The Trial

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Desde ese día, Violet no había podido evitar verlo de otra forma. Le dolía que pensar que era una persona difícil de amar, pero no sabía muy bien que hacer al respecto.

- Sal... ¿Puedo dormir en tu habitación esta noche? Mi madre se fue, y no quiero estar sola.

S: Um... Claro, no hay problema...

- ¿Qué? Parece que nunca haz tenido una chica en tu habitación. -dijo en tono burlón, pero el chico solo se quedo en silencio.- Vaya... Bueno, me alegra ser la primera.

(...)

Dió un suspiro antes de abrir la puerta de su habitación, haciéndose a un lado para dejar pasar a Violet.

El gato de Sal pasó por la puerta, enredándose en las piernas de Violet mientras ronroneaba. Violet instintivamente cogió al gato entre sus brazos, pasando los dedos entre sus orejas son suavidad.

Sal se quedó en silencio observando a Violet, y por alguna razón en ese instante se percató de algo. Cada detalle de la delicadeza de su persona causaba un sentimiento de calidez en él, y era algo que no sentía desde la muerte de su madre. Una sonrisa melancólica se formó debajo de su prótesis.

- ...Gizmo, ¿verdad?

S: "- Si. Lo he tenido desde hace años. Parece que le agradas."

"- Adoro a los gatos"

Violet se recostó sobre su cama para mirar el techo. Pasaron algunos minutos sin que ninguno de los dos hablara, sin embargo era un silencio cómodo, se sentía en paz, un tipo de paz de no había sentido en mucho tiempo hasta que conoció a Sal.
Su cuerpo comenzó a pesarle mientras cerraba los ojos.

"- Tengo algo que darte" 

Cuando Violet sintió la presencia de Sal acercándose, sacó un pequeño detalle del bolsillo de su suéter.

S: "- ¿Qué es?"

"- Extiende tu mano."

Sal obedeció y la chica puso una pequeña pulsera de hilo rojo en su mano, abriéndo ligeramente los ojos para mirarlo.

"- Hay una leyenda vieja. Aquellos que estén unidos por el hilo rojo están destinados a vivir una historia importante, y no importa cuánto tiempo pase o las circunstancias que se encuentren en la vida. El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse... pero nunca romperse."

Sal no dijo nada, solo le hizo una seña con la cabeza para que se hiciera a un lado y se recostó junto a ella.

Los ojos de ambos comenzaron a cerrarse.

-

Para ese momento ya eran las 4am y todas las luces del edificio estaban apagadas. Violet se recostó sobre sus codos, confusa. Se fijó en la hora del despertador acomodado en un mueble y volteó a su costado, entre la oscuridad pudo admirar la silueta de Sal.

Se le quedó mirando unos segundos, y se dejó llevar por su deseo y curiosidad.

Puso una mano detrás de su nuca mientras que con la otra sostenía la barbilla de su prótesis.

*click*

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N̶o̶ t̶h̶o̶u̶g̶h̶t̶s̶. H̶e̶a̶d̶ e̶m̶t̶y̶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora