerrados. Olían a ti, ¿sabes? A madera y a lluvia. Dormía abrazándolas, sintiendo que tú estabas a mi lado. Podía soñar por unas horas hasta que abría los ojos y veía un monton de hojas arrugadas en el suelo. No sabes cuántas veces quise huir, lejos, contigo; olvidarme de lo que tenía ahí y empezar de nuevo. Pero el miedo me paralizaba y me recordaba lo mucho que había sufrido en el pasado. Y luego estaba él. Lo amé muchísimo, Peter. Puede que incluso tanto como a ti. Pero había algo diferente, algo que te hacía especial. Aún veo eso en ti.

Tengo mucho que contarte, Peter. Empezando por lo que ocurrió once años atrás.

Siempre tuya,

Wendy.

PeterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora