2. La Realeza Amada

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Resumen:

Es el cumpleaños de Loki y recibe un regalo que nunca deseó.

El templo estaba decorado con rosas azules y blancas de Jotunheim que a Loki le encantaban y que además llevaba un vestido nuevo

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El templo estaba decorado con rosas azules y blancas de Jotunheim que a Loki le encantaban y que además llevaba un vestido nuevo. Tenía mangas largas y transparentes, bordadas con plata y rubíes que se pegaban a su piel. El vestido estaba ajustado alrededor de su pecho, hecho de terciopelo blanco y la falda bordada suavemente. La falda se estaba ensanchando desde su cintura, lo suficiente como para girar alrededor de sus tobillos mientras caminaba hacia la montaña donde se construía el Templo de Loki. Su pelo azabache estaba trenzado alrededor de su cabeza como una corona y decorado con plumas blancas y más rubíes. Unas pequeñas hebras cayeron alrededor de la cara de Loki, haciéndolo aún más hermoso. Sonrió a todos, saludó con la mano, aceptó más rosas mientras caminaba y agradeció a todos los que vinieron a celebrarlo.

El rey y la reina caminaban a su lado, orgullosos como siempre y sus hermanos caminaban unos pocos pasos atrás, manteniendo una conversación ligera para desviar su atención de celebrar aún más a Loki. Loki entró en su iglesia, asombrado por la belleza del lugar. Todo gritaba Loki. Era como si convirtieran su personalidad en una pieza arquitectónica. La multitud aplaudió cuando se paró frente a su estatua y levantó sus brazos en el aire. Abrió la boca para bendecir a su pueblo y agradecerles por este maravilloso lugar, cuando un poderoso trueno rugió alrededor del reino.

—¿Qué es esto? —Loki se volvió hacia su padre, que parecía asustado.

—No —exhala Farbauti—. No es posible —susurró ella, corriendo hacia Loki y agarrándolo en sus brazos. Apoyó la cabeza en su vientre, mientras sus brazos lo sostenían como cuando era niño.

Dos figuras altas aparecieron ante la familia real y la multitud jadeó al unísono. Los dioses que olvidaron por mucho tiempo ahora estaban frente a ellos y parecían enojados.

—¡Laufey! —Odín gritó.

El rey Jotun se recogió, obligó a sus rodillas a no temblar mientras caminaba hacia él padre de todo y se arrodilló frente a él. Ahora tenía la misma altura que el mismo Dios. El hombre más joven que estaba a su lado vestía una armadura dorada y una capa roja, parecía una versión mejor del joven Odín.

—Dime, Laufey. ¿Quién le otorgó a tu reino paz y prosperidad? —preguntó Odín mientras comenzaba a caminar en círculo alrededor del rey de manera burlona.

—Tú, Padre de todo.

—¿Quién tuvo la amabilidad de no destruirte después de atacar a Midgard?

—Tú, Padre de todo.

—¿A quién juraste tu lealtad?

—A tí, Padre de todo.

—Dime entonces, ¿de quién es este templo? ¿Se construye en celebración de mi hijo, Thor?

Laufey cuadró sus dientes, era tonto. Por supuesto, Odín no les permitiría celebrar a Loki, no, era demasiado narcisista para eso.

El veneno en mi sangre - Thorki -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora